ÁREAS de
INVESTIGACIÓN

Energia

| Artículos de opinión

Nuevo atentado desinformativo: La Nación, el supuesto nexo con Irán y las fuentes tergiversadas

Autor | Cecilia Rodríguez


Conflictos de Interes
La autora no manifiesta conflictos de interés


Palabras Claves
Argentina, atentado desinformativo, espionaje británico, Irán, La Nación, manipulación mediática, Mariano Obarrio, nexo, nuclear, sesgos cognitivos



16-04-2015 | Cualquier periodista de La Nación no dudaría en afirmar que el espionaje ilegal es condenable siempre. Pero las excepciones a algunas reglas parecen ser como las brujas para algunos medios: no se debe creer en ellas si uno se considera un medio "serio"… pero que las hay las hay.


Introducción
El espionaje ilegal no es aceptable de ninguna manera, seguramente diría cualquier editor de La Nación. Pero, dada la construcción discursiva de algunos artículos publicados por ese medio, aparentemente se aceptarían excepciones. En este caso, el espionaje británico sobre la República Argentina.

En su artículo del 4 de abril titulado "Revelan espionaje británico por Malvinas y por el nexo con Irán", el diario La Nación toma posición desde el título: este espionaje estaría supuestamente motivado no solo por la cuestión Malvinas sino también "por el nexo con Irán". Esta forma de establecer relaciones de causalidad está enmarcada en un posicionamiento político muy claro de parte del medio: en tanto opera como variable el supuesto vinculo con Irán, el espionaje ilegal se transforma en una cuestión de seguridad mundial y, por lo tanto, ya no sería tan condenable (para el diario).


...

Independientemente de lo que por "nexo con Irán" La Nación se refiera (punto que se tocara más adelante), existe algo que es, por lo menos, curioso: en la fuente original que cita el artículo de La Nación no se menciona al "nexo con Irán". Ni una sola vez.

¿Será esto una confusión por parte del medio? Posiblemente no, en tanto han trascurrido algunos días desde que la nota se publicó y La Nación aún no ha publicado una fe de erratas. ¿Es esto, entonces un error deliberado? ¿Es un abuso del poder de cita? ¿Es acaso una interpretación por parte del periodista que está causada por un sesgo cognitivo? Posiblemente. Y en ese caso esto tiene un nombre: desinformación malintencionada (en la jerga de nuestro Observatorio: atentado desinformativo).

Tergiversación de fuentes y "sesgo de confirmación"
La ausencia de fuentes fiables y verificables es una de las más grandes técnicas de manipulación informativa y, por lo tanto, es imperdonable para un periodista (y para un medio de comunicación en general) no ser veraz en el uso de sus fuentes. Pero, ¿cuál es el problema tan grande con la tergiversación de una fuente y de qué forma eso conduce a la desinformación de los lectores?

En principio, en tanto existen contratos de lectura entre los medios y sus lectores más asiduos, los últimos tienden a creer en los primeros de forma casi automática y dan por supuesta la veracidad de la información que consumen. Esa confianza los lleva a no corroborar esa veracidad, a no verificar con la fuente informada los datos publicados, y, por lo tanto, a sentirse informados incluso cuando la información publicada no es real.

Son pocos los lectores que se sienten motivados a examinar con más atención los artículos que consumen y a dedicar algo más de tiempo y de atención a la corroboración de la veracidad de cada información. De hecho, las personas expuestas a los medios de comunicación tendemos a dar por correcta una determinada información si es consistente con otras ideas que asumimos: este fenómeno es conocido como "sesgo de confirmación".

El círculo vicioso del "sesgo cognitivo" (sobre lectores y periodistas)
Este sesgo cognitivo se complementa con otros dos: el fenómeno de la búsqueda sesgada de información y el sesgo de memoria. El primero se refiere a que las personas también tendemos a exponernos de forma más frecuente a la información con la que coincidimos, con la que estamos de acuerdo, tendiendo a evitar la información que contradice nuestras ideas. El segundo, se refiere a que las personas nos volcamos por recordar de forma selectiva la información a la que nos expusimos en el pasado -también en función de las ideas que damos por supuestas- .

De esta forma, si un lector de La Nación que asume en su vida cotidiana que el gobierno nacional mantiene relaciones irregulares con Irán (y desaprueba esa supuesta relación irregular), tenderá a dar por cierta cualquier noticia que sea consistente con esa idea y, por lo tanto, prescindirá de invertir tiempo y esfuerzos en corroborar esa información. Le creerá al medio. Le creerá al periodista. Y, además de sentir que "tuvo razón" desde antes de leer esa nota, también tendera a evitar todo contacto con discursos periodísticos contrarios a sus ideas sobre "el nexo con Irán". Incluso si por casualidad entra en contacto con información contradictoria, tenderá -al menos- a recordarla de forma selectiva, sino a olvidarla por completo.

Este proceso, que adopta una forma circular, se ve reforzado con el tiempo: el mismo lector, en el futuro (al volver a leer una nota en la que se mencione al supuesto "pacto con Irán") volverá a sentir que tuvo razón y volverá a confiar y volverá a prescindir de todo tipo de corroboración de la información y volverá a evitar todo discurso contrario a sus opiniones. Y así una y otra y otra vez.

Lo más terrible en todo este proceso -ese detalle que lo transforma en una espiral casi infinita- es que los lectores de los medios no son los únicos que tienen estos sesgos. ¡También los periodistas los tienen! Y así, en su búsqueda de fuentes de información, también tienden a no corroborar, a recordar de forma selectiva, a no exponerse a fuentes alternativas, a interpretar en función de sus propias ideas presupuestas. La desinformación, como se ve, tiende al infinito.

¿"Un nexo con Irán"?
Pero también existen otras aristas desinformativas en este artículo. Especialmente en la forma en la que se construye el sentido de la frase "Un nexo con Irán".

"Un nexo con Irán" no es lo mismo que "relaciones con Irán" o incluso "vínculos con Irán". "Un nexo", en este caso, remite a la idea de una pista en una trama secreta; al nodo central de la trama de una novela policial, a algo oculto, enredado y secreto. "Un nexo" suena a indicio descubierto por supuestos detectives con supuesto olfato para las supuestas irregularidades e ilegalidades.

El sentido de esa frase no es natural. Ha sido construido, a lo largo del tiempo, por distintos medios en función de ciertos intereses y posicionamientos políticos determinados. Y a la construcción discursiva "nexo con Irán" no solo la usa La Nación: es una construcción usada en bloque y de forma sistemática por muchos medios de comunicación...


....


....



Deconstrucción y realidad
Una de las piedras basales del poder de la hegemonía mediática es precisamente esta: la puesta en circulación de interpretaciones sobre la realidad, que se repiten hasta que el espectador pierde de vista su origen producido y pasa a considerarlas algo "de sentido común" (con la inconmensurable ayuda de los sesgos cognitivos arriba mencionados). Solo entonces, una vez que un constructo como "nexo con Irán" es naturalizado, y comienza a ser usado por los lectores en sus propios e individuales discursos políticos, solo entonces es cuando el poder mediático ha ganado, al menos momentáneamente, la batalla.

Uno de los factores que la hegemonía tiene de su lado es la capacidad de disfrazar este proceso de construcción de sentido. Otro, es la capacidad de repetir esas construcciones de sentido de forma incesante y masiva (facilitada al extremo cuando los medios en cuestión son pocos y han colonizado el mapa mediático en el que operan).

Lo más difícil en la tarea de deconstrucción del sentido de realidad que construyen los medios es, precisamente, desentrañar ese proceso: desnaturalizarlo. Y desnaturalizarlo de forma tal que no parezcan ideas paranoides, sino ideas cuya forma se asemeje a la que ellos usan en la construcción de sus discursos: una forma simple, fácil de comprender, amena e inofensiva. Seguramente sea muy difícil lograrlo, porque desconstruir discursos hegemónicos es un proceso mucho más complejo de explicar que simplemente desinformar. Y porque la deconstrucción nunca puede ser algo inofensivo. Pero tenemos que intentarlo.

Por esto mismo, invitamos al lector de esta nota a no tener confianza ciega tampoco en este texto periodístico y a corroborar por sus propios medios si en la fuente original que cita La Nación en su artículo referido al comienzo de Mariano Obarrio existe alguna mención a un supuesto "nexo con Irán". La ruta (URL) es https://firstlook.org/theintercept/2015/04/02/gchq-argentina-falklands/ y así se verá en la pantalla de su computadora (el recuadro rojo es nuestro)...




Bibliografia
http://www.infobae.com/2015/03/17/1716480-el-nexo-iran-venezuela-y-argentina-fue-tema-debate-el-congreso-eeuu

http://www.clarin.com/politica/AMIA-Alberto_Nisman-Daniel_Rafecas-Gerardo_Pollicita-Cristina_Kirchner-German_Moldes-Estados_Unidos_0_1322867766.html

http://www.cronista.com/economiapolitica/The-Wall-Street-Journal-pide-investigar-los-nexos-entre-Iran-Venezuela-y-Argentina-20150323-0057.html

http://www.lanacion.com.ar/1781525-revelan-espionaje-britanico-por-malvinas-y-por-el-nexo-con-iran