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Desarrollo socioeconomico y Geopolitica del Desarrollo

| Artículos Periodísticos

De la estafa electoral a la estafa energética - Capítulo "La energía, ¿para qué y para quiénes?"

Autor | OETEC-ID


Palabras Claves
Aranguren, autoabastecimiento, consumo, crisis energética, demanda, derecho humano, estafa del tarifazo, Macri, macrismo, neoliberalismo, seguridad energética, sistema energético, subsidios, tarifazo



28-08-2017 | De acuerdo al aparato mediático y político del neoliberalismo, el kirchnerismo nos iba a dejar sin energía, electricidad, petróleo ni gas natural. Pero el "populismo" había engendrado incluso algo peor: un pueblo derrochador. El combo explosivo de semejante herencia fue -y continúa siendo- resumida en dos palabras que el neoliberalismo jamás abandonó desde 2003: "crisis energética"; palabras que luego del triunfo electoral reformularon en "pesada herencia energética". ¿Cuáles eran los síntomas específicos de la supuesta crisis?

En una extensa editorial del diario La Nación de marzo de 2012 titulada "Las razones de la crisis energética", se resumen magistralmente los síntomas de lo que hoy se conoce con el nombre de la "pesada herencia" y que justificarían la implementación salvaje de las tradicionales recetas de ajuste (bien propias del FMI) en el sector de la energía, precisamente para revertirlos: 1) Pérdida del autoabastecimiento; 2) Consumo doméstico excesivo en un marco de tarifas reguladas (o congeladas) e intervencionismo estatal; 3) Retenciones a las exportaciones de combustibles, petróleo y gas; 3) Divorcio entre los precios de los hidrocarburos argentinos y los precios internacionales; 4) Renacionalización de YPF; 5) Subsidios a la energía; 6) Balanza comercial energética deficitaria; 7) Importaciones netas de gas natural y combustibles derivados del petróleo; 8) Ausencia de estabilidad y seguridad jurídica para "inversores"; 9) Crecimiento del Estado y sus empresas en el sector energético, incapacitados de invertir y gestionar, motivados por una incontrolable naturaleza populista y demagoga del entonces gobierno nacional; y 10) cortes de luz.

El diagnóstico de "crisis energética" penetró en la sociedad como por un tubo. La cuestión energética fue punta de lanza del macrismo en su campaña de 2015. Podría decirse que, en buena medida, ganó por ausencia de tarifazo. Es decir, una importantísima proporción de la sociedad compró el mensaje de que la energía "barata y subsidiada" era equivalente a "crisis" y una autopista al colapso energético (por traslación, al colapso económico). En igual dirección, creyó que consumir mucha energía era malo, peculiaridad de las naciones más atrasadas del globo. Pero como se verá, las naciones que más energía per cápita consumen son precisamente las más desarrolladas. Y, desmitificando otra falacia, son también las que más subsidios destinan a sus respectivos sistemas energéticos, en esa preocupación constante de mantener precios baratos de la energía para hacer de sus aparatos productivo e industrial unos de alta competitividad en un comercio mundial cada vez más complejo, exigente y concentrado.

En los capítulos anteriores repasamos los resultados en materia energética de los gobiernos entre 2003 y 2015, enmarcándolos en las últimas tres décadas. El lector sacará sus conclusiones al respecto, pero de lo que no pueden quedar dudas, porque son los propios datos publicados por el actual oficialismo los que se encargan de corroborarlo, el modelo energético aplicado durante los doce años de kirchnerismo fue el más eficiente desde 1983 si hemos de enfocar el análisis desde el interés de la ciudadanía, la pequeña y mediana industria y el comercio, un mercado interno sano y vigoroso, etc.

Entonces, ¿crisis energética con los Kirchner y por culpa de ellos? La población compró la mentira de Cambiemos porque se le escondieron los resultados de la política energética de los tres gobiernos con anterioridad a Mauricio Macri. Pero compró también, y muy especialmente, porque careció de una definición de la energía acorde a sus intereses y contra la que poder contrastar la crítica neoliberal. ¿Cómo defenderse de una mentira y del inmenso poderío mediático que la multiplica por mil sin la inmunización del conocimiento fundamentado en una conciencia colectiva y popular, en un lenguaje, indicadores y definiciones elaborados desde una genuina defensa de la seguridad jurídica ciudadana?

Regresemos a los síntomas esgrimidos por el diario La Nación que justifican el diagnóstico de "crisis energética" para la etapa 2003-2015. ¿Quién dijo que estas razones son sinónimo de "crisis"? En este capítulo se ofrecerá al lector definiciones y conceptos sobre los objetivos de un sistema energético pensado, no ya desde los intereses de accionistas y empresarios, sino desde los del usuario y consumidor. Se verá entonces que ninguna de las diez razones aludidas por el referido diario y repetidas hasta el hartazgo por Macri, Aranguren, etc., ni juntas ni separadas, constituyen indicadores de una "crisis energética" o de un escenario de "inseguridad energética". La dependencia de fuentes foráneas (importaciones netas) y las interrupciones en el suministro de energía eléctrica (cortes de luz) sólo ascienden como factores de riesgo energético en determinadas situaciones (por ejemplo, ante un caso de dependencia externa al nivel de las naciones europeas industrializadas y que la Argentina está lejísimos de padecer). En segundo lugar, y esto es clave, las diez razones esgrimidas pasan por alto la justificación de todo sistema energético: priorizar al ser humano, su bienestar y calidad de vida; servir de instrumento para el desarrollo económico y la industrialización.

Sintetizamos lo anterior en una sola pregunta: ¿La energía para qué y para quiénes? Se leerán en las páginas que siguen sendas definiciones de energía, de seguridad energética y de crisis energética que jamás se escucharon o leyeron en la Argentina. Al cierre, una propuesta de definición en función de las particularidades, los desafíos y los problemas suscitados a la luz del neoliberalismo en el poder.

La energía y los servicios públicos del gas y la electricidad son un derecho humano, deben estar garantizados por la Constitución Nacional y protegidos por el Estado de las fuerzas de mercado y los empresarios inescrupulosos. A propósito, se dejó reservado para este último capítulo la cuestión de los "conflictos de interés", indisolubles de la estafa del tarifazo, explicación de fondo de la anarquía energética imperante.



La fabricación macrista de la "crisis energética"
1. Cambiemos, fuerza partidaria del oficialismo, ha blandido durante la campaña electoral el argumento de "crisis energética" para diagnosticar el resultado de la política kirchnerista en el sector, asegurándole a la población será el "mejor equipo de los últimos 50 años" el encargado de la salvación del supuesto colapso energético (repetían incansablemente en 2015 y continúan haciéndolo). Las importaciones se reducirán, la producción crecerá, habrá abundante energía, las tarifas subirán muy paulatinamente y cada vez más argentinos podrán incorporarse a los servicios de gas y electricidad, nos aseguraron una y mil veces.

2. Sin embargo, y como sucedió con las restantes promesas, la realidad demostró lo contrario: se están batiendo récords de importaciones de petróleo, se terminó con la sustitución de importaciones de gas (a julio de 2017), la producción se desploma (en ambos hidrocarburos), hay cada vez menos energía, las tarifas aumentaron exponencialmente, el consumo cae a mínimos históricos, y cada vez menos argentinos tienen acceso a los servicios de gas y electricidad. Y todo, al ritmo de una vertiginosa y desconocida concentración y cartelización del sector. Como en economía, acá también hubo necesidad de fabricar o inducir una "crisis" para justificar el cambio de política energética (la implementación de una política conservadora, anti-popular). Esta aseveración, como veremos debajo, no es ningún invento.

3. Al inaugurar la Primera Jornada Nacional de Eficiencia Energética (15 de diciembre de 2016), Juan José Aranguren expresó: "La gente acepta el cambio cuando reconoce una necesidad. Y esa necesidad la puede reconocer en medio de una crisis". Porque -debería haber seguido explicando el funcionario-, Porque, ¿cómo convencemos si no a la ciudadanía, al comerciante, al industrial que pagar barata la energía es perjudicial a sus intereses y pagarla cara es maravilloso? ¿Cómo convencerlos que el sistema energético heredado no funcionaba cuando incorporó una cifra récord de usuarios a los servicios públicos de gas y electricidad en la historia, cuando interconectó al país de forma inédita, cuando concluyó obras abandonadas por las administraciones anteriores? ¿Cómo convencer a la ciudadanía a favor de cambiarlo todo cuando jamás faltó energía, cuando la demanda no paraba de crecer (incluso en las provincias con tarifas más caras en relación a Buenos Aires y la Capital Federal) y cuando, en los últimos tres años con anterioridad a nuestra gestión, los indicadores de calidad del servicio y cortes de luz mejoraban ostensible y progresivamente (según los propios datos oficiales) y todo sin la más mínima necesidad de incrementar la tarifa ni en un centavo?

4. Se fabricó la "crisis" para generar una necesidad de cambio que fuera aceptado por la "gente" -un cambio para peor y, por tanto, mucho más difícil de imponer-. En esto consistió el Decreto 134 del 16 de diciembre de 2015, normativa que declaró la "emergencia del Sector Eléctrico Nacional". En esto consistieron también el Informe PIST (precios del gas en boca de pozo) y las resoluciones 212 y 74 con los nuevos cuadros tarifarios del servicio de gas por redes.

5. Es que el tarifazo no sólo es una estafa porque carece de toda justificación, además de ser injusto e inconstitucional. Es una estafa porque descansa sobre una perversa política destinada a generar una "crisis" donde no la ha habido ni la hay, atentando así contra la seguridad jurídica, económica y energética del país y su pueblo. Dicho sin pelos en la lengua: se trata de un auténtico sabotaje energético contra la Nación.

6. Hemos demostrado en los capítulos precedentes que ningún informe de CAMMESA, ADEERA, ENRE, ENARGAS ni Ministerio de Energía señaló o advirtió el diagnóstico de "crisis energética" para la República Argentina entre 2003 y 2015. En cuanto a la producción de hidrocarburos, luego de la recuperación de YPF en 2012, los niveles de producción empezaron a recuperarse, para terminar en 2015 con aumentos, sobre todo en materia gasífera. Demostramos, asimismo, y siempre en base a datos de las instituciones mencionadas, que los servicios públicos de gas por redes y de electricidad durante los tres gobiernos kirchneristas registraron los mejores indicadores desde 1983 (ni el más acérrimo anti-kirchnerista podría argumentar que los servicios públicos en tiempos de Raúl Alfonsín funcionaron mejor que durante el kirchnerismo).

7. Claro que entender a los servicios de energía en calidad de indicadores (un "indicador" es una herramienta que permite medir la performance de un sistema) exige primero tomar una determinada posición política (y técnica) en relación al concepto de energía. ¿Por qué? Coincidir con el diagnóstico de "crisis energética" para la Argentina (como para cualquier otro país), sin definir antes "energía" para qué y para quiénes, es caer en la trampa del neoliberalismo. Trampa, es vital agregar, se aprovecha de una enorme y estratégica falla (léase, falta): una definición de energía acorde a los intereses de la sociedad, esto es, del usuario y del consumidor, a la vez que en función de un proyecto industrialista, socialmente equitativo y económicamente moderno y autosuficiente.

8. Y es justamente por ausencia de esta definición que la sociedad terminó midiendo el grado de éxito o fracaso de una política energética en base a objetivos que no se corresponden con sus intereses (las diez razones del diario La Nación). Ejemplifiquemos para explicarlo mejor.

9. Un diagnóstico de "crisis energética" para el período 2003-2015 implica afirmar que el sistema, como un todo, fracasó. ¿Cómo se justificaba el supuesto "fracaso"? A través de indicadores previamente seleccionados que arrojarían, obviamente, resultados negativos. Si uno de esos indicadores es el de "déficit de la balanza comercial energética", está claro que se falló. Si elegimos el de "pérdida de la capacidad exportadora", igual. ¿Pero qué sucedería si, en lugar de tomar esos indicadores, evaluáramos la política energética kirchnerista desde la accesibilidad de los servicios públicos o de corroborar si se verificó o no una expansión de la demanda de electricidad y del gas por redes? ¿Cuál sería el resultado del diagnóstico si se tomara como indicador la capacidad de pago de los servicios públicos por parte de la ciudadanía, esto es, tarifas asequibles (baratas)? ¿Y si se tomara como indicador la evolución de la demanda de gas y electricidad para las provincias y clases sociales más postergadas? Medido bajo tales indicadores, el sistema energético heredado por el macrismo hubiera resultado uno claramente exitoso, más aún si hemos de compararlo con las administraciones anteriores.

10. Con lo anterior queremos ilustrar lo siguiente: la elección de los indicadores para medir la performance de un sistema energético tiene que ver con la definición que se haya adoptado de la energía. Y, de acuerdo a esta definición, sus objetivos. Si coincidimos con el veredicto de un Mauricio Macri heredando un sistema energético quebrado, entendemos que los objetivos de todo sistema energético no fueron alcanzados por los gobiernos precedentes. Perfecto. Ahora, ¿cuáles son los objetivos que todo sistema energético debe perseguir?

11. Breve y obligado paréntesis sobre la "herencia" y Macri. En su discurso con motivo de la apertura de sesiones ordinarias en el Congreso de la Nación, el Presidente Macri criticó con dureza los doce años de gobierno kirchnerista. Cito tres fuentes durante su discurso plagado de ausencia absoluta de fuentes para la mayoría de sus apreciaciones. Una de ellas, el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, fue referenciada cuando criticó la supuesta ineficiente infraestructura urbana heredada, específicamente en lo concerniente al acceso a las cloacas, al agua corriente y al gas natural por redes.

12. El Observatorio OETEC encontró que el Presidente no sólo falseó los números brindados para los anteriores servicios domiciliarios de red sino que se basó en un informe del Observatorio de la UCA que, paradójicamente, destaca los avances que el kirchnerismo produjo en dicha infraestructura urbana. Veamos más en detalle. A pocos minutos de iniciado su mensaje al Congreso, Macri señaló que: "Según el último informe del Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina... alrededor del 42% de la población carece de cloacas, el 13% no tiene agua corriente y más del 40% no tiene conexión a la red de gas. El modelo de inclusión social y crecimiento, del que tanto habló el gobierno anterior, nos llevó a la pobreza y a la exclusión". Pero al recurrir al "último informe" del citado Observatorio y analizar los datos allí suministrados, se observa entonces que, efectivamente, las cifras correctas son: 1) sin conexión a la red de agua corriente, 10,8%; 2) sin conexión a la red de gas natural, 25,6%; y 3) sin conexión a la red cloacal 31,4%. Vale la pena recordar los porcentajes informados por el Presidente: 1) "el 13% no tiene agua corriente"; 2) "más del 40% no tiene conexión a la red de gas"; y 3) "42% de la población carece de cloacas".

13. En pocas palabras, el informe del Observatorio de la UCA no hace sino destacar la evolución registrada para el quinquenio 2010-2014 (ver tabla 1). Textualmente, afirma esta institución: "En la Tabla 2.2.1 se observa la evolución de los servicios domiciliarios de red. A lo largo del quinquenio 2010-2014, ha habido una tendencia a la mejora estadísticamente significativa como resultado de una mayor inversión pública en estos aspectos". Y agrega: "De modo que el balance para la dimensión resulta positivo: a) El déficit en el acceso a la red de agua corriente se redujo de manera gradual y sostenida en algo más de un 20% entre 2010 y 2014. Se destaca en este sentido el efecto positivo que ha tenido la obra pública sobre el acceso a este servicio. b) La falta de conexión a la red de gas parte de niveles más altos y registra un descenso inferior, que no obstante es estadísticamente significativo. Entre los años 2010 y 2014, el déficit en el acceso a la red de gas natural por parte de los hogares descendió 2,5 p.p., lo que equivale a casi el 10% entre puntas. c) El porcentaje de hogares sin cloacas, a su vez, retrocede a lo largo de los años 2010 a 2014, advirtiéndose una evolución favorable, estable y persistente. Como consecuencia de la inversión pública, el déficit de acceso se reduce en casi 5 p.p...". ¿Pesada herencia? ¿Realmente?

14. Volviendo a la cuestión "definición y objetivos de un sistema energético": ¿Crítico realmente un sistema que en gas natural por redes que entre 2010 y 2014, como halló la UCA, el déficit en el acceso a la red de gas natural por parte de los hogares descendió 2,5 p.p., lo que equivale a casi el 10% entre puntas? La obligada recurrencia a la "mentira" y "falsificación" de los números busca esconder los logros de la política energética entre 2003 y 2015 para inocular en la sociedad la imperiosa necesidad del "cambio" (léase, del ajuste para salvarnos de la debacle). Y la estrategia funcionó, como dijimos al comienzo, en buena medida por el poder del aparato mediático que multiplicó el falaz mensaje. Pero también, y creemos muy especialmente, producto de la ausencia de una definición de energía de acuerdo a la defensa de la seguridad jurídica popular.

15. Es por todo lo anterior que, volvemos a insistir, la definición de "energía" y de "sistema energético" con la que cada uno se sienta identificado (ciudadano en general, especialista, profesional, funcionario, político, fiscal, juez, etc.) determinará, en función de indicadores preseleccionados y su posterior estudio, se diagnostique una situación crítica o una saludable al sector energético cualquiera se trate. Hecha esta necesaria introducción, pasemos a conocer un cúmulo de desconocidas definiciones acerca de la energía, como para que el lector vaya elaborando la que mejor le sienta a sus intereses y derechos.

Sobre las convenientemente censuradas definiciones de "energía"
16. En este apartado se presentan definiciones de "energía" que, con total seguridad, el lector jamás escuchó, leyó, escuchará ni leerá por parte de políticos y especialistas de extracción neoliberal. Esta otra "campana" resulta vital para que podamos comparar entre conceptos de "energía" opuestos y elaborar nuestros propios juicios acerca del tema. Creemos que, como ciudadanos responsables que somos, los tiempos nos exigen madurez y seriedad a la hora de analizar asuntos de semejante envergadura. Por tanto, y a continuación, breve repaso a las definiciones internacionales más importantes, así como de mayor consenso mundial en materia energética -convenientemente censuradas por la prensa y partidos de derecha e izquierda en la Argentina-.

17. Entre las primeras definiciones de "energía" esgrimidas por Naciones Unidas se halla la del reporte de 1954 "Electrificación rural", elaborado por la Secretaría de la Comisión Económica para Asia y el Lejano Oriente. Allí se lee que los "esfuerzos para mejorar el acceso a la electricidad y a la energía moderna como un medio para alcanzar el desarrollo económico datan al menos de la década de 1950. Naciones Unidas articuló el suministro eléctrico como un medio para lograr el desarrollo primero, desde que dicha iniciativa mejoró la situación económica de las poblaciones que vivían en zonas rurales mediante el aumento del bienestar y la productividad humanas…". Pero las definiciones y acciones más determinantes en el sentido de transformar a la energía en un instrumento para alcanzar "el desarrollo económico" en un contexto de "aumento del bienestar y la productividad humana" obedecen a principios de este siglo.

18. Luego, al comenzar el nuevo milenio, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (ONU-DAES) elaboraron la siguiente y contundente definición acerca de la función primigenia del sistema energético de una nación, sobre todo de una en vías de desarrollo: "La prestación de servicios de energía adecuada y confiable a un precio asequible, de una manera segura y ambientalmente benigna, y de conformidad con las necesidades del desarrollo económico y social, es un elemento esencial del desarrollo sustentable. La energía es vital para erradicar la pobreza, mejorar el bienestar humano y elevar el nivel de vida".

19. Años después, en el documento "Energía para un desarrollo sustentable en la Región de Asia y Pacífico: desafíos y lecciones de los proyectos del PNUD", elaborado por expertos asiáticos del PNUD en 2004, aparecieron las siguientes definiciones: 1) "La energía afecta prácticamente todos los aspectos del desarrollo económico y social, incluyendo los medios de subsistencia, agua, agricultura, población, salud, educación, creación de empleo y cuestiones relacionadas con el género. La energía, por lo tanto, es central a todos los Objetivos de Desarrollo del Milenio. La idea básica del enfoque energético del PNUD pasa por enfocarse en la creación de un acceso equitativo a los servicios de energía limpia, fiable y asequible para contribuir significativamente al crecimiento económico y la reducción de la pobreza"; y 2) "La energía es un insumo importante para proporcionar los servicios básicos a las necesidades humanas; así como es también la llave de entrada para un desarrollo sustentable y para todo esfuerzo en la reducción de la pobreza. Por lo tanto, el papel de la energía está fuertemente vinculado al desarrollo social, económico y ambiental".

20. Más tarde, Naciones Unidas declaró al 2012 el "Año Internacional para una Energía Sustentable para todos" (en inglés "International Year of Sustainable Energy for All"). En abril del mismo año y a través del PNUD lanzó su hoja de ruta denominada "Caminos para una acción comprometida hacia una Energía Sustentable para todos. Una Agenda de Acción Global". Allí, la ONU definió a la energía como "el hilo de oro que conecta el crecimiento económico, con el ambiente y el incremento de una sociedad igualitaria, [pilares] necesarios para un mundo en desarrollo. El acceso a una energía sustentable es condición excluyente para lograr objetivos de desarrollo que vayan incluso más allá del sector energético: erradicar la pobreza, aumentar la producción alimenticia, proveer agua potable, mejorar la salud pública, aumentar la educación, crear oportunidades económicas y empoderar a la mujer...".

21. Sintetizando, el objetivo general del PNUD (ONU) en el área energética es "lograr el acceso universal a servicios asequibles, limpios y modernos de energía para lograr un desarrollo humano sustentable, con una clara orientación en los sectores más vulnerables". En otras palabras y siempre bajo los conceptos del PNUD, "mejorar la sostenibilidad, la seguridad y accesibilidad de la energía moderna", desde que ella "facilita el desarrollo social y económico, ofreciendo oportunidades para el mejoramiento de la vida y el progreso económico".

22. En trabajo publicado en 2013 en la revista especializada Sustainability, el Dr. Patrick Nussbaumer de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (UNIDO, por sus siglas en inglés) elaboró una interesante y superior definición de "energía" al poner en el centro de la escena la seguridad jurídica de la ciudadanía en función de un proceso de emancipación social y económica: "El acceso a servicios modernos de energía, limpios y asequibles, es central a la emancipación socioeconómica. Por servicios energéticos entendemos la utilidad que damos a la energía, o a la aplicación útil de la energía en tareas deseadas por el consumidor como pueden ser el transporte, una habitación cálida o la luz (iluminación); y por modernos nos referimos a un relativamente alto grado de facilidad en la obtención de tales servicios... Los servicios de energía (por ejemplo, iluminación, calefacción y una cocina a gas o electricidad, energía para las telecomunicaciones y el entretenimiento), aunque están por descontado en los países industrializados, siguen siendo inalcanzables para una gran parte de la población mundial. La falta de acceso a la energía representa una importante barrera al desarrollo humano y el logro de los objetivos establecidos por la comunidad internacional, tales como los Objetivos de Desarrollo del Milenio".

23. En igual dirección a la ONU y el PNUD, la Agencia Internacional de la Energía (AIE), organización especializada en energía integrada por 29 países de la OCDE y fundada entre 1973/74, conceptualiza a la energía como: "...un factor crítico. Todas las economías avanzadas requieren acceso seguro a fuentes modernas de energía para sustentar su desarrollo y prosperidad creciente. En los países en desarrollo, el acceso a servicios energéticos fiables y asequibles es fundamental para reducir la pobreza y mejorar la salud, aumentar la productividad, mejora de la competitividad y promover el crecimiento económico. Esto es así porque la energía es esencial para la provisión de agua potable, saneamiento y salud, y porque proporciona grandes beneficios al desarrollo a través de la provisión de iluminación eficiente y confiable, calefacción, cocción, potencia mecánica, servicios de transporte y telecomunicaciones. Existe un creciente reconocimiento que la energía moderna es crucial para lograr una amplia gama de objetivos económicos y sociales relativos a la pobreza, salud, educación, igualdad y sostenibilidad ambiental. Un panel de eminencias en la materia de las Naciones Unidas recomendó que el acceso universal a los servicios de energía modernos sea incluido en la Agenda para el Desarrollo Post-2015".

24. El mismo año en el que comenzaba a medirse el índice IDE, en 2002, la AIE emite la siguiente distinción: "El acceso a la electricidad y a otras fuentes de energía moderna es un requisito necesario, pero no suficiente, para el desarrollo económico y social. Escapar de la pobreza también requiere, entre otras cosas, del acceso al agua potable, saneamiento adecuado y servicios de salud, un sistema idóneo de educación y una red de comunicación. Sin embargo, el acceso a energía barata y disponible resulta indispensable".

25. En septiembre de 2007, la prestigiosa revista británica The Lancet lanzó su Serie "Energía y Salud", iniciativa conducida por médicos especializados en salud pública de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de la ciudad de Londres. Se trató de un cúmulo de artículos de investigación científica destinados a estudiar y explicar la estratégica vinculación entre la energía y el bienestar social del ser humano pero desde la salud pública. Transcribimos su editorial de presentación oficial: "Un acceso abundante a un suministro de energía y los servicios que ella proporciona han apuntalado el desarrollo humano durante los últimos siglos. Los vectores de energía como son los combustibles o la electricidad, ofrecen servicios que benefician a la sociedad humana (calor para cocinar, iluminación para uso doméstico y profesional, transporte público y privado, refrigeración y comunicaciones y tecnología de información)". Entre los numerosos trabajos de la Serie "Energía y Salud" destacamos tres por su conceptualización de la energía en general y el rol de la energía eléctrica en particular.

26. El primero se titula "Ajustando el balance: energía para la salud". Sus autores señalan: "La energía es un determinante crítico, aunque muy descuidado, de la salud humana. La salud es un aspecto de suficiente relevancia en la política energética como para merecer una influencia mucho mayor en las decisiones sobre nuestras estrategias en materia de energía, tanto a nivel personal, como nacional y global. La sociedad mundial sufre un metabolismo energético desordenado. La energía es tan importante como cualquier vacuna o medicina. Dos billones de personas actualmente carecen de acceso a la energía limpia: viven en la pobreza energética y en la inseguridad. Instituciones internacionales, como el Banco Mundial y la OMS, han fallado en reiteradas ocasiones en hacer la conexión entre la energía y salud...". Luego concluye: "El acceso a la energía y la equidad energética deben convertirse en una meta del desarrollo humano. Las políticas para mejorar el acceso a los recursos energéticos limpios y asequibles deben ser favorables a los sectores más necesitados... Debe ser una prioridad garantizar a cada ser humano el acceso a la electricidad".

27. El segundo trabajo científico de la serie se titula "Salud y generación eléctrica". Afirman los autores que el "acceso a la electricidad es un prerrequisito para el logro de la salud; siendo que la falta de acceso a la misma constituye uno de los principales obstáculos para la realización completa del potencial humano y su bienestar".

28. Por último, el tercero, titulado "Una perspectiva global de la energía: efectos en la salud e injusticias". Una vez más, se aprecia una concepción en las antípodas a la culturalmente impuesta por el neoliberalismo energético: "La explotación de los combustibles fósiles es parte integral de la vida moderna y ha sido un elemento clave de los rápidos cambios tecnológicos, sociales y culturales de los últimos 250 años… El aprovechamiento de las energías al servicio de las necesidades humanas (combustible para cocinar y calefacción; electricidad; transporte que permite el acceso a los medios de subsistencia, las redes sociales y servicios; producción industrial y las comunicaciones) mejora y protege la salud humana de muchas formas. De hecho, la falta de acceso a dichos beneficios es una de las razones que explican por qué los grupos de bajos ingresos son generalmente menos saludables que los grupos de altos ingresos...".

La "seguridad energética" como indicador clave
29. La política energética del macrismo y, con ella, la estafa del tarifazo, se fundamenta en una "crisis energética" heredada, provocada por el populismo desde la asunción de Néstor Kirchner hasta el 9 de diciembre de 2015. Con la finalidad de contrarrestar la visión mercadista de la energía imperante en la Argentina, el Observatorio OETEC viene convocando, desde su nacimiento en diciembre del 2013, a expertos locales y extranjeros identificados con aquellas definiciones y acciones que colocan a la energía como un factor esencial para el desenvolvimiento, la realización y el bienestar del ser humano; que, asimismo, la colocan como herramienta insustituible para alcanzar un desarrollo económico autosuficiente, moderno y diversificado. En este sentido y desde su iniciativa denominada "Laboratorio en Seguridad Energética" (LabSE), lanzada en diciembre de 2013, OETEC avanza en la reelaboración de definiciones, conceptos e indicadores que permitan medir la salud del sector energético nacional en función de la seguridad jurídica de la ciudadanía y de los intereses de una nación que aspira ser otra cosa que un eterno proveedor de materias primas, satélite de naciones foráneas.

30. Entre los primeros hallazgos del LabSE, identificamos que lo más avanzado del campo científico y académico a nivel mundial en materia energética viene desarrollando desde hace mucho tiempo un concepto medular y que aquí en la Argentina brilla por su ausencia. Se trata del concepto de "seguridad energética", el indicador excluyente a la hora de diagnosticar la situación energética de cualquier nación. Es así pues que un país se define como "energéticamente inseguro" cuando por ejemplo los flujos de energía no son suficientes para garantizar su propio desarrollo económico ni el bienestar social de su población, bien por una interrupción en dichos flujos o por un incremento en los precios que afecta la asequibilidad, genera estancamiento o recesión económica y "Pobreza Energética" en la sociedad. En efecto y para la Dra. Jutamanee Martchamadol, investigadora del Instituto Asiático de la Tecnología (Tailandia) y miembro del LabSE, no se puede diagnosticar una situación de "crisis" sin antes analizar primero el estado de su "seguridad energética". ¡Qué diferencia de criterios con los postulados neoliberales de la energía!

31. Empecemos pues por definir "seguridad energética", sus variables e indicadores. Se verá que las definiciones aquí brindadas se ubican en las antípodas de la visión mercadista esgrimida por el célebre y ultra crítico grupo de los ex secretarios de Energía, a la sazón asesores del CEO-ministro Juan José Aranguren. Sírvase el lector pues de las definiciones y conceptos en "seguridad energética" recopilados desde diciembre de 2013 y marzo de 2015 por el LabSE-OETEC.

32. "La [Agencia Internacional de la Energía] AIE define la seguridad energética como la disponibilidad ininterrumpida de las fuentes de energía a un precio asequible. En cuanto a la definición, no está mal, pero es incompleta... Seguridad energética implica la manera de proporcionar equitativamente la disponibilidad de servicios públicos asequibles, confiables, eficientes, ecológicos, gestionados proactivamente y socialmente aceptables para los usuarios finales" (Dr. Benjamin Sovacool - OETEC/LabSE). La tabla 2 incluye las dimensiones, componentes y parámetros de la "seguridad energética" elaborados por el Dr. Sovacool en función de una de las más extensas revisiones bibliográficas realizadas a la fecha. Nótese como el estudio de dichas dimensiones para la República Argentina son ignoradas por todos aquellos analistas, políticos, etc. que diagnostican una "crisis energética" a nuestro país (deténgase el lector especialmente en la dimensión "Asequibilidad" y sus componentes "estabilidad", "acceso" y "equidad").

33. "La seguridad energética se define como la disponibilidad de un suministro regular de energía a un precio asequible, mientras que la crisis energética es causada generalmente por la escasez del suministro energético o los aumentos de precios que afectan significativamente la economía e incluso conducen al deterioro económico. En términos generales, la súbita desaceleración económica es causada por una crisis energética. Comparativamente hablando, la seguridad energética describe la clase de equilibrio normal asequible para un país. Una vez que el equilibrio se rompe, surge la escasez energética que limitará el desarrollo de la economía. Esto significa que la seguridad energética se convierte en una crisis "estado de emergencia". Es factible diseñar indicadores de seguridad energética y luego supervisar la crisis energética comparando con un umbral razonable. La crisis energética del año 2000, también conocida como tercera crisis del petróleo, proporciona un buen ejemplo de una crisis energética" (Dra. Xiaolei Sun - OETEC/LabSE).

34. "La seguridad energética intenta manejar o controlar los azarosos elementos que pueden desencadenar una crisis energética. La seguridad energética representa asimismo una estrategia que busca, con antelación, establecer un equilibrio entre las fuentes energéticas que serán utilizadas (renovables y no renovables), las regiones proveedoras (externas o internas), rutas y medios de transporte, tarifas, los regímenes normativos, el respeto del medioambiente, etc., todo con el objeto de mantener un abastecimiento de energía constante que permita a la economía seguir en funcionamiento. Para esto, también es necesario incorporar la visión del Estado, los privados, la ciudadanía y las Fuerzas Armadas, con el objetivo de generar una estrategia de desarrollo energético que permita reaccionar ante la ocurrencia de fenómenos inesperados sin poner en peligro el normal funcionamiento de la economía y el bienestar general de la población, que es, precisamente, lo que caracteriza a una crisis energética. En este sentido, la seguridad energética asume la existencia de un consenso respecto de una matriz energética, cuyo acuerdo debe anticiparse a una crisis severa en el futuro... Para medir la fiabilidad de la seguridad energética, primero debe analizarse el nivel de satisfacción como criterio general. Sin embargo, en la actualidad esto no es suficiente por lo que debemos añadir una serie de factores tales como: la estabilidad de los precios, diversificación de fuentes energéticas y rutas de transporte, economía de las inversiones, seguridad física de las infraestructuras, reservas y almacenamiento, equilibrio político y poder militar, eficiencia energética, mercados, sostenibilidad, etc. Lo anterior se sugiere por cuanto el sistema energético, en general, puede satisfacer todas las necesidades, pero, perfectamente, puede estar sujeto a innumerables tensiones por la peligrosidad de las rutas de transporte, volatilidad de precios, baja legitimación social, etc., lo que constituye un factor de vulnerabilidad que la seguridad energética como indicador puede medir o ponderar si es apropiado asumir" (Lic. Diego Mena Acosta - OETEC/LabSE).

35. "En términos generales, la seguridad energética es un concepto o término que se aplica a la disposición de las diversas formas de energía en todo momento y en cantidades adecuadas (o satisfactorias) para apoyar o permitir la operación de nuestro sistema socio-económico. En un caso ideal, la disponibilidad, cantidad, provisión y uso de energía no deberían generar ningún tipo de impacto ambiental irreparable en el medio ambiente. Además, también se debe tomar en cuenta la necesidad de prevenir los conflictos potenciales, el sabotaje y la interrupción de la producción y el comercio que pueden conducir a aumentos repentinos de los precios, lo que a su vez puede causar efectos económicos, sociales y ambientales negativos que gatillan una crisis energética. La Agencia International de la Energía define el concepto de seguridad energética precisamente en términos de disponibilidad física ininterrumpida a un precio que es asequible, respetando al mismo tiempo las preocupaciones ambientales. En su conjunto, éstas son condiciones esenciales que deben ser debidamente analizadas a la hora de saber si un país, región o ciudad es energéticamente segura o por el contrario padece una situación de crisis energética" (Dr. Luis Mundaca - OETEC/LabSE).

36. "La seguridad energética consiste en la estabilidad del sistema energético en términos de unos flujos constantes y suficientes de energía tales que garanticen el desarrollo económico y el bienestar social de todos los actores implicados en el sistema. Este término engloba la seguridad energética de demanda y la de abastecimiento, desde el punto de vista del país productor y del consumidor respectivamente. En el primer caso, la seguridad de demanda energética consiste en asegurar las transacciones y el transporte de la energía y, en consecuencia, los beneficios derivados de la actividad. En el segundo caso, la seguridad de abastecimiento energético consiste en la disponibilidad de suministros energéticos de forma continua, en las cantidades necesarias y a unos precios asequibles tales que un país pueda desarrollar su actividad económica de forma ordinaria y mantener el bienestar de sus ciudadanos" (Dra. Beatriz Muñoz Delgado - OETEC/LabSE).

37. En cuanto a la dimensión de "seguridad de abastecimiento", la Dra. Joana Portugal-Pereira (OETEC/LabSE) nos explica que "un abastecimiento energético seguro debería ser capaz de proporcionar servicios suficientes, asequibles, estables, ambientalmente sustentables e inclusivos a fin de sustentar las necesidades económicas del país. Muchos investigadores y planificadores han tratado de definir los pilares fundamentales de los sistemas de abastecimiento seguro. En mi opinión, un sistema de suministro seguro debe satisfacer los siguientes aspectos: a) Disponibilidad: se refiere a la existencia física de los recursos naturales nacionales y controlables en un país, a fin de abastecer las necesidades de la demanda energética. Generalmente se evalúa en términos de dependencia de los recursos importados, la cuota de importación de combustibles fósiles y la diversificación de los recursos energéticos en la cartera de generación eléctrica; b) Fiabilidad: capacidad de generar una producción de energía en forma constante y adecuada, que sea capaz de satisfacer los picos de demanda sin riesgo de apagones. Este factor es especialmente importante en los países de clima templado, dado que la demanda en las temporadas de verano e invierno alcanza picos mayores que durante los meses de primavera (como es el caso de la Argentina); c) Desarrollo tecnológico: describe la capacidad de un sistema para generar electricidad de la forma más eficiente y competitiva mediante la adopción de las mejores tecnologías disponibles (BAT por sus siglas en inglés) con elevada eficiencia energética neta; d) Sostenibilidad ambiental global: mide el impacto de los sistemas de suministro eléctrico en términos de su potencial de calentamiento atmosférico (emisión de gases de efecto invernadero); e) Protección del medio ambiente local: se refiere al impacto ambiental de los sistemas de generación eléctrica a nivel local, en términos de generación de residuos, contaminación del agua, del aire, etc..; f) Carácter incluyente: se refiere a la capacidad de los sistemas de suministrar electricidad al 100% de la población, a un precio asequible".

38. En igual dirección, la Dra. Portugal-Pereira enumera los indicadores que deben medirse para evaluar la seguridad (sostenibilidad) de cualquier sistema de suministro eléctrico nacional: "(i) la garantía de crecimiento económico; (ii) la promoción de la equidad social; y (iii) un impacto limitado sobre el medio ambiente".

39. "En base a mi estudio de investigación, la seguridad energética consiste en garantizar a todo ciudadano el acceso a sistemas sustentables de suministro energético y a todos los recursos de combustible disponibles (proveedores de energía) para cubrir las diversas necesidades energéticas (demanda) a un precio asequible (o precio aceptable), que posibiliten tener una calidad de vida y actividades sociales de nivel razonable, sin perjudicar el desempeño económico ni el medio ambiente y, a la vez, poder resistir a las amenazas" (Dra. Jutamanee Martchamadol -OETEC/LabSE).

40. La Dra. Martchamadol nos explica que son siete los componentes principales de la seguridad energética. Note el lector la diferencia abismal con el concepto neoliberal de la energía, así como con los argumentos críticos hacia las políticas energéticas del oficialismo. Los componentes son: "a. Garantizar a todo ciudadano el acceso a los sistemas sustentables de suministro energético y a todos los recursos de combustible disponibles (proveedores de energía). Toda persona goza del derecho y la equidad de acceder a cualquier tipo de combustible (por ejemplo petróleo, gas natural, carbón, energía solar, eólica, hidráulica, mareomotriz, geotérmica, nuclear, hidrógeno, etc.) que esté disponible, desde cualquier proveedor de energía (nacional o internacional) y a partir de una diversidad de sistemas energéticos (p.ej. grandes centrales eléctricas y de transmisión y distribución, refinerías de petróleo/ gas natural y estaciones de bombeo o de la generación descentralizada (energía solar fotovoltaica, parques eólicos, centrales mini-hidráulicas o de biomasa, etc.); b. Cubrir la diversidad de necesidades energéticas (demanda). Cada ciudadano tiene el derecho y la equidad de usar la energía necesaria para satisfacer sus requerimientos (por ejemplo, refrigeración, calefacción, iluminación, transporte, etc.). Incluye tanto la calidad como la cantidad de la energía. La calidad de la energía se refiere a las tecnologías de alta eficiencia energética (por ejemplo, los dispositivos eléctricos, cocinas, automóviles ecológicos, sistemas de aire acondicionado, etc.), la calidad de los productos derivados del petróleo (por ejemplo, diésel, gasolina, gas licuado de petróleo [GLP], gas natural comprimido [GNC], biodiesel, gasohol, etc.) y la confiabilidad del sistema de suministro energético. La cantidad de energía depende de la demanda de cada tipo de la misma; c. Precio asequible (o precio aceptable). Toda persona goza del derecho y la equidad de comprar la energía a un precio asequible, razonable y aceptable; d. Calidad de vida y actividades sociales de nivel razonable. Toda persona tiene el derecho y la equidad de usar la energía para satisfacer sus necesidades, lo cual le permitirá alcanzar una calidad de vida y actividades sociales de un nivel razonable (por ejemplo, disfrutar de la cultura nacional/ regional/ local, ceremonias religiosas, etc.); e. Sin perjudicar el desempeño económico. Toda persona tiene el derecho y la equidad de acceder al suministro y al uso de la energía para generar sus ingresos de manera continuada, para mantener sus negocios y sostener la competencia comercial, así como otras actividades que influyan sobre sus actividades económicas; f. Sin dañar el medio ambiente. Toda persona tiene el derecho y la equidad de acceder al suministro energético y de utilizar la energía de una manera que no afecte negativamente el medio ambiente. Esto incluye la conservación de la energía, la mejora de la eficiencia energética y la promoción de las energías renovables, así como los incentivos al uso de combustibles con menor contenido de carbono; y g. Resistir a las amenazas. Toda persona le asiste el derecho y debe gozar de la equidad necesaria para acceder al suministro y el uso de la energía antes, durante y después de las amenazas. Las amenazas se clasifican en siete categorías: conflictos, inestabilidad política, ataques terroristas, restricciones a la exportación, accidentes, condiciones climáticas y prácticas monopólicas".

41. A modo de cierre de este apartado, un par de razonamientos. En primer lugar, preguntamos al lector: ¿acaso escuchó por parte de medios de comunicación o en boca de opinadores energéticos dominantes definiciones y conceptos como los aquí presentados? Cuando se habla de crisis energética para la Argentina heredada por Macri, ¿se la justifica a través de alguno de estos indicadores o conceptos? Seguro compartirá esta conclusión: si hemos de aplicar estos indicadores, la "crisis energética" llegó de la mano de la política neoliberal, en diciembre de 2015.

Verdaderos indicadores de "crisis energética"
42. El abordaje empleado para el concepto de "seguridad energética" en el apartado anterior y su adecuación a las particularidades, la problemática y los desafíos de la República Argentina lo replicaremos para el concepto de "crisis energética". ¿Qué entiende por "crisis energética" la comunidad regional e internacional especializada (organizaciones, centros de referencia e investigadores de primer orden)? ¿Cuáles son sus causas y consecuencias? ¿Qué ejemplos internacionales existen? Y mucho más relevante aún: ¿cuáles las similitudes y diferencias con el concepto de "crisis energética" vigente en nuestro país? y ¿cómo afectaría una crisis energética a un ciudadano común?

43. "Se puede hablar de una crisis energética cuando no se cumplen condiciones críticas asociadas a la seguridad energética, en particular en términos de vulnerabilidad del sistema energético que interactúa con nuestro sistema socioeconómico... [Consecuentemente] podemos hablar de una crisis energética cuando la disponibilidad, accesibilidad, asequibilidad y aceptabilidad relacionadas con la energía -en sus diversas formas- no están presentes en nuestro sistema socioeconómico. Precisamente, y a pesar del desacuerdo que pueda existir a nivel científico o académico sobre la conceptualización de seguridad energética, es que prefiero enmarcar la discusión de una crisis energética en torno al tema de la vulnerabilidad. Además de la vulnerabilidad asociada con la satisfacción de la demanda, también existen otros aspectos importantes desde un punto de vista geopolítico y técnico. Por el ejemplo, en materia de soberanía, las relaciones con países limítrofes y proveedores de energía son de gran importancia y pueden ser elementos importantes en materia de síntomas, causas o consecuencias. Lo mismo se puede decir sobre el nivel de solidez técnico y financiero del sistema interconectado de electricidad. Conflictos relacionados con el sabotaje y la interrupción de la producción y el comercio también pueden ser causas, síntomas y/o consecuencias importantes de una crisis energética. Esto significa que es importante volver a la definición moderna de la seguridad energética para conceptualizar y entender de mejor manera una crisis energética" (Dr. Luis Mundaca - OETEC/LabSE).

44. "Respecto a las consecuencias de una crisis energética, éstas pueden ser muy graves y numerosas. Por ejemplo, en el área económica, las consecuencias pueden incluir aumentos de precios, interrupción del crecimiento económico, o aumento de la dependencia de los combustibles importados. En el área social, efectos negativos se pueden demonstrar a través de una creciente desigualdad en el acceso a la electricidad o generación de inestabilidad social. Desde un punto de vista ambiental, una crisis energética puede traer como consecuencia la acidificación de los cuerpos de agua, el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, pérdida de biodiversidad, etc. Desde el área de la salud humana, las consecuencias pueden abarcar un aumento de la contaminación intra-domiciliaria, problemas respiratorios, ausentismo laboral y baja de productividad. Desde el punto de vista geopolítico, una crisis puede desencadenar un empeoramiento en las relaciones con países vecinos. En todo caso, es importante tener en cuenta que la seguridad energética -y el posible alcance de una "crisis energética"- está sujeta a condiciones específicas del contexto y mercado en la cual se genera, por ejemplo, precios de la energía, recursos nacionales, gobierno, geografía, políticas energéticas, etc. Por lo tanto, uno debe ser cuidadoso en proporcionar declaraciones generales que no necesariamente pueden ser aplicables en otros contextos" (Dr. Luis Mundaca - OETEC/LabSE).

45. "Tiendo a pensar en el sector energético como un sistema integrado socio-técnico, que comprende no sólo la faz técnica (pozos de petróleo, cisternas, redes, molinos...) sino también elementos sociales (políticas fiscales, cultura, leyes, ...). El objetivo de este sistema debería pasar por ofrecer servicios energéticos adecuados y confiables (no fuentes de energía confiables) a todas las personas y de una manera justa, equitativa y sustentable. Cuando los resultados del sistema se apartan mucho de este objetivo, podemos decir que estamos ante una crisis energética" (Dr. Thijs Van de Graaf - OETEC/LabSE).

46. "Repreguntaría: crisis energética... ¿para quién y en qué momento en particular? En términos generales, las causas pueden ser externas, tales como un conflicto importante o la volatilidad del precio del crudo, o internas, como el cambio del sistema político o un accidente energético importante como el de Fukushima. Dado que nuestros sistemas económicos y energéticos están tan interconectados a nivel mundial, lo que solemos ver es una tendencia creciente a la globalización de las crisis o los accidentes energéticos por su naturaleza y alcance, aún si al comienzo fueron de poca envergadura. Por ejemplo, el accidente nuclear de Fukushima en Japón en marzo de 2011, no solo afectó rápidamente el precio mundial del uranio (dado que la oferta superó la demanda debido al cierre inesperado de docenas de reactores japoneses), sino que también afectó las alternativas al uranio como el petróleo, el carbón y el gas natural, cuyos precios aumentaron notablemente" (Dr. Benjamin Sovacool - OETEC/LabSE).

47. "[La crisis energética] Es una consecuencia de la falta de planificación de la seguridad energética y su aplicación en un determinado tiempo o periodo de tiempo, debido a factores internos o externos en un país en particular. La definiría más específicamente como la ausencia de garantías para todo ciudadano respecto del acceso a los sistemas sustentables de suministro energético y a todos los recursos de combustible disponibles (proveedores de energía) para cubrir la diversidad de necesidades energéticas (demanda) a un precio asequible (o precio aceptable), que le permitan tener una calidad de vida y actividades sociales de un nivel razonable, sin perjudicar el desempeño económico ni el medio ambiente y, a la vez, poder resistir las amenazas" (Dra. Jutamanee Martchamadol - OETEC/LabSE).

48. En base a los trabajos de la Dra. Martchamadol, podemos identificar las siguientes consecuencias que una situación de "crisis energética" provocaría en la sociedad:
"- Nadie tiene el derecho ni le asiste la equidad de acceder a algún tipo de combustible;
- Ningún ciudadano tiene el derecho ni la equidad que le permita usar la energía para satisfacer sus necesidades;
- Nadie tiene el derecho ni goza de la equidad que le permita comprar energía a un precio asequible, razonable y aceptable;
- Nadie tiene el derecho ni goza de la equidad suficientes para usar la energía a fin de satisfacer sus necesidades de modo de poder alcanzar una calidad de vida razonable y cumplir con sus actividades sociales;
- Nadie tiene el derecho ni goza de la equidad suficientes para usar la energía de manera que pueda generar ingresos en forma continuada, mantener sus negocios y la competencia comercial, así como otras actividades que impactan sobre sus actividades económicas;
- Nadie tiene el derecho ni goza de la equidad suficientes para acceder al suministro y usar la energía de modo que no impacte negativamente sobre el medio ambiente. Esto abarca la conservación de la energía, la mejora de la eficiencia energética y la promoción de las energías renovables y los incentivos a los combustibles con baja emisión de carbono."

49. "La crisis energética se puede definir como la interrupción del suministro de energía. El síntoma principal es la indisponibilidad de la energía en un determinado país. En la actualidad, todos los países se relacionan de muchas maneras, en especial comercialmente. Pues bien, la energía es uno de los bienes de alto valor que muchos países han estado comprando en todo el mundo para impulsar su economía. Los países exportadores de energía pueden definir el precio y los países que la importan sufren este dilema, sin opciones. Si se producen acontecimientos inesperados entre importador y exportador, de modo que se tenga que depender de una sola fuente de energía o de un solo exportador, por ejemplo, por problemas de frontera y conflictos políticos, esto podría generar repercusiones negativas para el país importador de energía; un ejemplo es la cuestión de Crimea entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, una política energética bien planificada ayuda a disminuir la severidad de los síntomas de la crisis energética del país" (Dra. Jirapa Kamsamrong - OETEC/LabSE).

50. "La forma más sencilla de asumir que un país está sufriendo una crisis energética es que, en caso de verificarse cualquier evento inesperado, el país carezca en absoluto de sus propias fuentes de energía. Como resultado, se incrementará el costo de inversión en bienes y servicios. En casos extremos, si no resulta factible comprar energía o si se carece de otros recursos energéticos a tiempo, el país podría enfrentarse a cortes masivos del suministro eléctrico" (Dra. Jirapa Kamsamrong - OETEC/LabSE).

51. "La crisis energética es la incapacidad de un sistema energético para proporcionar disponibilidad ininterrumpida de fuentes de energía a un precio asequible, debido a una subida del precio por una escasez de suministro para satisfacer la demanda (cuello de botella). Además del suministro ininterrumpido y la accesibilidad del precio, añadiría un tercer pilar a la definición de crisis energética: su causalidad. Si el precio de la energía aumenta como resultado de una política doméstica dirigida, esto no podría ser considerado como una crisis energética por los ciudadanos. Por ejemplo, la penetración de las energías renovables en Dinamarca es altamente aceptable -a pesar del considerable aumento de la tarifa de la electricidad- debido a que es un pilar relevante de la política energética nacional. Si el mismo aumento fuera causado por un factor exógeno, posiblemente se consideraría como una crisis energética. Por lo tanto, es evidente que los ciudadanos están considerando también la causalidad. Esto no significa que todas las causas nacionales sean aceptables y asequibles, pero son más aceptables que las externas. Así que redefiniría así: la crisis energética es un estado provocado por causas exógenas o incontrolables, en el que el sistema energético es incapaz de proporcionar un suministro ininterrumpido a precios asequibles. Las causas exógenas pueden deberse a una crisis política en otro país, por ejemplo, Ucrania, Irán, la OPEP, o un rápido incremento del precio de la energía importada. Las causas imprevisibles también pueden ser internas, tales como las condiciones climáticas o las deficiencias reglamentarias, como en el caso de la crisis energética de California. La mala gestión financiera o técnica del sistema energético nacional, es también otro ejemplo de causa interna incontrolable (p.ej. Zimbabue)" (Prof. Athanasios Dagoumas - OETEC/LabSE).

52. "La expresión crisis energética se utiliza generalmente para describir los problemas asociados con la restricción del suministro energético que puede traducirse en una limitada disponibilidad energética y el aumento de precios al consumidor" (Dra. Stella Tsani - OETEC/LabSE).

53. "El concepto de crisis energética se extiende más allá de la mera descripción de los cuellos de botella en el suministro de energía. También se relaciona con el suministro ininterrumpido de energía, asegurando que la energía esté disponible durante las horas pico. Esto se asocia también con el nivel tecnológico y con las inversiones realizadas en el sector energético de un país. Crisis energética también puede describir el estado de dependencia respecto de fuentes de energía únicas o escasas. La diversificación de las fuentes de energía es esencial a fin de asegurar que los países y el suministro energético no dependan en exceso de una fuente de energía determinada. La diversificación garantiza que en los tiempos de crisis puedan utilizarse fuentes de energías alternativas y que el alza de costos resultado de la disponibilidad limitada a partir de una determinada fuente de generación energética sólo tendrá efectos limitados sobre el costo energético enfrentado por empresas y consumidores" (Dra. Stella Tsani - OETEC/LabSE).

54. "La crisis energética es un concepto demasiado amplio y en consecuencia existen muchos enfoques diferentes. El significado clásico de crisis energética es la interrupción repentina del suministro de energía, sea de petróleo, gas o electricidad. Un ejemplo típico de tal crisis fue el shock petrolero de 1973 cuando los países árabes decidieron detener la exportación de petróleo a Estados Unidos y Europa occidental. Según esta definición, el hecho de suponer que un país está sufriendo una crisis energética es relativamente fácil: sólo tiene que experimentar escasez repentina de energía derivada de cualquier fuente" (Dr. Tomasz Daborowski - OETEC/LabSE).

55. Desde un enfoque socioeconómico, el Dr. Daborowski nos explica que "crisis energética" representa una "situación en la que gran parte de la población tiene un acceso muy limitado a fuentes de energía asequibles. En este contexto la crisis energética está relacionada con la expresión pobreza energética. Es posible medir este tipo de crisis energética utilizando varios indicadores diferentes, por ejemplo, el Índice de Desarrollo Energético (IDE) elaborado por la Agencia Internacional de Energía que, entre otras cosas, mide el acceso de la población a la electricidad y el consumo de energía per cápita en el sector residencial del país. Desde este enfoque, muchos países africanos están experimentando crisis energéticas en forma permanente". Veremos más adelante en qué consiste el IDE, qué valor arroja para la República Argentina y por qué el neoliberalismo -como Nisman en su denuncia- lo ignora olímpicamente.

56. Por último, el especialista polaco nos aporta una más que interesante definición, en realidad, como tercer factor o causa de "crisis energética" que sumaríamos a las anteriores (escasez repentina de energía y una población con acceso muy limitado a fuentes de energía asequibles): "... generalmente la crisis energética es el resultado de un diseño ineficaz del mercado. Por ejemplo, cuando no existe ningún mecanismo para evitar que los monopolios impongan precios elevados o cuando existe un marco regulatorio deficiente que impide que las empresas inviertan en infraestructura. A pesar de estas diversas razones, las principales consecuencias de la crisis energética son siempre las mismas: caída repentina del consumo energético debido a la distorsión de la oferta o a los aumentos desmedidos del precio de la energía". Será interesante conocer -como haremos más adelante- la opinión que la situación energética argentina merece al Dr. Daborowski.

57. "Aunque no hay un consenso generalizado sobre el concepto de crisis energética y se utiliza en muy diversos contextos, a mi entender, esta surge cuando se materializan los riesgos que amenazan a la seguridad energética, y esto ocurre cuando hay algún tipo de interrupción o insuficiencia de los flujos físicos de energía y/o un cambio importante en los precios de la energía, que limita la disponibilidad o el acceso a fuentes de energía asequibles. Además, para poder hablar de crisis energética, se tiene que dar la circunstancia de que los eventos acaecidos en los mercados impliquen una reducción del bienestar social a nivel nacional y/o global. De tal forma, mientras podemos hablar de seguridad energética en el corto y en el largo plazo, la crisis tiene lugar en el corto plazo, es decir, atiende a cuestiones coyunturales. Si se mantiene en el tiempo, no podemos hablar de crisis, sino de un problema (desequilibrio) estructural en la economía" (Dra. Beatriz Muñoz Delgado - OETEC/LabSE).

58. "Una crisis energética es un fenómeno complejo y variable que surge a raíz de la incapacidad de una economía de satisfacer sus demandas por energía, de forma suficiente, oportuna, de manera sustentable y a precios competitivos, en el presente y hacia el futuro. Los principales síntomas de una crisis energética son la falta de insumos energéticos, incapacidad de las redes de gas, petróleo o electricidad para transportar la energía, altos precios por el uso de energía, uso ineficiente de la energía, falta de dinamismo en las inversiones del sector, bajos niveles de competencia" (Lic. Diego Mena Acosta - OETEC/LabSE).

59. En cuanto a las consecuencias de una "crisis energética", el Lic. Mena Acosta las define así: "... pérdida de competitividad de los sectores industrial y minero en particular, y del país, en general, entre otros por el aumento del costo de la energía; pérdida de crecimiento del producto interno bruto; deterioro de la calidad de vida de las personas por el aumento de precios; sobrecarga en los costes de transporte y de la canasta básica de productos que consumen las familias de menores ingresos; así como un aumento en la inequidad de acceso. En situaciones más complejas se puede producir racionamiento o cortes súbitos del abastecimiento".

60. Finalmente, el Lic. Mena Acosta explica que "un criterio general para analizar si un país sufre una crisis energética o no, es conocer sus capacidades de satisfacer sus demandas por energía, de forma suficiente, oportuna, de forma sustentable y a precios competitivos, en el presente y hacia el futuro. En tal sentido, existen una serie de indicadores o criterios que son utilizados a nivel mundial para medir la fiabilidad de los sistemas energéticos, cuyas fallas adquieren especial relevancia en la denominada infraestructura crítica, que es entendida como aquel elemento, sistema o parte de éste, situado en un Estado y que es esencial para el mantenimiento de funciones sociales vitales como la salud, la integridad física, la seguridad, además del bienestar social y económico de la población y cuya perturbación o destrucción afectaría gravemente al Estado".

61. "Normalmente un país sufre una crisis energética cuando el aumento del precio de la energía excede los límites del sentido común, o cuando el acceso a las fuentes de energía primaria está restringido debido a conflictos geopolíticos o a la escasez de suministro... El aumento incontrolado del precio de la energía (y el acceso limitado a las fuentes energéticas) se presentan en países o economías con algunas características típicas y compartidas: - Estructura económica con una alta dependencia respecto de la combustión de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón); - Alta subordinación a la volatilidad de los precios internacionales de la energía; - Debilidad para controlar las crisis cambiarias; - Existencia de estructuras de mercado oligopólicas en la industria energética; - Regulación orientada y guiada por grupos de presión ("lobbies") energéticos;... La excesiva dependencia con respecto al consumo de combustibles fósiles y la ausencia de fuentes nacionales de energía ponen al país en una posición débil frente al alza de los precios internacionales... Por otra parte, la existencia de una regulación inadecuada que promueva la reconversión de la matriz energética hacia una mezcla más autosuficiente, que garantice el retorno a los inversores y a los consumidores, podría aumentar el riesgo de sufrir una crisis energética y una crisis económica posterior" (Dr. Jorge Zafrilla - OETEC/LabSE).

62. "Diversas fuentes definen una crisis energética como un cuello de botella importante en el suministro de recursos energéticos para la economía en general. En una crisis energética, el país afectado necesita petróleo crudo o electricidad (y con menor frecuencia, energía de fuentes no renovables) en cantidades mayores de las que puede suministrar a los ciudadanos y a los usuarios comerciales e industriales. Una crisis energética puede producirse por la caída pronunciada del suministro de energía o un gran aumento del precio, y constituye un problema económico para toda la sociedad, con amplia repercusión en todos los ámbitos de la vida y de la actividad empresarial... En una situación como la descripta, en razón de que el transporte de combustible es más caro, aumentan los precios de casi todos los productos. Además, la falta de electricidad suficiente o asequible afecta más a quienes dependen de ella para calefaccionar, cocinar y lavar o bañarse. En los casos extremos, y especialmente durante los inviernos crudos, los hogares pobres no pueden permitirse usar energía para calefaccionar sus hogares y normalmente sustituyen el petróleo y el gas natural por otras fuentes. En tales circunstancias, una crisis energética sostenida puede convertirse en una situación de emergencia humanitaria. Por otro lado, continúa siendo una triste verdad que la crisis energética es un tipo de crisis en la que la mayoría de las personas sufre, en especial quienes no pueden pagar el combustible, mientras que una pequeña minoría amasa fortunas que superan el entendimiento del hombre de la calle... Si se examina la historia de los diferentes tipos de crisis energéticas de los últimos 40 años, se advierte que, si bien no existen criterios generales o normas internacionales que permitan determinar si un país sufre una crisis energética, sus repercusiones en términos de impacto económico y social son claramente perceptibles por quienes la padecen" (Ing. John Paravantis - OETEC/LabSE).

63. "En todo país existen fuertes vínculos entre energía y economía. Creo que hay dos causas de una crisis energética. En primer lugar, la disminución del uso de la energía provocado por la contratación de capacidad que se produce debido a la crisis económica. Y en segundo lugar, por desequilibrios en la relación entre producción y consumo. Crisis energética significa contracción económica. Esto es, conduce a los países directamente a una crisis económica... El mayor indicador de crisis energética es la discrepancia entre la producción y el consumo. Este equilibrio es válido tanto para el uso de los recursos energéticos primarios como para la energía eléctrica. Especialmente aquellos países que son pobres en recursos energéticos primarios necesitan desarrollar una política energética sustentable para asegurar la diversidad de fuentes con el fin de garantizar la seguridad del suministro y así mantener el equilibrio energético. [En suma], podemos hablar de crisis en los casos en que no hay estabilidad entre la tasa de crecimiento económico y la tasa de crecimiento energético" (Dr. Adnan Sözen - OETEC/LabSE).

64. "Según el Consejo Mundial de Energía, la seguridad energética consiste en una fuente de alimentación ininterrumpida de energía, en términos de cantidades necesarias para satisfacer la demanda a precios accesibles. Basándose en esta definición, una crisis energética podría ser vista entonces como la falta de seguridad energética. Los síntomas son: aumento del precio de las materias primas debido al elevado costo de producción, tener que importar materias primas simples debido al cierre de las empresas locales por la falta de energía, muchos ciudadanos viviendo en la pobreza y la oscuridad, lo cual también provoca aumento de la delincuencia a causa de la falta de empleo. Estos apenas algunos síntomas" (Dr. Abubakar S. Aliyu - OETEC/LabSE).

65. En cuanto a indicadores de una situación de crisis energética, el especialista Abubakar S. Aliyu nos cuenta que estos deben registrar los siguientes comportamientos: "i) Precio de la energía (combustible): cuando hay un alza en el precio del combustible (energía); ii) Intensidad energética, que es la proporción entre la oferta total de energía primaria (OTEP) y el PBI, mientras que la OTEP representa la producción nacional, la importación, la exportación y las reservas. Por lo tanto, una OTEP baja con un PBI alto dará por resultado una baja intensidad energética; iii) altos costos de producción, lo cual puede traducirse en el cierre de industrias así como en pérdida de empleos; y iv) Exceso de consumo, el envejecimiento de la infraestructura, el vandalismo en las instalaciones energéticas (o de combustible) que restringen el suministro de combustible...". En cuanto a un indicador aún más específico, nos explica que "cuando la demanda energética de un país es mayor que el suministro por un factor importante, de 3 o más, yo diría que ese país está en una crisis energética. Por ejemplo, si en un país la producción de energía es de aproximadamente 4 GW y la demanda es de 10 GW, aquí la demanda supera el suministro por un factor de 2,5. En un país como éste, los ciudadanos tendrán que soportar apagones durante algunas horas al día... El costo de producción en este país será alto, dado que las empresas también tendrán que sostener el suministro de red con otras alternativas privadas".

66. "Cada país basa su producción de energía propia sobre pilares (fuentes que resultan adecuadas y están disponibles para la generación de energía) con los que construye su matriz energética y/o depende de las importaciones de combustible, como el carbón y el gas para la electricidad, así como el petróleo para el transporte. Cuando una de esas fuentes, que son importantes en la composición de la matriz energética, se encuentra comprometida, ya sea por la escasez de la fuente principal o por la incapacidad política del país para crear normas, o bien por la reducción de las inversiones en energía, que a su vez puede afectar el crecimiento del sector energético, existe una crisis energética. Una segunda definición: las crisis energéticas se producen cuando los recursos energéticos están disponibles, pero no pueden satisfacer la demanda o cuando el sector energético es deficiente, lo cual provoca una diferencia cada vez mayor entre la oferta y la demanda... Como consecuencia de las crisis, pueden producirse dificultades para mantener la producción energética del país o para satisfacer las necesidades básicas de la población (Ing. Rubipiara Cavalcante Fernandes - OETEC/LabSE).

67. Para cerrar este apartado, presentamos la siguiente definición: "Crisis energética se refiere a la escasez de fuentes de energía destinadas a sostener el desarrollo económico. En términos generales, se caracteriza por un incremento del precio del petróleo y el carbón, así como por la limitación del suministro de combustible. En los casos extremos, los consumidores deberán reducir el consumo y la actividad económica se desacelera debido a la falta de energía" (Dra. Joana Portugal-Pereira - OETEC/LabSE).

Ejemplos reales de "Crisis energética"
68. Pasemos ahora a conocer ejemplos de crisis energéticas reales, tanto pasadas como contemporáneas. La comparación de las situaciones ejemplificadas sirve para tomar conciencia de la realidad energética nacional, así como para analizar la "herencia" K. Una vez más, escuchemos a las voces de prestigiosos especialistas en la materia, consultados por OETEC y cuyas argumentaciones técnicas figuran completas en el Laboratorio en "Seguridad Energética" (LabSE).

69. "A corto plazo, las interrupciones físicas del suministro energético tienden a ocurrir debido a eventos temporales e impredecibles como los acontecimientos políticos (la Crisis del Canal de Suez), las controversias comerciales (Rusia y Ucrania), los eventos meteorológicos (huracán Katrina), los sabotajes (oleoductos iraquíes), los accidentes técnicos (el apagón en el noreste de Estados Unidos y Canadá en 2003) o una capacidad de generación doméstica inadecuada (la Crisis Eléctrica de California en 2002). Sin embargo, las interrupciones físicas del suministro de energía a mediano y largo plazo se han relacionado con embargos (la OPEP en los años setenta), problemas políticos prolongados (guerra civil en Irak), falta de inversión (la situación en África) y limitaciones debidas a la sobreproducción de los recursos energéticos (la explotación petrolera onshore en los Estados Unidos) (Dr. Benjamin Sovacool - OETEC/LabSE).

70. "En Dinamarca, su mayor crisis se produjo durante las crisis petroleras de los años setenta, cuando dependían del petróleo importado para más del 90% del consumo energético final total. En respuesta, se aprobaron aumentos de los impuestos a la gasolina, el diesel y el petróleo crudo por primera vez en 1974 tras la crisis del petróleo ocasionada por el embargo de la OPEP y se ampliaron de manera significativa en 1985 cuando cayó el precio del petróleo. Estas medidas fueron seguidas por impuestos adicionales para el carbón en 1982, el dióxido de carbono en 1992 y el gas natural y el dióxido de azufre en 1996. Dichos gravámenes aumentaron más de 25.000 millones de dólares desde 1980 y a 2005, y ayudaron a Dinamarca a evitar los problemas económicos (como la inflación) asociada con el aumento de las exportaciones de petróleo y gas natural, creando ingresos para que el gobierno promoviera la eficiencia energética y los programas de investigación sobre energías renovables" (Dr. Benjamin Sovacool - OETEC/LabSE).

71. En nuestro informe "Nigeria electricity crisis: Power generation capacity expansion and environmental ramifications" (Energy 61: 354-367) describimos los problemas energéticos (crisis energética y pobreza energética) en Nigeria. El país ha estado en crisis energética durante décadas. En la actualidad sólo el 40% de la población (170 millones de personas) está conectada a la red y dicha población sufre cortes en el suministro durante más del 60% del tiempo. El gobierno ha intentado diversificar y ampliar la matriz energética, pero las prácticas corruptas han entorpecido el desarrollo pleno previsto para el sector... La ironía es que Nigeria es uno de los miembros de alto rango de la OPEP con muchos recursos energéticos bajo su suelo (por ejemplo, carbón, petróleo y gas natural) así como la disponibilidad de recursos renovables como la energía solar, eólica e hídrica. Pero este potencial ha sido subutilizado, manteniendo así a los ciudadanos en una oscuridad pulsátil. A pesar de tener los recursos de gas natural en segundo y séptimo lugar entre los más grandes de África y el mundo, más del 90% de la población de Nigeria todavía depende de la madera para trabajar y esto se traduce en una enorme degradación del medio ambiente" (Dr. Abubakar S. Aliyu - OETEC/LabSE).

72. "He estudiado la relación entre economía y energía en Turquía durante varios años. Recientemente, en el 2001, Turquía experimentó una crisis económica. La contracción del PIB en el 2001 se reflejó por partes iguales en la generación de energía bruta y en la capacidad de la energía instalada. Por otro lado, como consecuencia de la crisis económica, disminuyeron las inversiones en energía contratada y la capacidad energética instalada. Turquía es un país muy pobre en términos de recursos energéticos primarios, dado que sus fuentes esenciales de energía son el carbón de baja calidad y la energía hidráulica. Su dependencia de fuentes extranjeras es muy alta tanto con relación al petróleo como al gas natural. Como resultado, el nivel de dependencia de Turquía en cuanto a recursos energéticos primarios extranjeros es del 75%. Esto conlleva enormes desventajas. Para que un país pueda producir energía necesita recursos y estos recursos deben ser sustentables para que el país pueda contar con instalaciones para la producción. Por otra parte, mientras deba procurar recursos energéticos en el extranjero, necesita aumentar el número de países que suministran dichos recursos para poder garantizar el suministro" (Dr. Adnan Sözen - OETEC/LabSE).

73. "En la década de 1970, se produjeron dos importantes crisis energéticas: el embargo dispuesto por la OPEP en 1973 sobre las exportaciones de petróleo y la crisis del petróleo de 1979 causada por la revolución iraní. Esto fue seguido por la crisis de precios del petróleo en 1990, causada por la guerra del Golfo. Las protestas del año 2000 en el Reino Unido se debieron al aumento del precio del crudo combinado con los altos impuestos sobre el combustible para el transporte. A continuación, se produjeron los cortes de energía a gran escala de 2000-2001 en California [dejaron a aproximadamente 50 millones de personas a oscuras], que fueron causados por el control del mercado por parte de Enron y por una desregulación bastante inadecuada. Corea del Norte ha sufrido de escasez energética por muchos años mientras que Zimbabue se vio afectada por un suministro de energía insuficiente durante muchos años, que se debió a una mala gestión financiera. Además, en 2007 hubo disturbios políticos durante las protestas contra el gobierno birmano, causadas por el aumento creciente del precio de la energía. China experimentó escasez energética grave hacia finales de 2005, y de nuevo a principios de 2008; durante la segunda crisis, sufrió grandes interrupciones del suministro eléctrico, así como escasez de diésel y carbón. Cabe señalar que China continúa operando con un déficit de energía eléctrica hasta el día de hoy, ávida como siempre de más energía y más o menos indiferente a las consecuencias ambientales y ecológicas. La crisis energética de 2008 en Asia Central fue causada por un clima anormalmente frío y bajos niveles de agua en una zona que depende de la energía hidroeléctrica. En febrero de 2008, el Presidente de Pakistán anunció planes para hacer frente a la escasez de energía que estaba llegando a la etapa de crisis, a pesar de sus importantes reservas de hidrocarburos. Finalmente, en febrero de 2008, la crisis eléctrica sudafricana se debió al gran aumento del precio del platino y a la menor producción de oro" (Ing. John Paravantis - OETEC/LabSE).

74. Específicamente le consultamos al especialista griego, Ing. Paravantis, sobre la situación energética de su país en estos años de neoliberalismo (previo al triunfo de Alexis Tsipras) y cómo las medidas de austeridad impactaron en la salud energética del pueblo: "En los dos últimos años, se ha informado que Grecia está enfrentando problemas energéticos graves (y hasta podría llegar a ser una crisis energética con todas las letras) pero es casi imposible dejar al margen la crisis financiera. Cabe informar que, aunque el país ha liberalizado en gran medida su mercado energético, por desgracia, esto ha ido de la mano de un aumento en los precios... Como nuestra investigación Financial crisis and energy consumption: A household survey in Greece (Energy and Buildings 65: 477-487) ha demostrado, las familias de muy bajos ingresos no pueden calefaccionar sus hogares para que alcancen una temperatura compatible con una vida sana".

75. Concuerda con su colega de Grecia el especialista Prof. Athanasios Dagoumas (OETEC/LabSE), oriundo del mismo país: "Grecia es altamente dependiente de las importaciones energéticas. El país se encontraba al borde de una crisis energética en 2009 debido a los pagos pendientes de la Empresa Pública de Electricidad a la Corporación Pública de Gas DEPA, que a su vez no pudo pagar a sus propios proveedores turcos, italianos y rusos, lo que se tradujo en una amenaza de corte del suministro al país. Esto fue provocado por problemas de liquidez debido a la crisis de deuda más reciente a la que se enfrenta Grecia".

76. En cuanto a ejemplos internacionales, Dagoumas opinó: "La crisis energética de los años setenta y ochenta son dos ejemplos comúnmente citados de la crisis energética mundial. La evolución determinada por la presencia de la OPEP condujo a dos crisis en el precio del petróleo, el primero en los años setenta y el segundo en la década de 1980. En la siguiente fase de caída durante la década de 1980, la baja de los precios del petróleo indicó el colapso de la gestión de la OPEP, mientras que la caída en la década de 1990 fue el reflejo de la recesión industrial de principios de los noventa, de la guerra del Golfo y de la desaceleración de la demanda debido a la crisis financiera asiática. Los acontecimientos de la década del 2000 con el aumento del precio del petróleo reflejaron la recuperación de la productividad mundial y de la demanda de este último. Todos estos acontecimientos han hecho que los países importadores se tornaran vulnerables a los aumentos impredecibles del precio de la energía. Otro ejemplo es la crisis energética europea, provocada por la disputa entre Rusia y Ucrania por el gas, que comenzó en 2005. En 2009 el desacuerdo y la reducción del suministro de gas de Rusia a Ucrania llevaron a interrumpir el suministro de gas a muchos países de la UE".

77. De Grecia pasemos a España, otro de los países más afectados por el neoliberalismo en el poder. "Podríamos decir que España vivió en una constante crisis energética mientras su estructura económica estaba basada en el uso masivo de combustibles fósiles importados. Durante los años ochenta y noventa, la ausencia de fuentes nacionales de energía puso a España en una posición débil en términos de competitividad, al tiempo que realizaba una reconversión económica e industrial gradual y difícil, pero necesaria para su entrada en la UE. Sin embargo, una vez que España se convirtió en miembro de la unión monetaria, la estabilidad macroeconómica en términos de metas de inflación y de déficit público ha ayudado a España a controlar el aumento del precio internacional de la energía. Además, la reconversión observada en el sector eléctrico desde el año 2005 con el auge de las energías renovables, y el proceso de gasificación observado en la economía (vinculado en parte a la burbuja inmobiliaria) redujo la dependencia respecto del petróleo crudo y protegió a España contra la volatilidad de los precios. Sin embargo, la crisis económica y financiera de 2008 ha mostrado la debilidad de la reconversión energética y regulatoria implementada en España desde finales de los noventa. Fueron regulaciones basadas en la idea de una creciente demanda de energía en un contexto de liberalización del sector, que actualmente están mostrando algunas lagunas legales..." (Dr. Jorge Zafrilla - OETEC/LabSE).

78. "Un muy buen ejemplo de este tipo de crisis energética fue la crisis de California (EE.UU) de 2001. Según estimaciones, el precio mayorista de la electricidad se disparó desde unos 100 USD/MWh hasta casi 800 USD/MWh en seis meses. La razón de tal espectacular aumento fue la manipulación de precios por parte de las empresas de energía (especialmente Enron) que tomaron ventaja de su posición dominante en el mercado. Un marco regulatorio deficiente y la escasa supervisión de las autoridades sobre el mercado de la electricidad también colaboraron. Las consecuencias de esta crisis energética fueron devastadoras: hubo cortes de energía constantes porque nadie podía afrontar el precio de la electricidad" (Dr. Tomasz Daborowski - OETEC/LabSE).

79. Otro ejemplo dado por Daborowski: "Polonia y otros países de Europa Central han experimentado graves crisis de gas hace pocos años. En enero de 2009, Rusia suspendió por completo las exportaciones de gas a Europa durante más de dos semanas a través de Ucrania, país principal de tránsito del gas ruso a Europa. La razón de esta crisis fue principalmente comercial: la empresa ucraniana Neftohaz no pagaba por el gas contratado a la empresa rusa Gazprom. También hubo cálculos políticos porque Rusia generalmente utiliza el gas y el petróleo para reconstruir su esfera de influencia como en la época soviética... Las consecuencias de esta crisis fueron muy graves solo en los países de Europa Central y Sudoriental porque los países de Europa occidental tenían acceso a otras fuentes de gas de Noruega y del norte de África. Pero Europa Central y Sudoriental no tenía muchas posibilidades ya que su dependencia de la importación promedio de gas ruso era aproximadamente del 70% y en algunos países -como Eslovaquia o Bulgaria- casi del 100%. Además, la crisis de gas se produjo durante el periodo más frío del año con temperaturas muy por debajo de cero y la más alta demanda de gas. En algunos países las empresas se vieron forzados a suspender la producción (Eslovaquia) y en otros países como Bulgaria los hogares padecieron el clima frío. El país más gravemente afectado por la crisis de gas fue Eslovaquia, que según algunas estimaciones perdió el 1% de su PIB anual en tan sólo dos semanas".

80. "California durante los años 2000 y 2001 atravesó una crisis eléctrica de proporciones. Hubo una combinación de fallas en el diseño de los mercados donde los consumidores finales estaban aislados de los precios del mercado mayorista y las empresas distribuidoras privadas de firmar contratos de mediano y largo plazo con empresas generadoras. Además, hubo algunos elementos exógenos como un alza en los precios del gas natural (más de 10 veces entre 1999 y diciembre de 2000), un incremento significativo de la demanda debido a un verano extremadamente caluroso y mayores precios para la obtención de permisos de emisión de NOx. Esto provocó que los precios en el mercado mayorista subieran en forma explosiva provocando la quiebra de algunas empresas de distribución eléctrica" (Lic. Mena Costa - OETEC/LabSE).

81. "Crisis del petróleo de los años 70: en esa década el mundo se percató de que el futuro de la civilización industrial -y el sagrado derecho de llenar su tanque- era controlado por unos pocos países que estaban extrayendo petróleo. Todo el mundo pasó a depender de la OPEP, una organización cuyo comportamiento es mucho más confiable hoy que en los años 70. Esto hizo que todos los países reconsideraran su matriz energética y buscaran nuevas fuentes de producción de energía, a fin de reducir su dependencia del petróleo. Crisis de California: el Estado más rico de los Estados Unidos (que es el país más rico del mundo) sufrió apagones entre 2000 y 2001. La crisis fue el resultado del extraordinario crecimiento económico de este Estado, el cambio climático, el aumento de los costos ambientales y la ausencia de inversiones en capacidad de generación energética, provocada por las dudas referidas a cambios en el sector energético y en las condiciones competitivas del mercado... Los apagones son comunes en los países más pobres como la India, Pakistán, Nigeria, Georgia y Armenia; en esos lugares, el peor problema es no tener dinero para mantener el sector energético. Obviamente, las crisis energéticas no son un destino ineludible sino una cuestión de gestión y, sobre todo, de dinero" (Ing. Rubipiara Cavalcante Fernandes & Solange María Loureiro - OETEC/LabSE).

82. "Los ejemplos típicos de crisis energéticas mundiales son la crisis del petróleo de 1973 y la de 1979, circunstancias en las que el precio del petróleo crudo aumentó cuatro y diez veces, respectivamente, debido al embargo de la OPEP. Asimismo, en 1990, los precios se duplicaron en respuesta a la guerra de Kuwait" (Dra. Joana Portugal-Pereira - OETEC/LabSE).

83. En cuanto a ejemplos más recientes brindados por la Dra. Portugal-Pereira, observe el lector el caso de Brasil y su problema en la generación consecuencia de la alta dependencia hidroeléctrica pero agravada por el contexto de privatización (2001/02) y de condiciones climatológicas extraordinarias (2013): "Brasil en 2001-02 durante la privatización del sistema de suministro eléctrico y las sequías atípicas, de años de duración, cuando hubo un fallo del suministro eléctrico de un 20%; c) Brasil, en el verano de 2013, cuando una intensa sequía redujo la capacidad de generación hidroeléctrica a niveles mínimos y hubo aumento de la demanda debido al mayor consumo de los sectores residenciales y comerciales, que se debió al mayor uso de aparatos de aire acondicionado. En todo el país se planificaron apagones controlados durante las horas pico".

84. Ahora, el caso de Chile, que constituye un ejemplo sumamente interesante dado que el neoliberalismo argentino lo utiliza reiteradamente como modelo económico y energético a seguir por nuestro país. A propósito, el especialista chileno Lic. Mena Costa (OETEC/LabSE) opina todo lo contrario: "Chile vive una crisis energética hace unos diez años motivada por diversos factores. El principal es la dependencia de materias primas energéticas extranjeras, que alcanzan a un 60% de su energía primaria (datos del Ministerio de Energía a 2014). Por dicha razón, se encuentra subordinado a la inestabilidad y volatilidad de los precios en los mercados internacionales y a las restricciones de abastecimiento que se produzcan por fenómenos políticos, climáticos o de mercado. Además, las reformas estructurales al modelo económico impulsadas durante el régimen militar, disminuyeron radicalmente el rol empresarial del Estado en materia de planificación y desarrollo del sector energía, pasando esta responsabilidad al sector privado, por lo que las inversiones materializadas son funcionales a la maximización de corto plazo de los beneficios privados y no necesariamente convergen al bien social de largo plazo. Dentro de este contexto, los últimos años han estado marcados por la interrupción del suministro de gas desde la Argentina, largos y severos periodos de sequías que han mermado la capacidad de generación hidroeléctrica, precios internacionales de los combustibles que han marcado niveles récord, dificultades en el otorgamiento de permisos ambientales para la construcción de nuevas obras (tanto a nivel de generación como de transmisión), insuficientes políticas de ahorro y uso eficiente de la energía, débiles estímulos a nuevas formas de generación de energía. Todo ello ha contribuido a mantener un sistema energético estrecho, con altos precios finales al cliente que reflejan un desarrollo ineficiente del sistema".

85. En relación a Brasil, el Lic. Mena Acosta nos cuenta que "más o menos en el mismo periodo que California, [Brasil] atravesó por una crisis eléctrica provocada, en sus inicios, por el declive en las precipitaciones que afectaron algunas regiones del país. Sin embargo, la sequía dejo en evidencia una falta de inversión en capacidad de generación y distribución de energía y atraso en la entrega de algunas obras. De haber existido mayor capacidad de transmisión, se podría transportar energía desde el sur, que no fue afectado por la sequía, hacia los centros de consumo más al norte, aliviando en gran medida la situación. La crisis de abastecimiento provocó cortes obligados de electricidad. Se impuso un ahorro de 20% del consumo, que implicaron castigos y cortes de energía para quienes aumenten su consumo e incentivos para quienes lo disminuyan". Cabe resaltar la semejanza entre la crisis energética de Brasil y la registrada en la Argentina a fines de los años ochenta, durante la administración de Raúl Alfonsín (su secretario de Energía era entonces el señor Jorge Lapeña).

86. "En 2001, Brasil sufrió una crisis energética fuerte, durante la cual la población se vio obligada a reducir el consumo de electricidad, lo que obligó a un cambio drástico en sus hábitos de consumo de la energía. La causa de esto fue la propuesta de un plan estratégico del gobierno para resolver el problema del suministro, provocado por las condiciones hidrológicas que sostienen la disponibilidad de la matriz energética brasileña. Esto sucedió en el último año del mandato del Presidente Fernando Henrique Cardoso (FHC); al año siguiente iban a celebrarse las elecciones presidenciales. La crisis energética estaba ligada principalmente a la falta de planificación en el sector (falta de inversiones en el sector electro-energético causado por la política económica que se centró sólo en estabilizar la moneda) y a la inexistencia de inversiones en generación y en sistemas de transmisión y distribución de la energía. Durante sus dos mandatos, el presidente Cardoso elaboró una serie de políticas para reducir el tamaño del sector público, que incluyó la privatización de muchas empresas estatales. Algunas de ellas fueron las compañías de distribución, esenciales para la planificación económica nacional, ya que eran necesarias para que el país funcionara. Otro factor que contribuyó a agravar la situación fue el hecho de que más del 90% de la matriz energética brasileña proviene de centrales hidroeléctricas, que dependen fuertemente de las condiciones meteorológicas y necesitan que llueva para mantener sus niveles de depósito a fin de poder generar electricidad. Sin embargo, ese año hubo escasez de lluvias y los niveles de agua en las centrales hidroeléctricas estaban por debajo de la seguridad mínima para la producción de energía (20%). La ausencia de líneas de transmisión y de distribución impidió que el gobierno pudiera transferir la generación de energía de los lugares que contaban con energía suficiente hacia los lugares con escasez, como sucedió en las regiones sur y sureste. En la región sur de Brasil, las plantas desperdiciaban el agua, debiendo derramar la que habían almacenado, y carecían de los medios para generar energía y trasladarla hacia el sudeste, el mayor centro de consumo del país" (Ing. Rubipiara Cavalcante Fernandes & Solange María Loureiro - OETEC/LabSE).

87. A modo de cierre de este apartado, estas reflexiones: 1) Nótese cómo las definiciones presentadas están en perfecta sintonía con los conceptos, programas y acciones en "energía" y "servicios energéticos" de Naciones Unidas, PNUD, AIE, UNIDO, etc. conocidos al principio de este capítulo; 2) Obsérvese el acento que prácticamente todas las argumentaciones técnicas ponen en la "accesibilidad" y "asequibilidad" de la energía para la población como indicador excluyente de "crisis energética"; y 3) En función de los ejemplos internacionales como regionales de crisis energéticas aquí suministrados, siquiera el concepto de "crisis energética" adoptado por el neoliberalismo argentino es el correcto. Hemos visto que una "crisis energética" se verifica siempre que hay "inseguridad energética" (escasez o interrupción del suministro, incremento de los precios de la energía para la población, pobreza energética, etc.). Ahora bien, para medir el estado de la seguridad energética de una nación existen parámetros perfectamente establecidos y consensuados a nivel internacional por organismos, centros de estudio e investigadores de primer nivel. El macrismo no recurrió a ninguno de ellos para argumentar su posición de "crisis energética" para la Argentina.

88. A esto nos referimos cuando hablamos de pensar la energía con cabeza propia, es decir, desde nuestro interés como ciudadanos en lugar de hacerlo en calidad de accionistas o CEOs de determinada empresa o corporación. Al respecto, no es ninguna casualidad que la medición de "accesibilidad" y "asequibilidad" brille por su ausencia en los análisis de los opositores a las políticas energéticas ejecutadas durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. ¿Por qué? Porque si en algo puso el foco el Plan Energético Nacional lanzado en 2004 fue justamente en la accesibilidad y asequibilidad de la energía para la sociedad toda. Esto quedó demostrado en los capítulos anteriores en base a los propios datos del Ministerio de Energía de Mauricio Macri, así como de los entes reguladores del gas y la electricidad en sus datos operativos publicados a partir de 2016.

¿Crisis energética en la Argentina K? ¿Qué opinan genuinos "expertos"?
89. Antes de comenzar con los argumentos técnicos de los miembros regionales e internacionales del Laboratorio en "Seguridad Energética" (LabSE) del OETEC, una breve reflexión aclaratoria. Se podrá contra-argumentar que los especialistas fueron elegidos deliberadamente por sus definiciones favorables al rechazo de "crisis energética" para la Argentina. Al respecto deseamos comentar que el criterio para su elección es comulgar con las definiciones de "energía" y "seguridad energética" elaboradas por Naciones Unidas y la Agencia Internacional de la Energía. Por tanto, y a modo de contra-argumentación, desafiamos a todo crítico argentino de la política energética implementada entre 2003 y 2015 a que encuentre un especialista no argentino que, coincidiendo con aquellas definiciones diagnostique una situación de crisis energética para nuestro país entre los años mencionados. Importa aclarar que las opiniones aquí vertidas fueron recopiladas entre 2014 y principios de 2015 y se explayan sobre la política energética kirchnerista.

90. El Profesor de Economía energética y Jefe de análisis de mercados energéticos de la Universidad de Piraeus (Grecia), el Dr. Dagoumas, en relación a la aplicabilidad del diagnóstico de "crisis energética" para la Argentina nos explicó que "una crisis energética se produce cuando existe una incapacidad del sistema energético para proporcionar un suministro ininterrumpido de energía a precios asequibles. Por lo tanto, teniendo en cuenta la información relevada, que no menciona precios inasequibles de la energía ni perturbaciones del suministro desde 2005, se puede concluir que la Argentina sólo enfrentó una crisis energética en el año 2004... Desde entonces el país ha cambiado su política mediante la nacionalización de las empresas de energía, las inversiones en infraestructura y en unidades de potencia, a fin de mejorar su seguridad energética y por ende, disminuir el riesgo de una crisis energética en el futuro. Resumiendo, la Argentina no padece actualmente una crisis energética, aunque está actuando para evitarla en el futuro" (OETEC/LabSE).

91. El Dr. Govinda Timilsina (OETEC/LabSE) es economista del Banco Mundial. Sobre el interrogante de si el diagnóstico de "crisis energética" se aplica a la República Argentina, esto nos explicó: "Una crisis energética se refiere normalmente a un salto muy elevado del precio de la energía, que causa problemas importantes en la vida cotidiana de la población... [De todas maneras] No existen criterios estándar ni normas internacionales que sirvan para declarar una crisis [energética]. Los medios de comunicación y otros organismos usan con frecuencia esta terminología para caracterizar ciertas situaciones". Luego agrega: "Si el crecimiento económico de un país se ve afectado severamente debido al precio creciente de la energía, así como a la reducción drástica del suministro energético, puede considerarse como un escenario de crisis energética. De todas maneras, cabe resaltar que normalmente un país no pasa por una crisis energética solo; las crisis se producen a nivel internacional o como mínimo a nivel regional... [En este sentido] La situación de la Argentina no representa ninguna crisis energética". Y es lógico que así sea, pues ni existe ni ha existido reducción drástica del suministro entre 2003 y 2015; ni tampoco tuvimos precios inaccesibles de la energía para la población en el mismo período. Todo lo contrario.

92. El Profesor de la Universidad Keffi (Nigeria), Dr. Abubakar S. Aliyu (OETEC/LabSE) nos brinda su opinión: "Los indicadores de su país [la Argentina] tienen un impacto positivo en cuanto a seguridad energética. Pero, para ser ecuánimes, debemos tomar en cuenta muchos factores antes de concluir si un país está o no en crisis energética. Uno de ellos es el precio de la energía y su sostenibilidad. La pregunta es ¿qué porcentaje de los hogares argentinos están conectados a la red? Otra pregunta: ¿el costo de la electricidad en la Argentina es accesible en términos generales? A pesar del hecho de que la desregulación puede eliminar la carga del financiamiento del sector energético al gobierno a través de la participación del sector privado, la desregulación tiene algunas limitaciones, como por ejemplo el aumento no regulado del precio de la energía por las compañías eléctricas. Las compañías de energía pueden obtener enormes ganancias a expensas de los consumidores. Volviendo al caso argentino, destaco la expansión del sector energético. En fin, creo que todos los expertos deberían concluir que la puntuación del sector eléctrico argentino es bastante buena".

93. El Dr. Bejamin Sovacool, vale la pena recordar, es uno de los más prestigiosos investigadores y analistas energéticos del mundo. Ha sido el destinatario de importantes subvenciones para la investigación por parte de la Fundación MacArthur, la Fundación Rockefeller, la Fundación Nacional de Ciencia (EE.UU.) y el Departamento de Energía de EE.UU. Se ha desempeñado como consultor para el Banco Asiático de Desarrollo, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, el Banco Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia y el Pacífico en materia de pobreza energética, gobernanza y cuestiones de seguridad. También es autor de más de 300 artículos académicos revisados por expertos, capítulos de libros e informes, que incluyen artículos de su autoría exclusiva en publicaciones como Nature y Science. Además, es el autor, coautor, editor o coeditor de 17 libros. Pues bien, veamos qué diagnóstico realiza de la situación energética de la Argentina: "... cuando uno habla de la seguridad energética, es importante preguntarse entonces: ¿para quiénes la seguridad energética y en comparación con qué? En este sentido, no hay país en el mundo que esté libre de poseer gente descontenta con la propia situación energética (por ejemplo: precios de la energía, la fiabilidad de la red eléctrica nacional, los derechos de paso de ductos, etc.). En mi opinión, la Argentina parece contar con pequeños grupos de personas descontentas. Pero si la cantidad es pequeña, y los problemas son manejables, entonces eso implica que las afirmaciones de la derecha partidaria sobre una crisis energética son pura retórica y no están basadas en la realidad. Si, por el contrario, hay enormes disparidades en el acceso a la energía moderna entonces una crisis podría ser real. Todo depende de en función de qué interés esté uno hablando. Luego viene el asunto de seguridad energética comparado con qué. La Argentina podría estar desempeñándose no idealmente en algunos indicadores, pero probablemente esté mejor que la mayoría de los países de América del Sur y, ciertamente, mejor que países OPEP o países en desarrollo de África subsahariana y Asia. La seguridad energética debe analizarse siempre en contexto. El reconocimiento de este abordaje tal vez obligue a los analistas argentinos a ser más cuidadosos y matizar las argumentaciones de su discurso. Nunca olvide preguntar: seguridad energética... ¿para quién? Este interrogante atraviesa la médula de la cuestión energética". El Dr. Sovacool nos está diciendo que la expresión "crisis energética" acuñada desde el neoliberalismo responde a los intereses del mercado, lesionados por cierto desde que la política energética nacional ejecutada entre 2003 y 2015 sustrajo a la energía como negocio o mercancía.

94. "...una crisis se relacionaría con el hecho de que la exploración y la inversión en fuentes de energía locales tomaran tiempo en materializarse. Dada la creciente demanda de energía doméstica, la opción de limitar las exportaciones podría acarrear consecuencias geopolíticas para la Argentina y afectar sus relaciones con los países vecinos y con los proveedores... En fin, la Argentina se enfrenta a desafíos relacionados tanto con la demanda de energía como con el suministro. Del lado de la demanda se debe poner esfuerzo en la conservación, el uso racional y el ahorro de la energía. Por el lado de la oferta deben realizarse inversiones para asegurar el suministro ininterrumpido y la capacidad energética, explorar los recursos nacionales y las fuentes renovables, así como limitar la dependencia respecto de las importaciones" (Dra. Stella Tsani - OETEC/LabSE).

95. "Bajo mi concepción del término, no se puede hablar de crisis energética en la Argentina. En este tipo de casos, sí se podría hablar de algunas ineficiencias, desequilibrios o problemas, pero no de crisis. Además, no encuentro viable aplicar el concepto de crisis energética en términos cuantitativos, ya que se trata de un término difuso sobre el que no existen indicadores generalmente aceptados para su medición" (Dra. Beatriz Muñoz Delgado - OETEC/LabSE).

96. "Al observar los datos del país se aprecia una importante expansión de la capacidad de generación durante los últimos años -cerca de 9.000 MW promedio- [Datos correspondientes al período 2004-2013] mientras que el Plan Nacional de energía federal contempla la entrada en operación de unos 2.000 MW promedio por año hasta 2018. Además, el incremento de la red de distribución parece ir de la mano con la generación. No aparece un dato sobre uso eficiente de la energía, aunque no se aprecia un desacople entre demanda y crecimiento del consumo, por lo menos en electricidad. Aunque el periodo de los últimos diez años es relativamente breve como para establecer una conclusión categórica, en el ámbito de la generación no debería existir una crisis. En un sentido clásico de crisis energética, de corte o interrupción del suministro, la Argentina no padece una crisis. Lo que puede suceder es que ante determinados eventos, como el fuerte incremento de las temperaturas que trae aparejado el mayor uso de aire acondicionado, el sistema pueda llegar al límite produciendo interrupciones breves del suministro" (Lic. Diego Mena Acosta - OETEC/LabSE). En relación a las "interrupciones" mencionadas por el especialista chileno, cabe mencionar que se han tratado siempre de limitaciones en la distribución, no en la generación. Consultamos finalmente al Lic. Mena Acosta sobre la dependencia externa de gas y combustible de nuestro país. Esto nos respondió: "Es cierto que ha ido incrementándose la importación de energía primaria. No obstante, el porcentaje sigue siendo bajo".

97. A propósito de lo mencionado en los primeros capítulos en relación a la oferta y la demanda energética en la Argentina bajo gobiernos kirchneristas, cabe tomar nota de la opinión de la Dra. Joana Portugal-Pereira, asesora del Banco de Desarrollo Asiático e Ingeniera Ambiental de la Universidad Técnica de Lisboa: "... según la información que manejo, la Argentina no se enfrenta a una crisis energética dado que el sector del suministro se está expandiendo a un ritmo mayor que las necesidades de la demanda. Creo, no obstante, que se deben evaluar las tendencias a largo plazo para consolidar este punto de vista".

98. En igual dirección que la especialista Portugal-Pereira aunque con mayor lujo de detalle, vale la pena conocer este diagnóstico sobre la energía en la Argentina: "En función de lo que he podido analizar, cabe destacar que, en primer lugar, la relación entre la producción y el consumo de energía eléctrica de la Argentina aumentó poco entre 2001 y 2007. Sin embargo, después de 2007 se observó una mejoría significativa. Es importante que esta relación sea superior a 1 y se mantenga estable. Esto significa que se asegura un suministro de energía sustentable y seguro. Por lo tanto, puesto que este cociente es mayor a 1, no parece que exista una crisis basada en la producción de energía. En cuanto a la dependencia en materia de energía producida con recursos internos, la proporción entre producción y consumo de gas natural fue inferior a 1 en el 2007. Es decir, la producción de gas natural no puede satisfacer el consumo. En cuanto al petróleo, por otro lado, si bien hay una disminución continua, la proporción entre la producción y el consumo permanece por encima de 1. Esta proporción disminuyó de 1,8 en 2001 a 1,2 en 2010. En este contexto descripto, la Argentina planea mantener un equilibrio positivo entre la producción y el consumo energético en los próximos cinco años, mediante la incorporación de unos 10.000 MW ya previstos. No obstante, la producción de petróleo y de gas natural, las dos fuentes principales de energía primaria, puede no cumplir con las expectativas frente a un aumento del consumo. Para resolver esto se está intentando equilibrar el desfasaje a través de nuevas centrales hidroeléctricas y nucleares... [En conclusión], si lo examinamos desde un punto de vista general, parece poco probable que la Argentina enfrente una crisis energética en los próximos cinco años. Las tendencias decrecientes de ciertos indicadores, en especial la producción de recursos energéticos primarios, se han revertido desde el 2007 a través de la aplicación de políticas energéticas correctas. La Argentina es un país sustentable, con seguridad del suministro energético, en tanto continúe con la política de re-direccionar sus decrecientes recursos de petróleo y gas natural hacia otros recursos energéticos..." (Dr. Adnan Sözen - OETEC/LabSE).

99. A modo de síntesis de los conceptos anteriormente vertidos, el economista español Dr. Jorge Zafrilla explica que "...la Argentina no se enfrenta a un gran riesgo de crisis energética, principalmente debido a su baja dependencia de fuentes de energía internacionales. Por otra parte, las inversiones en el pasado cercano y la baja dependencia de los combustibles fósiles en la mezcla de electricidad, hace que la Argentina sea un país fuerte en caso de tener que enfrentar alzas de precios de la energía. Las políticas energéticas también parecen ser las adecuadas, con el fin de suministrar la energía que necesita para atender el proceso de crecimiento económico del país en los últimos años. Sin embargo, se debe realizar un análisis más profundo de las cifras de energía para poder predecir el futuro energético de la Argentina. Se requiere un sistema regulatorio bien diseñado y controlado que permita garantizar la confianza de los nuevos inversores. En este sentido, sería deseable un mayor grado de competitividad del sistema que sirva para asegurar o que tienda hacia el máximo bienestar de los consumidores".

100. La Dra. Jirapa Kamsamrong, de la Joint Graduate School of Energy and Environment (JGSEE) de la Universidad Tecnológica Thonburi de King Monkut (Tailandia) -la JGSEE es uno de los centros científicos y tecnológicos de investigación en energía más prestigiosos de todo el continente asiático- opina que "la Argentina es muy segura energéticamente hablando. Esto es así porque el país aún puede confiar en sus propias fuentes de energía, que abastecen aproximadamente el 96% del suministro total doméstico de energía (IEA, 2012). Durante el período 2013-2018 se implementarán 10.000 MW en nuevas plantas de energía... La proporción de la energía importada de cada tipo es muy favorable en comparación con la situación energética de Tailandia, por ejemplo".

101. Consultada específicamente por el sector eléctrico, la Dra. Kamsamrong nos explica que "podría darse un problema en el sector de generación de energía si el gobierno argentino es incapaz de instalar nuevas centrales nucleares y grandes centrales hidroeléctricas como estaba previsto debido a la protesta pública relacionada con cuestiones ambientales. Si así fuera, en el futuro la Argentina probablemente se enfrentaría a una crisis energética relativa a la generación de energía, tal como está ocurriendo ahora en Tailandia". Al respecto de esta reflexión, cabe observar que los partidos políticos de izquierda y de derecha argentinos, furibundos opositores a las energías nuclear e hidráulica son, paradójicamente, los principales argumentadores del diagnóstico de "crisis energética".

102. El Dr. Luis Mundaca ha sido autor-líder para el 5to Informe de Evaluación del Panel Internacional de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC). Ha trabajado para varios gobiernos, empresas y agencias internacionales, incluyendo el Banco Mundial, la Agencia Internacional de la Energía, la Agencia Alemana de Cooperación Internacional, la Agencia Internacional para la Energía Renovable, la Agencia Sueca de Energía y el Consejo de Investigación Noruego. Conozcamos su visión de la Argentina y su sector energético: "Hay que mencionar que indicadores internacionales existentes en esta materia evalúan a la Argentina de manera positiva. Por ejemplo, para el año 2013, el Índice Internacional de Riesgo de Seguridad Energética, desarrollado por el Instituto para la Energía del Siglo 21 -que depende de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos- coloca a la Argentina en el segundo cuartil más bajo de riesgo, similar categoría en la cual se encuentran países como Suecia, Finlandia o Brasil. Del mismo modo, para el año 2014, el Índice de Seguridad Energética del Consejo Mundial de la Energía coloca a la Argentina en el lugar 14, por sobre países como Alemania, Nueva Zelandia o Noruega".

103. Seguidamente, nótense las variables que el Dr. Mundaca recomienda evaluar para realizar un análisis serio y responsable de la situación energética argentina, por cierto, absolutamente ausente en los críticos locales: "De manera de dar una respuesta o análisis más concreto, se debe tener más información. Por ejemplo, indicadores relativos a la intensidad energética, la dependencia energética de diferentes fuentes de energía -incluyendo dependencia de las importaciones de gas-, la relación entre las reservas y la producción, la oferta en relación con la demanda, la cuota de las energías renovables en el suministro total de energía primaria, el porcentaje de biocombustibles en el sector de transportes, la interconexión del sistema energético, la diversificación de los proveedores (nacionales e internacionales), índices de vulnerabilidad de combustibles fósiles, etc. Estos indicadores pueden ser útiles para discutir y evaluar la situación en Argentina de manera más comprensible". Y agrega: "Considerando los números y las estadísticas energéticas oficiales, es importarte preguntarse si la oferta o el suministro de energía en la Argentina está recibiendo una creciente presión para hacer frente a la mayor (o menor) demanda en la ausencia de políticas para ampliar (o no) el suministro. En otras palabras, es necesario examinar si la demanda de energía -con un incremento del 52%- está siendo superada o no rápidamente por la oferta o suministro de energía, la cual entiendo también está creciendo".

104. El Dr. John Paravantis, nos explica que "La pregunta sobre la posibilidad de una crisis energética inminente se vincula con esta otra: ¿las reformas realizadas después de la crisis de 2001 son sustentables? Y en caso afirmativo, ¿en qué medida? Se ha divulgado que (curiosamente) el consumo de gas natural disminuye mientras que el consumo de petróleo aumenta. Por esto, sería una buena idea centrarse en lo que se ha escrito sobre una posible crisis petrolera en la Argentina. La prensa profesional ha reportado que una crisis semejante podría ser causada (en la Argentina, así como en cualquier otro lugar), entre otras cosas, por controles de precio excesivos, intervencionismo discrecional, impuestos distorsivos y redistribución a través de subvenciones ocultas y se ha criticado que la estrategia adoptada contra dichos fracasos no estaba dirigida a corregir las políticas erróneas, sino a renacionalizar YPF. Sin embargo, y a la luz de lo que se ha discutido anteriormente, no hay garantías de que el sector privado se hubiera desempeñado mejor para gestionar el mercado energético de la Argentina después del 2001, con el fin de evitar las crisis energéticas futuras y lograr que la energía fuera accesible al gran público, incluidos los hogares de ingresos bajos y muy bajos. La pobreza es una maldición con repercusiones mucho más graves y profundas que las de una crisis energética...". Luego y más específicamente sobre la existencia o no de "crisis energética" en nuestro país, Paravantis señala que "la Argentina tiene objetivos razonables para el futuro cercano y la política energética general parece sensata".

105. "De manera similar a China, la Argentina también enfrenta el reto de la seguridad energética con las principales características de las restricciones al suministro energético, un fenómeno internacional. A diferencia de China, la Argentina depende mucho de los hidrocarburos, con un 52% de gas natural. Además, las industrias de energía renovable están en sus comienzos, con abundancia de recursos naturales. Al respecto, es factible y necesario explotar el potencial de la producción de hidrógeno a partir de dichos recursos renovables. Ahora bien, considero que la Argentina no sufre ni sufrirá una crisis energética si se toman medidas importantes y diversificadas para mejorar su seguridad energética" (Dra. Xiaolei Sun - OETEC/LabSE).

106. "Ciertamente la Argentina no tiene una crisis energética en el sentido clásico de este concepto porque no hay ninguna interrupción grave del suministro energético. Tiene también indicadores muy positivos en materia de industrias de energía renovable, así como también instalaciones de nueva generación. Considero no obstante que todavía hay mucho que hacer. Tienen cortes de electricidad de corta duración, pero relativamente frecuentes, lo que podría indicar que la red y las centrales eléctricas todavía no están bien adaptadas a la creciente demanda de energía de la población y la industria. Otro gran reto es la creación de un marco favorable y estable de mercado, especialmente después de la renacionalización de YPF" (Dr. Tomasz Daborowski - OETEC/LabSE). En relación a los cortes de luz a los que hace mención el especialista polaco, cabe resaltar que en ningún momento liga la verificación de cortes de luz con una situación de crisis energética, como sí hacen los detractores de las políticas energéticas tomadas en estos últimos años para quienes insólitamente y sin sustento técnico alguno los cortes de luz son sinónimo de crisis energética.

¿Consumir mucho y subsidiar a la energía es malo (o de país subdesarrollado)?
107. Con las opiniones técnicas y el material aquí suministrado, vuélvanse a leer los síntomas de "crisis energética" esgrimidos por el diario La Nación en la introducción de este capítulo, síntomas adoptados por el neoliberalismo, la socialdemocracia, la centro-izquierda y la ultra-izquierda sin excepciones.

108. ¿Crisis energética con los Kirchner y por culpa de ellos? La población creyó la mentira de Cambiemos porque estuvo imposibilitado de contrastar las críticas y los argumentos neoliberales con razonamientos propios, al carecer de una definición de la energía acorde a sus intereses. Volvemos a preguntarnos: ¿Cómo defenderse de una mentira y su inmenso poderío mediático sin la inmunización del conocimiento fundamentado en una conciencia colectiva y popular, en un lenguaje, indicadores y definiciones elaborados desde la defensa de la seguridad jurídica popular?

109. Como bien refiere el Dr. Benjamin Sovacool (OETEC/LabSE): "...la energía es esencial para cualquier forma de actividad económica; el incremento del consumo energético ha caracterizado la industrialización y el desarrollo económico durante el siglo pasado". Para comprender el significado de semejante crecimiento en el consumo per cápita, le pedimos a este mismo especialista que nos explique las dimensiones de la asequibilidad. Nos dice: "tiene cuatro dimensiones: estabilidad de precios de la electricidad, porcentaje de la población con acceso a la red eléctrica, número de hogares dependientes de los combustibles tradicionales y el precio de venta minorista de las naftas. El parámetro de la volatilidad del precio de la electricidad residencial usa las tarifas minoristas de la electricidad, o la estabilidad del precio con incrementos cada cinco años y capta lo predecible de los aranceles de electricidad minorista para un lugar determinado. El porcentaje de la población con acceso a la red eléctrica y el número de hogares dependientes de los combustibles tradicionales reflejan diferentes elementos de la justicia, la pobreza, el acceso y la equidad en materia de electricidad. El precio de venta minorista de la nafta indica el nivel de fiscalidad y las tasas de impuestos y subsidios aplicados a los precios del petróleo local, donde los precios más bajos probablemente llevan a un mayor acceso a la energía dado que un número mayor de familias de bajos ingresos puede permitírselos". Notable, ¿no es así?

110. Vamos a detenernos en esta frase del Dr. Sovacool (subrayado es nuestro): "...la energía es esencial para cualquier forma de actividad económica; el incremento del consumo energético ha caracterizado la industrialización y el desarrollo económico durante el siglo pasado". Ahora, traigamos a colación las siguientes expresiones del Presidente de la Nación, brindadas en la apertura de la Primera Jornada Nacional de Eficiencia Energética, el 15 de diciembre de 2016: "… Dado que los precios de las tarifas (sic) eran ridículamente bajos, llevaron a consumos inusualmente altos comparados con cualquier otro ciudadano de la región. Entonces eso generó un mal comportamiento cultural de todo el país, porque claro, como pensábamos que era gratis empezamos a despilfarrar algo que es escaso". Al cierre de su alocución, agregó: "… sabemos que el camino de los senderos de precios sin duda va a ayudar a generar esa conciencia, porque todos van a tomar contacto con la realidad de que es un recurso escaso y caro. Acá nadie quiere vender más energía cara, lo que queremos es que se consuma menos energía… Porque claramente tenemos que reducir el consumo per cápita de energía". No era esta la primera vez que Macri intentaba explicarnos el perjuicio que un elevado consumo energético por cabeza nos significa como ciudadanos y Nación. Ya en el acto con motivo del bicentenario de la independencia, expresó: "Hoy nuestro país está entre los que más consume energía por habitante. Y no es culpa de ustedes… Fue culpa de una mala política, de una errónea política…".

111. ¿Consumir mucha energía es malo? ¿Somos culpables? ¿Nuestro país está entre los que más consume de la región? ¿Y si nos medimos con las naciones más desarrolladas, precisamente las consideradas "serias" por el neoliberalismo?

112. Existe una relación directamente proporcional entre el consumo energético per cápita y el desarrollo económico, social e industrial de una nación. En efecto, la vinculación es positiva y estadísticamente significativa entre el consumo eléctrico per cápita (energético en general) y los siguientes indicadores: 1) PBI per cápita; 2) Índice de Desarrollo Humano; 3) Expectativa de vida; 4) Tasa de mortalidad infantil; y 5) Inversión estatal en salud pública; entre muchos otros.

113. Señor Presidente: los países de menor desarrollo económico (africanos mayormente) se caracterizan por ser aquellos con el menor consumo eléctrico per cápita. De esta suerte, se observa que los países más desarrollados e industrializados del Planeta Tierra exhiben los mayores consumos eléctricos por habitante. La relación es inequívoca y directamente proporcional. Reducir drásticamente el consumo energético de la población impactará en el crecimiento del PBI por persona (ver gráficos 1 y 2).

114. Naciones Unidas define al Índice de Desarrollo Humano (IDH) como "un indicador sintético de los logros medios obtenidos en las dimensiones fundamentales del desarrollo humano, a saber, tener una vida larga y saludable, adquirir conocimientos y disfrutar de un nivel de vida digno". Asimismo, en su "Índice de Desarrollo Humano - Reporte de 2015", la ONU señala: "Hay una fuerte y positiva asociación entre el consumo energético y el Índice de Desarrollo Humano de las naciones en desarrollo". Como se advierte de los gráficos 3 y 4, los países de menor IDH (africanos mayormente) se caracterizan por ser aquellos con el menor consumo eléctrico per cápita. En consecuencia, los países cuyas poblaciones gozan de niveles más elevados en las dimensiones "vida larga y saludable, adquirir conocimientos y disfrutar de un nivel de vida digno" exhiben los mayores consumos eléctricos por habitante. La relación es inequívoca y directamente proporcional. La reducción del consumo energético del pueblo argentino impactará en su IDH.

115. La administración macrista, al encarecer la energía, liberarla a las fuerzas del mercado y convertirla en mercancía (con eje en mercados foráneos), la transforma en una fenomenal herramienta para la destrucción del mercado interno, la calidad de vida de la población, la industria y la actividad económica en general. Como tantas veces afirmamos: la energía como variable de ajuste. Al respecto, los gráficos 5 y 6, y las tablas 3 y 4. Véase hacia qué países nos conduce una reducción del consumo energético.

116. En sintonía con Macri, cuando el CEO-ministro Juan José Aranguren señaló, al comienzo de la audiencia pública del pasado 10 de marzo, "que los argentinos consumimos un 60% más que los países vecinos a igualdad de temperatura", está queriendo decirnos que consumir mucha energía es negativo a dicho proyecto y a sus objetivos. No importa la composición de las matrices energéticas de los países comparados, la cantidad de personas que habitan sus respectivos territorios, el nivel de desarrollo de sus economías, etc. No importa nada de nada, por supuesto, desde la óptica y las metas de los ajustadores. Como sea, y omitiendo el ridículo parámetro de "igual temperatura": ¿Es cierto que consumimos más que los países vecinos Uruguay, Chile, Brasil, Paraguay, etc.? Recuérdese la frase de Macri y su "Dado que los precios de las tarifas (sic) eran ridículamente bajos, llevaron a consumos inusualmente altos comparados con cualquier otro ciudadano de la región." ¿Consumimos inusualmente más que otros ciudadanos de la región?

117. Tomamos las dos naciones emblema de la región para Cambiemos, Chile y Uruguay, y comparamos sus consumos energéticos con los nuestros. El gráfico 7 exhibe los resultados. Señor Presidente: La Argentina no experimentó ningún consumo "inusualmente" alto. De hecho, su consumo per cápita sigue estando por debajo del anhelado modelo energético chileno. Incluso, se observa que la evolución en el crecimiento del consumo argentino fue casi idéntica al experimentado por Uruguay, otro emblema de su administración. En 2013, nuestro consumo eléctrico per cápita fue inferior al chileno y apenas superior al uruguayo. Por tanto, sería bueno explique comparado con qué países nuestro consumo fue tan anormalmente elevado.

118. Ahora, la foto regional completa (ver gráfico 8). La expansión en el consumo de energía eléctrica por persona para la República Argentina durante 2003 y 2013 fue del 43%, ubicándose en la séptima posición respecto de los países seleccionados de América Latina y el Caribe que figuran en el gráfico precedente. En otras palabras, y en función de la muestra tomada, el crecimiento del consumo en nuestro país se ubicó apenas por debajo del promedio (media aritmética) de las variaciones registradas, siendo exactamente igual a la mediana (valor central del total de casos). ¿Inusualmente alto? Sólo en relación a Venezuela (siempre dada como ejemplo a no seguir) y a México (una de las naciones más desiguales de la región con Chile). Concluyendo, tarifas bajas de electricidad durante el kirchnerismo no condujeron a ningún crecimiento inusual (infrecuente o no común) del consumo per cápita en la Argentina en relación a los países "modelo energéticos" de Cambiemos (Chile y Uruguay). Igual cuando se compara con los países más representativos de América Latina, tanto por su desigualdad y subdesarrollo como por su progresividad. En este caso, la Argentina registró un crecimiento cercano al promedio.

119. ¿Y en el contexto internacional? El Jefe de Gabinete, señor Marcos Peña, había dicho meses atrás que consumir mucha energía es costumbre de país rico, y dado que la Argentina es supuestamente un país pobre, sumergido en una profunda crisis producto de la pesada herencia, consumir energía como lo hacen las naciones ricas vendría a ser algo así como un suicidio en masa. A semejante barbaridad, oportunamente respondimos desde OETEC que no se trata de costumbres, sino de una consecuencia. ¿La causa? Para las naciones del Primer Mundo, mientras más desarrollo económico, mayor calidad de vida, mayor desenvolvimiento en ciencia y tecnología, y más elevados niveles de industrialización electro-intensiva (la tecnológicamente más avanzada), más alto será su consumo eléctrico por habitante. Por tanto, señor Marcos Peña, consumir más energía es indicativo no ya de un cambio de costumbre sino de la verificación de cambios estructurales positivos en las matrices social, económica, científico-tecnológica, industrial y productiva, cambios que en todos los casos y para nuestro país vienen a confirmar una clara evolución como Estado nacional soberano, socialmente justo y económicamente autosuficiente. Ahora bien, nótese las diferencias de consumo eléctrico per cápita entre nuestro país y las naciones supuestamente "ricas" (ver gráfico 9). ¿Realmente consumimos como ellas?

120. Dijo Macri: "… sabemos que el camino de los senderos de precios sin duda va a ayudar a generar esa conciencia, porque todos van a tomar contacto con la realidad de que es un recurso escaso y caro. Acá nadie quiere vender más energía cara, lo que queremos es que se consuma menos energía… Porque claramente tenemos que reducir el consumo per cápita de energía". ¿Recurso escaso y caro? En primerísimo lugar, el recurso no fue escaso ni caro. Todo lo contrario: fue abundante y barato. Los indicadores energéticos que ellos mismos reconocen como de excesivo crecimiento -y que por ende se abocan a combatir- son justamente el parámetro más claro de haber tenido un sistema energético (2003-2015) caracterizado por recursos baratos (asequibilidad), abundantes y de progresiva accesibilidad. En el capítulo "La estafa del tarifazo eléctrico" se detallan las consecuencias de dicha política y su contextualización histórica. Vale la pena repasarlas: 1) Entre 2003 y 2014, el consumo eléctrico per cápita fue un 45% superior al registrado durante los años menemistas, sumados a los de la administración de Fernando de la Rúa y la de Eduardo Duhalde; 2) Entre 2004 y 2015, la generación de energía eléctrica acumulada fue un 60% superior a la del período 1992-2003 (inclusive), mientras que las importaciones de electricidad menores en un 0,1%; y 3) Entre diciembre de 2003 y diciembre de 2015, se incorporaron un 95% más de usuarios al servicio público de electricidad que durante diciembre de 1991 y diciembre de 2003; en dos palabras, lo duplicó.

121. Los párrafos precedentes se vinculan directamente con otro caballito de batalla de la mentira Cambiemos en relación a la energía, y que por su importancia no podemos soslayar: la cuestión de los subsidios. En efecto, el neoliberalismo -y también la izquierda- coincide con el FMI que los subsidios son perjudiciales a la economía y al interés ciudadano. En primer término, y según el mismísimo FMI en su informe "Contando el costo de los subsidios energéticos" (2015), se aprecia una reducción del 93% en el subsidio al petróleo, seguido por un 26% de reducción a la electricidad, 19% al carbón y un 11% al gas natural. Dicha "involución" contradice los argumentos de la administración macrista que señalaban un incremento descontrolado de los subsidios en los últimos años de gobierno kirchnerista (ver gráfico 10).

122. En segundo término, se ha hecho creer a la ciudadanía que la Argentina es la única nación del mundo que subsidia a la energía. Nada más falso. EE.UU. pagó 700.000 millones de dólares en 2015 en subsidios a los combustibles fósiles, lo que equivale a 2.180 dólares por persona; Australia 1.260 dólares per cápita para subsidios energéticos (combustibles fósiles y electricidad), mientras que el Reino Unido 635 dólares por cada ciudadano (41.000 millones de dólares). En igual sentido, los países con mayor nivel de subsidios energéticos al año y por persona son los Estados petroleros del Medio Oriente: en Qatar llegan a los 6.000 dólares, en Arabia Saudita 3.400 dólares y en Emiratos Árabes Unidos 3.000 dólares por cabeza. ¿Y la Argentina? Siempre basándonos en el informe del FMI, nuestro país destinó en 2015 unos 413 dólares per cápita. Si analizamos estos valores como porcentaje del PBI, vemos que en nuestro país alcanzaron el 3,25% de su PBI, un porcentaje inferior que en EE.UU. (3,8%) y superior a Australia (2,0%) y Reino Unido (1,4%). Al mismo tiempo, los subsidios son una aún mayores en proporción al PBI en países como China (20%), India (12%) y Ucrania (60%). En 2016, las diez naciones más avanzadas de la Unión Europea subsidiaron al carbón como energético en 6.300 millones de dólares. Por otra parte, las Naciones Unidas y su Fondo Verde acaba de aprobar 400.000 millones de dólares en subsidios para el desarrollo de tecnologías eólica y solar. A modo de síntesis, comparemos nuestro país en el continente americano (ver gráfico 11).

123. Al analizar los subsidios por cápita es como se advierte realmente la magnitud de sus erogaciones y cómo se ubica la Argentina en relación a lo que el FMI denomina "países avanzados" y "no avanzados" (ver gráficos 12 y 13). Observamos que, a excepción de Finlandia, Suecia, Portugal, Italia y Suiza, el resto de los países europeos, así como EE.UU., Canadá, Australia y las principales potencias asiáticas (China no fue incluida por el FMI en "países avanzados") destinan más dinero a subsidiar los combustibles fósiles y la electricidad de lo que lo hace la Argentina. Inversamente, los países que menor dinero por persona destinan a subsidiar a la energía están en el continente africano, específicamente al sur del Sahara.

124. La diferente ubicación de la Argentina en el listado de países avanzados (a la izquierda, a menores valores de subsidios por persona) y en el listado de países más subdesarrollados y empobrecidos del planeta (a la derecha, a mayores valores de subsidios por persona) resulta lo suficientemente clara de la implicancia entre incrementar o desplomar los subsidios. Avanzar en una u otra dirección supone toda una definición política acerca del rumbo económico y social que se elige para nuestro país (ver gráfico 14). Y esto es así porque como ya hemos visto, la energía es función directa del desarrollo. Más energía consume una nación, más desarrollada es. Y no hay forma de que el consumo crezca cuando la energía (en todas sus formas, aunque sobre todo en materia eléctrica) es cara y escasa.

125. Es que, en realidad, los subsidios no constituyen en sí mismo ningún problema para un sistema energético -como nos quiere hacer creer el neoliberalismo-. El problema, en cambio, es tener un sistema con precios inaccesibles para la población y la industria. Es más, menos subsidios a la energía no implica más desarrollo sino menos. Efectivamente, y como vimos en las conclusiones del primer capítulo, la decisión de subsidiar el precio doméstico del barril criollo redundó en protección y creación de empleo en el sector, mayores inversiones y reinversiones (impactando a su vez en la perforación de pozos y mejores niveles de producción), todo lo cual desembocó en ingentes beneficios para toda la cadena de valor de los hidrocarburos, irrigando así en el sector doméstico y de servicios, la actividad industrial y la construcción. En igual dirección, la Resolución 32 (ver capítulo "La estafa del tarifazo eléctrico"), una inversión del Estado nacional que permitió mantener las tarifas del servicio público de electricidad sin cambio en paralelo a una mejora en los números de Edenor y Edesur en un mercado (demanda y número de usuarios) en expansión. En muy pocas palabras, el círculo virtuoso del desarrollo.

126. El Foro Económico Mundial, insospechado de kirchnerismo destaca la importancia de lo anterior "El consumo mundial de energía está fuertemente correlacionado con el PBI y precios de la energía más bajos son motores clave del crecimiento económico". ¿Puede haber precios bajos de la energía sin subsidios? Claro que no. Y es por esta razón que los subsidios per cápita son directamente proporcionales al PBI per cápita.

127. En efecto, los países con los mayores subsidios a la energía per cápita, salvo excepciones y cuya explicación quedará para otra oportunidad, son los países con el mayor desarrollo económico de su producto por persona (ver gráfico 15). Resulta evidente la dirección que debe tomar el Presidente en materia de subsidios energéticos si lo que desea es aproximarse al Primer Mundo. El mercadismo, sintetizando, rechaza un sistema energético subsidiado porque toda vez que ello ocurre la energía y la electricidad tienden a convertirse en servicios públicos de acceso universal (accesibles y asequibles), promotores del desarrollo, la industrialización y una mejora creciente en la calidad de vida de la población. Y cuando la energía presenta tales atributos deja de ser una mercancía para usufructo de unos pocos.

No hay más conflictos, sólo intereses…
128. Hemos reservado para el cierre un aspecto medular, explicación política y de fondo de la estafa del tarifazo: desde el 10 de diciembre de 2015 a esta parte, un grupo de las más poderosas productoras de gas y petróleo -asociadas a empresas de la distribución y comercialización del gas y la electricidad- se ha hecho cargo de la dirección del Ministerio de Energía. Desde allí, dictan las políticas que más conviene a sus intereses, a saber: incrementar exponencial, injusta e inconstitucionalmente las tarifas para recuperar en tiempo récord las inversiones realizadas en los últimos años con anterioridad a Macri, percibir ingentes utilidades y desplomar el consumo para generar excedente exportable a la vez que removiendo el marco regulatorio que las obligaba a realizar inversiones de riesgo (y de cualquier otro tipo) en función de objetivos de desarrollo del producto bruto y la mejora sostenida de la calidad de vida de la población. Tal estrategia, como se verá a continuación, fue transmitida en 2007 por el hoy Subsecretario de Coordinación de Política Tarifaria del referido ministerio, Andrés Chambouleyron. A confesión de parte…

129. En efecto, Chambouleyron escribió en junio de 2007 lo siguiente: "Un ajuste de tarifas reducirá el ritmo de crecimiento de la demanda y les permitirá a las compañías invertir en la expansión de las redes y evitar problemas de desabastecimiento en el mediano plazo" (ver gráfico 16). Pero como se ha visto a lo largo de los capítulos precedentes, al ritmo de una demanda en picada las compañías desploman sus inversiones. Lógicamente: ¿quién va a invertir con las ingentes rentabilidades que están percibiendo en un mercado en progresiva atrofia, más aún cuando lo invertido en años anteriores a Cambiemos alcanza y sobra?

130. Detengámonos ahora en el señor Chambouleyron. ¿Quién es este funcionario clave del cartel de empresas con poder de ministerio, encargado de diseñar, sugerir y coordinar la política tarifaria de los servicios públicos de gas y electricidad? El mismo que, entre 2002 y diciembre de 2015 fue por lo menos 10 veces testigo de parte de empresas de la distribución del gas y la electricidad en sus demandas ante el CIADI contra el Estado nacional entre 2002 y 2015 (ver gráfico 17). Nadie sabe si el referido funcionario se abstuvo -y abstiene- de intervenir en temas, negociaciones, contratos, etc. vinculados directa o indirectamente con sus ex clientes. Por tanto, nadie sabe si los clientes que tuvo durante el período mencionado son realmente "ex".

131. ¿Sabía Aranguren del pasado de Chambouleyron? Véase el gráfico 18. Se concluye del epígrafe original que acompañó la imagen en la revista de la que fue extraída (número de septiembre de 2015), que el entonces CEO de Shell -máximo referente energético de Cambiemos- había hecho contacto con Andrés Chambouleyron (izquierda), actual subsecretario de Coordinación de Política Tarifaria. En septiembre de 2015, mes en el que fue tomada la foto, este último representaba a empresas del gas y la electricidad en sus demandas contra la Argentina ante el CIADI. A propósito, cómo no mencionar que en la página 11 del Informe PIST (ver capítulo "La estafa del tarifazo del gas natural") el Ministerio de Energía reprocha a los gobiernos anteriores la acumulación de "34 reclamos internacionales contra la República Argentina ante tribunales arbitrales por la pesificación y el congelamiento de tarifas de servicios públicos (gas natural, agua y peajes…)". Preguntamos al señor Aranguren: ¿Sabía Ud. que de esos 34 en al menos 10 de ellos su actual subsecretario de Coordinación de Política Tarifaria actuó como testigo de parte de empresas en contra del Estado nacional? Agréguense las cinco veces que Carlos Bastos, actual director del ENRE, peritó de parte de empresas contra nuestro pueblo en igual tribunal internacional, más el peritaje de Daniel Montamat, actual director de YPF SA, a favor de El Paso Energy y la cifra asciende a 16, esto es, un 47% de los reclamos reprochados. El cinismo de Aranguren y su desprecio por la inteligencia del pueblo argentino, tan común a la anarquía de mercado, carece de límite.

132. En la primera audiencia pública del gas, septiembre de 2016, este autor expresó: "Señor Presidente Macri: los ministerios no se crearon para ser ocupados por empresas; para eso están las Cámaras. Y la verdad es que los argentinos desde el 10 de diciembre [de 2015] tenemos ocupado el ministerio de Energía con empresas privadas locales y extranjeras, con el agravante de tener en la Subsecretaría de Coordinación de Política Tarifaria a un señor que durante los últimos diez años representó a empresas de distribución y transporte de gas y electricidad en sus demandas contra el pueblo argentino ante el CIADI: el señor Andrés Chambouleyron aquí presente. Inaudito. Vergonzoso. Indignante".

133. Calificar de "ministerio" a una Cámara de empresas energéticas y petroleras que carteliza y actúa con abuso de posición dominante en contra de los intereses del pueblo argentino es mucho más que un error político: se estaría aceptando la sistemática violación a la Constitución Nacional, a la Ley de Ética en el Ejercicio de la Función Pública (25.188) y a la seguridad jurídica popular implícitas en esta inédita aberración institucional que significa el ascenso de cámaras empresarias, patronales y sendas corporaciones a nivel de ministerios.

134. En el Ministerio de Energía y Minería de la Nación no se desempeñan funcionarios que diseñan e implementan políticas públicas en favor del bien común, la defensa y profundización de los derechos y garantías de la ciudadanía conforme establece nuestra Carta Magna. Por el contrario, se desempeñan ex directivos de empresas privadas que responden a intereses ajenos a los de la población. No existe, por tanto, un Ministerio de Energía y Minería sino un cartel de empresas con poder ministerial. Esta es la razón de fondo del tarifazo, que vale recordar, ni le falta previsibilidad ni gradualidad ni es inoportuno, sino que es ilegal, ilegítimo, injusto, inconstitucional y antipopular.

135. En razón de lo expuesto en el punto anterior, se debe recordar y denunciar una y otra vez, la flagrante violación a la Ley de Ética en el Ejercicio de la Función Pública, artículo 15, inciso b por parte de los funcionarios que se desempeñan en el "Ministerio" de Energía. En este sentido, no podemos olvidar que el señor Juan José Aranguren actuó desde el 10 de diciembre de 2015 a la fecha en clara violación de la referida normativa dados sus ostensibles conflictos de interés, reconocidos por él mismo al excusarse de "… intervenir durante su gestión en todas las actuaciones que estén particularmente relacionadas con la empresa SHELL COMPAÑÍA ARGENTINA DE PETRÓLEO SOCIEDAD ANÓNIMA y/o con las empresas vinculadas a ésta, en las que pudiera corresponder su intervención en ejercicio de las competencias propias de dicho Ministerio" (Resolución 158/2016).

136. Sucede que Shell actúa en absolutamente todos los segmentos o niveles del sector energético nacional (ver gráficos 19 y 20). En efecto, la subsidiaria Shell participa en todos los niveles del mercado ampliado de la energía, sea directa como indirectamente (a través de su Casa Matriz, el Grupo Shell).

137. Con un agravante: Aranguren consiguió posicionar al Grupo Shell como segundo importador de gas natural (detrás de Bolivia) y primero en GNL. ¿Cómo? Sí, aunque Ud. no lo crea, a través de sus importaciones de GNL vía buques metaneros con destino a las plantas de Bahía Blanca y Escobar, e indirectamente a través de Chile (importadas por British Gas a Chile y de allí por gasoducto a la Argentina), Shell se consolidará en 2017 como el segundo importador de gas a nuestro país. En el gráfico 21, se detallan los orígenes y tipo para el gas importado. La tabla agregada indica, para el caso del GNL, el espectacular salto de la angloholandesa en la participación de los volúmenes vendidos entre 2016 y 2017, lo cual lo lleva a ubicarse como primer vendedor de GNL al país.

138. Aranguren logró como CEO-ministro lo que no pudo siendo exclusivamente CEO de la compañía, llegando incluso a superar a sus predecesores: la mayor cuota de mercado en cuanto a comercialización de combustibles desde 2003, es decir, desde que asumió la presidencia de Shell Argentina; la menor diferencia entre YPF y Shell en sus respectivas cuotas de mercado desde 2004; la mayor "Grieta Shell-YPF" interanual desde 1995; y el mayor desplome interanual de YPF en su cuota de mercado desde 1995. Después del brillante e histórico año y medio para la firma angloholandesa, Juan José Aranguren demuestra que no existen "conflictos" con sus intereses, sino simplemente "intereses".

139. Y es, por todos estos motivos, que los actos administrativos firmados por Aranguren desde su mismísima asunción son nulos de toda nulidad. Está posición debe ser sostenida en el Congreso Nacional. Asimismo, deberá ser el puntapié inicial cuando el próximo gobierno a partir de 2019 decida desandar la estafa del tarifazo.

140. Así como nos resistimos a calificar de "Ministerio de Energía" lo que en realidad es un cartel de empresas con poder ministerial, nos resistimos a calificar de "ministro" a quien sigue representando los intereses de la empresa a la que sirvió como CEO durante diez años (trabaja en el Grupo Shell desde 1977. Entre 2003 y julio de 2015 se desempeñó como su presidente o CEO, función a la que renunció, pero nunca abandonó). El señor Juan José Aranguren es, por tanto, un CEO-ministro (nueva función jerárquica, fase superior del fenómeno conocido como "puerta giratoria") y accionista de Shell hasta tanto demuestre públicamente y mediante documento oficial que no habrá de recomprar las acciones supuestamente vendidas ni volver a Shell una vez cumplido su mandato.

141. Pero lo más grave del CEO-ministro siquiera es su permanente violación a la Ley de Ética Pública; tampoco los negocios infinitos para Shell en la Argentina (recordar del primer capítulo los avances de esta empresa en el sector combustibles). Recordemos que el artículo 15, inciso b, de la Ley 25.188 de Ética Pública señala: "Abstenerse de tomar intervención, durante su gestión, en cuestiones particularmente relacionadas con las personas o asuntos a los cuales estuvo vinculado en los últimos TRES (3) años o tenga participación societaria". Fue por este artículo y la presión ciudadana y política que el señor Aranguren presentó una excusación a través de la Resolución 158 del 23 de agosto del 2016.

142. Un mes más tarde, aproximadamente, el Presidente de la Nación firmó el Decreto 1006 aceptando dicha excusación. Vale la pena repasar lo decretado por Macri (subrayado es nuestro): "Que las razones y circunstancias invocadas por el funcionario [Resolución 158], como fundamento de su excusación, encuadran en la situación prevista por los artículos 6° de la Ley Nº 19.549 y 15 inciso b) de la Ley Nº 25.188, correspondiendo por lo tanto hacer lugar a tal solicitud". Y, en consecuencia, Aranguren no podrá "… intervenir durante su gestión, en todas las actuaciones que estén particularmente relacionadas con la empresa SHELL COMPAÑÍA ARGENTINA DE PETRÓLEO SOCIEDAD ANÓNIMA y/o con las empresas vinculadas a ésta, en las que pudiera corresponder su intervención en ejercicio de las competencias propias de dicho Ministerio".

143. Es decir, la máxima autoridad del Poder Ejecutivo Nacional reconoció que lo actuado por Aranguren en calidad de ministro durante todo su mandato violó las normativas citadas desde que jamás se abstuvo de intervenir en ninguna de las medidas tomadas por su cartera. Por tal motivo, el Decreto 1006 concluye "Que resulta oportuno y procedente, en este caso, encomendar la decisión de los asuntos mencionados al titular del MINISTERIO DE PRODUCCIÓN". No obstante ello, Aranguren sigue firmando todos y cada uno de los actos administrativos y ejecutivos emanados de su cartera, violando así no solamente la Ley de Ética Pública sino lo ordenado por el Presidente Macri en lo que claramente fue un circo mediático para mitigar las críticas.

144. Y de Macri a sus funcionarios, como se sabe, provenientes de la industria petrolera, eléctrica y/ gasífera nacional y multinacional. Advierta el lector hasta donde llega la anarquía y la impunidad de esta gente que, siendo interpelado en Diputados el CEO-ministro en 2016, y ante el aluvión de críticas a sus insalvables "conflictos de interés", explicó muy suelto de cuerpo: "Con respecto a la ley de Ética Pública, para evitar cualquier confusión quiero tratar de recordar qué es lo que la norma dispone; algunos lo saben. En su artículo 15 la ley de Ética Pública indica que los funcionarios deben… abstenerse de tomar intervención, durante su gestión, en cuestiones particularmente relacionadas con las personas o asuntos a los cuales estuvo vinculado en los últimos tres años o en los que tenga participación societaria". Y luego agregó: "En cuanto a las precauciones que tomamos para evitar que quienes forman parte del gabinete del Ministerio de Energía y Minería tengan un conflicto de interés, hemos dispuesto que no tomen decisiones que estén particularmente vinculadas a las empresas en las que hayan trabajado durante los últimos tres años o en las que tengan participación societaria". No solo que Aranguren no se dio por aludido, sino que la disposición por él mencionada es inexistente, pues no se plasmó en ningún protocolo, resolución o documento "ministerial".

145. Aprovechamos pues la oportunidad para solicitarle a la titular de la Oficina Anticorrupción tenga a bien 1) Hacer público, con su fecha de publicación y distribución, la disposición ministerial que evita los conflictos de interés para todos y cada uno de los funcionarios del referido ministerio, incluyendo las autoridades, directivos y vocales (titulares y suplentes) del ENRE y del ENARGAS; 2) Completar la tabla número 5 (ver anexo) y que lista a todos y cada uno de los funcionarios de la Cámara de empresas con poder ministerial presidida a partir del Decreto 1006 por el binomio Aranguren-Cabrera. La tabla fue confeccionada para que la ciudadanía conozca los antecedentes personales de las personas mencionadas, así como los nombres de los funcionarios a quienes se les delegó la firma para evitar conflictos de interés en las resoluciones y medidas firmadas desde el 10 de diciembre a la fecha. La tabla también se aplica a los directivos y vocales del ENARGAS y del ENRE; y 3) Hacer público, con su fecha de publicación y distribución, las resoluciones, disposiciones, decretos, etc. tomadas por todas y cada una de las secretarías y subsecretarías del ministerio en cuestión (ídem para los entes reguladores) de tal forma de corroborar hayan cumplido lo dispuesto por Aranguren.

146. Para ir cerrando este apartado, una brevísima incursión al ente regulador del gas. Por medio del Decreto 844 y la Resolución 142, la administración macrista dispuso "normalizar" el funcionamiento del Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS) -intervenido por el kirchnerismo- nombrando a los cinco miembros faltantes de su Directorio. A tales efectos, se instruyó al cartel de empresas energéticas en poder del Ministerio de Energía a realizar "…los actos necesarios para desarrollar el proceso de selección de los integrantes del Directorio del ENARGAS…" (ver bibliografía). No obstante, el Comité de Selección que tuvo a su cargo la tarea de optar por las nuevas autoridades del Ente responde, a través de dos de sus miembros, a los intereses de la industria petrolera. El primero de ellos, Ernesto López Anadón (coordinador del citado Comité), es un ex Gerente de Repsol-YPF ocupando además altos cargos en renombradas compañías petroleras y gasíferas (Astra, Hughes Tool Co, Mega, Metrogas, Refinor y Pluspetrol). Actualmente, López Anadón se desempeña como presidente del Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG), un think tank que nuclea a las empresas del sector. El segundo de ellos, Raúl Bertero, es socio de Freyre & Asociados e integrante de Enerconsult, ambas prestadoras de servicios de consultoría en materia energética. Además, Bertero trabajó como investigador para Petrobras, Metrogas, PII, TGS, CMS, Astra, Total, Bridas, Deminex y demás empresas vinculadas a la industria petrolera y gasífera, tanto a nivel nacional como regional, siendo contratado por el ENARGAS y por la Secretaría de Energía en reiteradas oportunidades durante el menemato y el delarruísmo. ¿Qué habrá surgido de todo esto? Lógicamente, un ex Tecpetrol (Techint), Carlos Casares, como director; mientras que como vicepresidente, un ex TGS (transportista del gas), Daniel Perrone.

147. Algo similar sucedió con el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE). El 15 de diciembre, durante su alocución en la Primera Jornada Nacional de Eficiencia Energética, el ex CEO y ex accionista de la Royal Dutch Shell, Juan José Aranguren, afirmó: "Se tomaron medidas para normalizar el mercado eléctrico. Normalizar significa aplicar la ley… iniciar un proceso de recomposición tarifaria… también elegir a los miembros directores de los entes reguladores… Y eso es lo revolucionario hoy: poder cumplir con la ley". Por su parte, y en igual evento, el Presidente Macri manifestó encontrarse "sorprendido" por los currículums vitae de los posibles candidatos al directorio definitivo del ENRE. Textualmente dijo: "…volvieron a haber concursos y la verdad, argentinos, que a mí me sorprendió [por Aranguren] cuando me mostró las experiencias de vida, los elevadísimos niveles de capacitación, las trayectorias increíbles locales e internacionales, y todos con la vocación de ayudar…". Si cumplir con la ley es un acto revolucionario, los funcionarios que integran el cartel de empresas al frente del Ministerio de Energía de la Nación son grandes contrarrevolucionarios. Basta ver en qué consiste los criterios "normalizadores" (de mercado) sobre los que Aranguren se basó para dar forma a un ENRE provisorio y al Comité de Selección que optará por los futuros y definitivos directores del organismo. Como no podía ser de otro modo, el "Comité de Selección" terminó elevando al representante del Grupo Shell, señor Aranguren, en calidad de candidatos a ocupar el directorio definitivo del ente ex directivos de Repsol, Gas Natural Fenosa y las industrias energética y petrolera nucleadas en AGUEERA (grandes empresas) y ADEERA (empresas distribuidoras de la electricidad).

148. Desde el 10 de diciembre de 2015 a esta parte, el ENARGAS está en manos de las mismas empresas que debería controlar. Como razonamos para el Ministerio de Energía -un cartel de empresas- la estafa del ENARGAS, flagrante y vergonzosa no puede dejar de ser recordada y denunciada una y otra vez. La ofensa y la afrenta contra el interés ciudadano exige incluso que pase a ser denominado como lo que es: EMPRERGAS (Ente Empresarial Regulador del Gas). Llamar a las cosas por su verdadero nombre es el primer paso para la urgente toma de conciencia generalizada respecto de la estafa energética del macrismo.

149. Ahora sí para terminar, y broche de oro al saqueo energético contra el pueblo argentino, un aspecto desconocido de la estafa, síntesis de la anarquía imperante: ¿Será que el tarifazo compensa la pesificación y el congelamiento tarifario desde 2002, las demandas perdidas ante el CIADI, así como futuras/potenciales expropiaciones? El Poder Ejecutivo y las empresas (Poder Ejecutivo, rama empresarial y corporativa), explican a la ciudadanía que los incrementos de las tarifas y del precio del gas en boca de pozo (PIST) solucionarán la "Emergencia Energética" (por ellos decretada) así como los siguientes supuestos problemas heredados (oportunamente refutados a lo largo de este trabajo). Lo que no explican, por supuesto, son las fórmulas que establecen dichos incrementos y sus ajustes periódicos. Y acá es donde justifica su ingreso al cartel el subsecretario Chambouleyron.

150. Nosotros creemos que el tarifazo involucra una compensación por -en palabras del propio Chambouleyron- la "violación a las garantías otorgadas a inicios de la década de los noventa a inversores del sector de servicios públicos" ocurrida entre 2002 - 2015; una segunda compensación por las demandas perdidas, irresueltas o ganadas pero impagas ante el CIADI formuladas por sus ex clientes (como de no-clientes también); una tercera por obligaciones de inversión durante 2003 a 2015, inhibiendo el normal giro de utilidades a casas matrices así como el regular pago de dividendos a sus accionistas; y una cuarta compensación o blindaje de cara a un hipotético próximo gobierno "populista" que decida expropiar a las concesionarias, renacionalizar los servicios públicos o renacionalizar recursos hidrocarburíferos. Nuestra hipótesis podrá ser incorrecta, pero de ninguna manera infundada. No parte de sospechas ni juicios de valor, sino de un fundado trabajo que publicamos completo en el portal del Observatorio. Esperamos se investigue la veracidad de la hipótesis planteada: ¿Incluyen los nuevos cuadros tarifarios, precios PIST y precios de la energía (sectores gas, petróleo, combustibles y energía eléctrica) a las referidas compensaciones?

Conclusiones finales
151. La decisión del Presidente Néstor Kirchner de revertir el modelo energético heredado desde 1976, esto es, uno socialmente excluyente, desregulado, anti-industrialista y de orientación exportara se inserta perfectamente en lo que por entonces emprendían Naciones Unidas, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Agencia Internacional de la Energía, según se vio al comienzo de este capítulo.

152. Efectivamente, el espíritu y los objetivos planteados por el Plan Energético Nacional 2004-2019 están en perfecta sintonía con los objetivos y las definiciones progresistas y de corte netamente popular que Naciones Unidas y la Agencia Internacional de la Energía elaboró, suscribió y viene ejecutando también desde 2004. Vale la pena recordar algunos de los más emblemáticos programas en este sentido: "Acceso Universal a la Energía" (PNUD-2011), "Caminos para una acción comprometida hacia una Energía Sustentable para todos. Una Agenda de Acción Global" (ONU-2012), "Energía Moderna para todos" (AIE-2011/12) y el más actual y vigente "Década de la Energía Sustentable para todos - 2014/2024" (ONU-2012/14). El "para todos" es lema de nuestro tiempo, compartido en el mundo por quienes aspiran a una igualdad social progresiva. El Plan Energético Nacional lanzado en 2004, en aquella Argentina empobrecida y postrada durante décadas, se propuso en una primera etapa elevar a la energía como herramienta para aliviar la situación de extrema pobreza en la que estaba sumergido el país; mientras que, en una segunda etapa, transformarse en motor del proceso de industrialización y desarrollo con justicia social más importante desde 1810.

153. Al lanzar el Plan Energético Nacional, el 11 de mayo de 2004, Néstor Kirchner se refirió a la herencia neoliberal energética calificándola de "crisis". Dijo entonces: "Yo ante todos ustedes, ante los señores empresarios y ante los que me miran por televisión, quiero dejar absolutamente claro que, si la Argentina hoy tiene crisis energética, y no hay ningún problema en llamarlo crisis energética o el nombre que le quieran poner, lamentablemente es porque no se han generado las inversiones -fundamentalmente a partir de 1998 pero inclusive antes- que la Argentina requería". Millones de hogares argentinos sin gas natural, sin electricidad ni servicios modernos de energía; provincias desconectadas del sistema eléctrico nacional; obras de infraestructura energética pensadas para exportar recursos no renovables en detrimento del abastecimiento local, desregulación de precios de la energía con tarifas promotoras de exclusión y pobreza energética (social, industrial y productiva). Aquí la "crisis energética" que denunciaba Kirchner y que afectaba a decenas de millones de argentinos.

154. Dos conceptos del documento de 2004 del PNUD se vinculan fuertemente con el espíritu y los objetivos del Plan Energético Nacional: la urgente electrificación del país (desconectado eléctricamente) y la regasificación del mercado interno (el gas era exportado masivamente a Chile, a pesar de tener a más de la mitad de la población y provincias enteras sin acceso al servicio público de gas). Motivaba ambas decisiones estratégicas -de la misma manera que se proponía el PNUD de Asia-Pacífico- consideraciones de equidad y justicia social de tal forma de asegurar a la población la energía que por entonces carecía. Para lograr este objetivo, el PNUD explicaba que "...el programa se centrará en mejorar el acceso a los servicios energéticos que satisfagan las necesidades y prioridades de las personas, centrándose en las poblaciones más vulnerables a través de una alianza entre sectores público y privado, la participación de los gobiernos locales y de organizaciones no gubernamentales". Es justo destacar el énfasis que el Presidente argentino puso en el empresariado nacional al lanzar el citado Plan: "...han sido las empresas las que no han hecho las inversiones, y no es con la actitud de que uno las ataca o no las ataca o el hecho de victimizarse. Quienes trabajan en la Argentina ojalá que puedan ganar muchísimo dinero y que les vaya muy bien, pero hay que invertir, hay que trabajar, dejar de especular y pensar que este pueblo tiene que crecer y las empresas que están definitivamente nos tienen que acompañar". El Plan Energético Nacional argentino, si bien colocó al Estado como actor indispensable para su ejecución, se preocupó siempre por promover y consolidar una alianza estratégica con el sector privado. Todo esto, claro, fue absolutamente censurado por la media antes opositora, hoy oficialista.

155. El mayor logro del conservadurismo argentino ha sido el de aislar a la sociedad (a través de la censura) de las definiciones y conceptos globalmente reconocidos para los términos "energía", "seguridad energética" y "crisis energética". Igual ocultamiento para los programas implementados oficialmente desde 2004 por Naciones Unidas, el PNUD y la Agencia Internacional de la Energía, programas que colocaban a la energía y a los servicios energéticos como un bien universal y estratégico para la realización humana (con eje en la equidad social), la mejora progresiva de su calidad de vida (con eje en la lucha contra la pobreza) y un desarrollo sustentable en función de una economía moderna y competitiva (con Estados y gobiernos protagónicos en la gestión).

156. El neoliberalismo utilizó la cuestión energética como caballito de batalla para imponer a la ciudadanía su forma de pensar y ejecutar la energía. A través de sus argumentos, conceptos y definiciones, buena parte de la sociedad apoyó el tarifazo, la quita de subsidios y la desregulación, todas políticas perjudiciales a sus propios intereses. Y más grave: aprueba como Ministerio lo que en realidad es un desvergonzado, inédito y descontrolado cartel de empresas con poder ministerial, con ex directivos de empresas que, si renunciaron jamás las abandonaron -nunca presentaron un solo documento oficial que demuestre haberse sujeto a la Ley de Ética Pública-.

157. Para extirpar tanto esta aceptación, como el enfoque neoliberal de la energía que conduce al ciudadano de a pie a razonarla como accionista o empresario inescrupuloso, creemos que hay que ir mucho más allá de la denuncia del tarifazo -por injusto y, especialmente, injustificado-. En este sentido, sostenemos como cardinal trabajar en una definición de energía (y sus indicadores) acorde a los intereses populares y la defensa de su seguridad jurídica, acorde a una Nación justa, autosuficiente e industrializada.

158. De lo expuesto a lo largo de estos seis capítulos podríamos rematar, sin temor a equivocarnos, que la salud energética de una Nación no pasa por su capacidad exportadora de hidrocarburos o combustibles ni por su balanza comercial energética, sino por la salud energética de su pueblo. Un pueblo con energía abundante y barata, creciente en su accesibilidad y asequibilidad, es un pueblo sano. Asimismo, no puede haber seguridad energética para la ciudadanía sin una provisión y disponibilidad equitativa y universal de servicios públicos en calidad de derecho humano.

159. Aventuramos, a modo de cierre y corolario de la presente obra, una primera definición de un sistema energético adecuado a los hombres y mujeres habitantes de la República Argentina, la economía real y un mercado interno pujante, el bienestar de sus industrias, empresas, comercios, centros de investigación, universidades, economías regionales, etc.:

"La energía y sus servicios públicos deben ser una herramienta de inclusión social y lucha contra la pobreza; deben tener la capacidad de expandirse para llegar a un creciente número de ciudadanos sin afectar su asequibilidad (calidad del servicio pero con democratización y federalización del mismo); deben constituirse en motores para una industria y un agro progresivamente modernos y diversificados, con eje en los pequeños y medianos productores y comerciantes; motores, igualmente, de un mercado interno en expansión, de una Nación genuinamente federal y una industria cuya competitividad, internacionalización y valor agregado permitan una inserción en el comercio mundial superadora de la simple exportación de materia prima.

El autoabastecimiento no puede ser un fin en sí mismo, esto es, no puede planificarse a expensas de un mercado interno desabastecido ni con demanda a la baja de electricidad, combustibles y gas natural por redes. Tampoco puede planificarse a partir de satisfacer la demanda del mercado interno como parámetro excluyente, desde que el consumo local puede reducirse artificialmente, como ya sucedió a fines de los noventa y hasta 2003; como sucede con Cambiemos. En tal sentido, las exportaciones de excedentes deben contemplar no solamente la satisfacción de las necesidades internas sino el reaseguro de la demanda bajo metas de expansión tanto en la incorporación de nuevos usuarios como de recurso entregado al sistema; metas, a su vez, que garanticen una provisión segura y barata para un plazo mínimo de diez años y sirvan de blindaje frente a situaciones de crisis internacionales.

Los precios de la energía y las tarifas de los servicios públicos, deben reflejar siempre no ya los costos de la energía (atados a los costos internos), sino su condición inalienable e imprescriptible de bienes estratégicos para el desarrollo humano, la calidad de vida de las personas y una actividad económica progresivamente autosuficiente y diversificada. Para ello, resulta obligado diseñar un sistema energético fuertemente subsidiado por el Estado nacional -como es subsidiado en las naciones más avanzadas del globo-, de tal suerte de minimizar su impacto en los costos del aparato productivo, industrial y científico-tecnológico nacionales, impactando mínimamente también en los gastos de los hogares y los sectores de la economía más desprovistos como en aquellos que resultaren claves para apuntar un desarrollo basado en una economía real. Dicho sea de paso, una política de subsidios eficiente es aquella que, pudiendo generarle al Estado erogaciones considerables, mejora los indicadores del sector al que son destinados sin necesidad de recurrir a podas en el consumo de la población, el incremento de los precios de la energía y/o de las tarifas de los servicios públicos.

En cuanto a la participación de empresas privadas en el sector energético, las mismas deberán saber que la energía no puede ser tratada como una mercancía ni un commodity. Las rentabilidades pretendidas, sobre todo en el área de los servicios públicos, deben contemplar que la energía es, ante todo, un derecho humano. Y es por este motivo que se propone sea el Estado -directamente o a través de empresas mixtas con mayoría estatal- el gestor, inversor, operador, contralor y licenciatario de los segmentos de la generación, el transporte, la distribución y comercialización de los servicios públicos de gas por redes y electricidad en todo el territorio de la República Argentina. En idéntica dirección, y vista la incidencia de los hidrocarburos y sus productos derivados en la matriz primaria y secundaria (incidencia indisoluble de la seguridad energética y económica del país), se propone al Estado como principal responsable de la exploración, producción, refinación y comercialización de hidrocarburos y sus productos derivados -destacando el control mayoritario, inalienable e imprescriptible de las formaciones geológicas no convencionales de hidrocarburos con los que cuenta la República Argentina a través de YPF SA-.

Al respecto de la composición de la matriz eléctrica, la diversificación con renovables intermitentes no puede ser un fin en sí mismo. Toda política destinada a sustituir combustibles fósiles con energías alternativas, como con fuentes eólica y solar debe mensurar: 1) el impacto en los precios de la energía y en las tarifas de servicios públicos; 2) la disponibilidad local y el grado de autosuficiencia para la tecnología deseada; 3) el desarrollo o potenciación de la pequeña y mediana industria nacional; y 4) la necesaria complementación con termo e hidroelectricidad que las tecnologías intermitentes precisan.

La definición aquí provista de sistema energético en calidad de derecho humano y con eje rector en el Estado, debe estar garantizada y protegida por una nueva Ley de Ética Pública y nuevos marcos regulatorios de ministerios que habiliten como funcionarios sólo a quienes hayan abandonado la función privada directamente vinculada a la función para la que fueron elegidos al menos cinco años antes de ejercer la actividad pública, comprometiéndose a no retornar a sus anteriores empleadores en un plazo no menor a dos años con posterioridad a la terminación de su mandato en el Poder Ejecutivo. En cuanto a los entes reguladores, sus autoridades y directorios deberán estar exclusivamente conformados con referentes de entidades de defensa de usuarios y consumidores de las 23 provincias, incluyendo técnicos de universidades públicas nacionales de respetada trayectoria docente y académica.

La energía como derecho humano y con eje rector en el Estado, deberá, en definitiva, estar garantizada y protegida por una nueva Constitución Nacional. Carta Magna que necesariamente tendrá que ser muy clara en la definición y listado de aquellos indicadores de evaluación del sector energético, indicadores basados en la protección y promoción de los intereses, los derechos y las garantías de los usuarios y consumidores, su felicidad, bienestar, calidad de vida y prosperidad. Porque la eficiencia de un sistema energético, es decir, la salud energética de una Nación no descansa en la bonanza de la balanza comercial energética; mucho menos reside en la capacidad de exportación del propio sector ni en la duración o frecuencia de los cortes de luz en sus principales urbes. La salud energética de una Nación es la salud energética de su pueblo".

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ANEXO - Gráficos y Tablas

Gráfico 1

Fuente: Elaboración propia en base al software de Fundación Gapminder. El consumo eléctrico per cápita (kWh) proviene del Banco Mundial. Los datos del producto bruto per cápita son en valores constantes en dólares al año 2000, ajustados por inflación. También del Banco Mundial.

Gráfico 2

Elaboración propia en base a datos del Banco Mundial (PBI per cápita PPA es a valores de 2015; consumo de energía primaria a 2013). El PIB por paridad del poder adquisitivo (PPA) es el producto interno bruto convertido a dólares internacionales utilizando las tasas de paridad del poder adquisitivo. Un dólar internacional tiene el mismo poder adquisitivo sobre el PIB que el que posee el dólar de los Estados Unidos en ese país. El PIB a precio de comprador es la suma del valor agregado bruto de todos los productores residentes en la economía más todo impuesto a los productos, menos todo subsidio no incluido en el valor de los productos. Se calcula sin hacer deducciones por depreciación de bienes manufacturados o por agotamiento y degradación de recursos naturales. Los datos se expresan en dólares internacionales corrientes.

Gráfico 3

Fuente: Elaboración propia en base al software de Fundación Gapminder. El consumo eléctrico per cápita (kWh) proviene del Banco Mundial. Los datos del IDH pertenecen a UNDP Human Development Report.

Gráfico 4

Fuente: Elaboración propia en base a datos de Naciones Unidas y su Índice de Desarrollo Humano (IDH) de 2015 y del Banco Mundial (consumo eléctrico per cápita) -escala logarítmica-. La relación entre el consumo de energía eléctrica por habitante es directamente proporcional a la calidad de vida de esa población, su expectativa de vida e índice de desarrollo humano. Las naciones con economías más modernas y desarrolladas exhiben mayores consumos energéticos per cápita y, por supuesto, alcanzan los mayores niveles de IDH. Las naciones más atrasadas y empobrecidas exhiben consumos energéticos más bajos.

Gráfico 5

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Banco Mundial, 2013. Señor Aranguren, favor indicar la nación a la que apunta convertirnos hacia fines de 2019 en cuanto a nuestro consumo energético primario per cápita. El promedio de las 10 últimas naciones/regiones implica una reducción del consumo del orden del 70%. Tomar la decisión de avanzar en sentido inverso, esto es, en dirección a los países "serios" implicaría un incremento del 33% si lo que se desea es igualar el promedio de las 10 primeras naciones/regiones. Entre ellas, las subdesarrolladas, desindustrializadas y atrasadas: Canadá, América del Norte (excluyendo México), EE.UU., Noruega, Finlandia, Australia y Suecia.

Gráfico 6

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Banco Mundial, 2013. Señor Aranguren, favor indicar la nación a la que apunta convertirnos hacia fines de 2019 en cuanto a nuestro consumo eléctrico per cápita. El promedio de las 10 últimas naciones implica una reducción del consumo del orden del 80%. Tomar la decisión de avanzar en sentido inverso, esto es, en dirección a los países "serios" implicaría un incremento del 25% si lo que se desea es igualar el promedio de las 10 primeras naciones/regiones. Entre ellas, las subdesarrolladas, desindustrializadas y atrasadas: Noruega, Canadá, Finlandia, Suecia, EE.UU., Australia y Japón.

Gráfico 7

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Banco Mundial, estadísticas de consumo eléctrico per cápita (kWh).

Gráfico 8

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Banco Mundial, estadísticas de consumo eléctrico per cápita (kWh). ¿Inusualmente alto el consumo? Sólo en relación a Venezuela (siempre dada como ejemplo a no seguir) y a México (una de las naciones más desiguales de la región con Chile).

Gráfico 9

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Banco Mundial, estadísticas de consumo eléctrico per cápita (kWh). La Argentina está representada por la línea gris subrayada en amarillo.

Gráfico 10

Fuente: Elaboración propia en base a datos del FMI "How Large are Global Energy Subsidies?" (2015). Estos subsidios no incluyen a las energías renovables eólica y solar.

Gráfico 11

Fuente: Elaboración propia en base a datos del FMI "How Large are Global Energy Subsidies?" (2015). Es importante recordar que estos subsidios no incluyen a las energías renovables eólica y solar.

Gráfico 12

Fuente: Elaboración propia en base a datos del FMI "How Large are Global Energy Subsidies?" (2015). Estos subsidios no incluyen a las energías renovables eólica y solar.

Gráfico 13

Fuente: Elaboración propia en base a datos del FMI "How Large are Global Energy Subsidies?" (2015). Estos subsidios no incluyen a las energías renovables eólica y solar.

Gráfico 14

Fuente: Elaboración propia en base a datos del FMI "How Large are Global Energy Subsidies?" (2015). Estos subsidios no incluyen a las energías renovables eólica y solar.

Gráfico 15

Fuente: Elaboración propia en base a datos del FMI "How Large are Global Energy Subsidies?" (2015). La escala es logarítmica. Los subsidios no incluyen a las energías renovables eólica y solar.

Gráfico 16

Fuente: Diario La Nación (24 de junio de 2007).

Gráfico 17

El CEO-ministro de Energía y Minería de la Nación, Juan José Aranguren, designó al economista Andrés Chambouleyron para presidir la Subsecretaría de Coordinación de Política Tarifaria. Su primera aparición pública data de la conferencia de prensa del viernes 29 de enero con motivo de anunciarse formalmente el tarifazo eléctrico. En la imagen, el 10 veces testigo experto de parte de empresas extranjeras que enjuiciaron al Estado nacional ante el CIADI y lesionaron o intentaron lesionar el patrimonio público de todos los argentinos, explicándole a la sociedad los "beneficios" de la nueva tarifa.

Gráfico 18

Fuente: Revista ADEERA.

Gráfico 19

Fuente: Elaboración OETEC. El Grupo Shell actúa en los siguientes niveles del sector energético nacional: 1) producción de energía primaria (petróleo y gas natural); 2) oferta interna de energía primaria (importación de gas) para consumo final; 3) producción de energía secundaria (gas por red, gas licuado y combustibles líquidos derivados del petróleo); y 4) oferta interna de energía secundaria (importación de gas por red, comercialización de gas licuado y combustibles líquidos derivados del petróleo) para consumo final. El gas natural es, a su vez, insumo principal de la generación térmica.

Gráfico 20

Fuente: Portal oficial de Shell Argentina (acceso mayo 2017). La empresa reconoce -desde 2012- desempeñarse en la extracción de petróleo y gas natural, actividad que ha venido creciendo desde la asunción de Macri (subrayado es nuestro). Aranguren fue "ministro" entre diciembre de 2015 y septiembre de 2016 siendo accionista de la empresa, casa matriz.

Gráfico 21

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Energía, Tablas Dinámicas. Para el GNL se tomaron los datos de ENARSA.

Tabla 1

Fuente: Progresos sociales, pobrezas estructurales y desigualdades persistentes, Observatorio de la Deuda Social Argentina, UCA.

Tabla 2

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Banco Mundial, estadísticas de consumo eléctrico per cápita (kWh). La Argentina está representada por la línea gris subrayada en amarillo (precisamente la del fondo).

Tabla 3

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Banco Mundial, 2013. Una reducción del 29% de nuestro consumo de energía primaria nos ubicaría al nivel de Uruguay, nación con cerca de 3,5 millones de habitantes y un PBI (PPA) menor a 55.000 millones de dólares. Si la meta es reducir en un 70 y pico por ciento, terminaríamos consumiendo lo que Etiopía. A propósito, la población de esta nación africana más que duplica la argentina, mientras que su PBI (PPA) ronda los 86.000 millones. Además, el 45% de su producto bruto proviene del agro, sector que explica el 90% de sus exportaciones y emplea al 80% de su población económicamente activa. Según el Banco Mundial, el 30% de sus habitantes están bajo la línea de pobreza. Es importante recordar que habitan la República Argentina unas 43 millones de personas, siendo que su PBI (PPA) rozó los 965.000 millones en 2015.

Tabla 4

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Banco Mundial, 2013. Una reducción del 34% en nuestro consumo eléctrico per cápita nos colocará al nivel de consumo del Paraguay, hermana nación de 6,9 millones de habitantes y un PBI (PPA) de 58.000 millones de dólares. Si la reducción es superior al 80%, estaremos consumiendo lo que Zambia. Y si lo que se pretende es bajar el consumo a la mitad, por ser dañino al ambiente como nos explicó el Presidente Macri, entonces nos convertiríamos en el Haití de la Cuenca del Plata.

Tabla 5

Fuente: OETEC. Algunos funcionarios pueden no seguir al frente del cartel ministerial



Bibliografia
OETEC (28/08/2017) De la estafa electoral a la estafa energética - Capítulo La Estafa del Tarifazo del Gas (Pesada Herencia)
http://www.oetec.org/nota.php?id=2767&area=1

OETEC (25/07/2017) De la estafa electoral a la estafa energética - Capítulo La Estafa del Tarifazo Eléctrico (Pesada Herencia)
http://www.oetec.org/nota.php?id=2713&area=1

OETEC (22/07/2017) De la estafa electoral a la estafa energética - Capítulo Servicio Público de Electricidad
http://www.oetec.org/nota.php?id=2659&area=1

OETEC (16/06/2017) De la estafa electoral a la estafa energética - Capítulo Servicio Público de Gas por redes
http://www.oetec.org/nota.php?id=2633&area=1

OETEC (15/06/2017) De la estafa electoral a la estafa energética - Capítulos Petróleo, Gas natural y Combustibles
http://www.oetec.org/nota.php?id=2632&area=1