El Parque Eólico Arauco S.A.P.E.M. fue inaugurado oficialmente el 20 de Mayo de 2011. La empresa Arauco SAPEM ya había suscripto un acuerdo con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y con CAMMESA para la expansión en 52 MW del parque eólico, expansión que fue incluida en el RenovAr. Por ahora, la única participación genuinamente nacional del programa macrista en renovables. ¿Se imagina el lector de dónde provendrán los paneles solares para la generación distribuida en base a esta tecnología?

Una ley que no nació de un repollo
En el contexto del Plan Energético Nacional lanzado por el Presidente Néstor Kirchner en 2004, profundizado durante los dos gobiernos de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner e implementado por el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, un 23% de la nueva potencia instalada entre aquel año y 2015 obedeció a fuentes renovables de energía. Para ser más precisos, hablamos de unos 2.840 MW de 12.250 MW incorporados al SADI. De ese 23%, un 78% correspondieron a centrales hidroeléctricas de alta potencia y el resto a pequeños aprovechamientos hidroeléctricos, energía eólica, solar fotovoltaica y biocombustibles, entre otras formas de generación.

¿Cuándo fue comenzó lo que fue uno de los mayores procesos de diversificación de la matriz de suministro eléctrico? En enero de 2007, a través de la Ley "Régimen de Fomento Nacional para el uso de fuentes renovables de energía destinada a la producción de energía eléctrica" (26.190). Fue en dicha normativa que se definió un plazo de 10 años para alcanzar un 8% de participación de fuentes renovables en la matriz.

La ley en cuestión fue reglamentada en 2009, mediante el Decreto 562. Automáticamente, se puso en marcha el Programa de Generación Eléctrica a partir de Fuentes Renovables (GENREN). El GENREN permitió la adjudicación de aproximadamente 1 GW de potencia en proyectos renovables como los mencionados, incluyendo la generación térmica a partir de biocombustibles. El objetivo: diversificar la matriz, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la vez que promocionando las economías regionales y el desarrollo industrial. Aproximadamente, la participación por fuente de lo adjudicado se dividió así: 752 MW de energía eólica, 20 MW de fotovoltaica, 110,4 MW térmicos basados en biocombustibles, 55,5 MW de biomasa, 2,7 MW en pequeños aprovechamientos hidroeléctricos (menores a 50 MW de potencia) y 15 MW en biogás.

A lo anterior deben agregarse, también correspondientes al GENREN, aunque por fuera de ENARSA, por un lado, 60 MW en eólica, 1,2 MW en solar, 65 MW en hidráulica (menor a 50 MW de potencia) y 94 MW en biomasa; y por el otro, el desarrollo inédito de los biocombustibles. Hablamos de la Ley 26.093 de "Régimen de Regulación y Promoción para la Producción y Uso Sustentables de Biocombustibles", promulgada en mayo de 2006. Dicha normativa, reglamentada en febrero de 2007, definió la autoridad de aplicación y sus funciones para la promoción y producción de combustibles renovables. El despegue en la producción de biodiesel fue notable. Pocos años después de puesta en marcha la mencionada ley, nos convertimos en el principal exportador de biodiesel del mundo. Dos datos: el incremento de la producción local entre 2008 y 2015 fue del 154%, mientras que el consumo en el mercado interno saltó de 265 toneladas en 2008 a 1.014.000 en 2015.

A poco de iniciada la administración Cambiemos, en 2016, el Programa GENREN incluía en su haber 36 proyectos de generación renovable a lo largo y ancho de la geografía nacional. Entre las provincias beneficiadas podemos citar: Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos, Buenos Aires, Mendoza, Misiones, San Juan, Chubut y Santa Cruz. De los 36, se encontraban finalizados 7 proyectos, mientras que los restantes se ubicaban con distinto grado de desarrollo.

Entre los proyectos de mayor relevancia, se destacan los parques eólicos Arauco (primera etapa inaugurada en 2011; segunda en 2014), Diadema (inaugurado en 2011) y El Tordillo (también de 2011); en cuanto a parques solares, el solar fotovoltaico San Juan I (inaugurado en 2011).

Por último, rescatar, en línea con la propia CAMMESA volcados en su informe de octubre de 2015 "Variables Relevantes del Mercado Eléctrico Argentino", que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner dejó planificados proyectos para llevar la potencia eólica instalada de 187 MW (2015) a 469 MW en 2018 (incremento del 151%). Muchos de estos proyectos se incorporaron al Plan RenovAr. Como resultado de las políticas descriptas, las energías renovables intermitentes saltaron de 0 GWh en 2010 a 604,7 cinco años más tarde.

Debe destacarse que ninguna de las iniciativas mencionadas, así como los proyectos adjudicados por el Plan RenovAr de la actual administración nacional hubieran podido concretarse de no haberse encarado y concretado, por un lado, la construcción más importante de la historia del país en líneas de alta tensión y que en números fueron 5.800 kilómetros añadidos entre 2003 y 2015 (61 % más que la red heredada); y por el otro, la interconexión eléctrica del país. Como es sabido, en 2003 la Argentina contaba con 10 provincias desconectadas del SADI. Esta interconexión, sumada a la extensión de las líneas de alta implicaron no solamente la oportunidad de un desarrollo industrial para regiones como la Patagonia, el NOA y el NEA, históricamente vedados por la falta de energía, sino que además permitieron aprovechar el desarrollo de recursos energéticos como los parques solares en San Juan o la energía eólica e hidroeléctrica en la Patagonia, antes imposible de desarrollar por la falta de conexión e infraestructura.

¿Fomento de la diversificación como fin en sí mismo o de la industria nacional y la calidad de vida de la población?
Los legisladores y funcionarios de la actual administración calificaron al programa en energías renovables de los gobiernos kirchneristas como uno lento, sobre todo a la luz de las licitaciones del Plan RenovAr. Queremos decir, a propósito, que la velocidad en la incorporación de las renovables eólica y solar (que son fuentes de generación intermitentes), no puede fundamentarse en la diversificación como fin en sí mismo, sino que creemos que en todo momento debe contribuir a la promoción/potenciación de las capacidades industriales, científicas y tecnológicas nacionales aplicadas a dichas tecnologías.

En segundo lugar, las energías eólica y solar deben complementarse con fuentes convencionales para poder funcionar correctamente y evitar los gravísimos problemas en las redes y en el suministro asociadas a su intermitencia y muy bajo factor de carga, ciertamente, problemas de los cuales abundan ejemplos en naciones a la vanguardia de este tipo de tecnologías (ver los casos de Australia, Alemania, España, etc. oportunamente analizados por este Observatorio).

La velocidad de incorporación de renovables intermitentes debe tener muy en cuenta el acompañamiento de fuentes hidráulica y nuclear de tal forma que la nueva potencia en eólica y solar no se vean obligadas a recurrir a los combustibles fósiles cuando el viento deja de soplar y el sol de brillar, si lo que se pretende es sustituirlos.

En tercer y último lugar, acá sí medular en relación a las derivaciones y consecuencias que este proyecto convertido en marco regulatorio tendrá: las tarifas. Hemos señalado en sendos informes que una parte significativa del incremento tarifario del servicio público de electricidad encuentra razón en los proyectos del Plan RenovAr y su vertiginosa campaña de incorporación de eólica y solar, proyectos los cuales están afectando sobremanera nuestra pequeña y mediana empresa e industria nacionales.


Fuente: ACCIONA Windpower. Aerogenerador AW125/3000, de 3 megavatios de potencia nominal y 125 metros de rotor. Nicolás Caputo importará 47 de estos equipos para cubrir sus dos proyectos adjudicados. La empresa extranjera se dedica no sólo a la fabricación de aerogeneradores, sino también al transporte, al montaje electromecánico y a la puesta en marcha de aerogeneradores. ¿Hará Caputo lo mismo con los paneles solares para la generación distribuida en caso llegue a ser ley?

De las consecuencias sociales y económicas del tarifazo no tenemos que explicar nada. Son harto conocidas por todos. Por eso esperamos que esta normativa y su régimen de fomento no pierdan de vista que el fomento permanente y progresivo a las renovables debe darse siempre y cuando se estimule a la industria nacional propia del sector y, muy especialmente, cuando dicho estímulo no ponga en peligro la calidad de vida y el bienestar del pueblo argentino.

"Prosumidores", el gasto en paneles solares y la necesidad de más tarifazo
Que los consumidores se conviertan en "prosumidores", generando su propia energía, puede sonar muy moderno, pero únicamente representará un beneficio concreto a la ciudadanía si la compra de equipos renovables y su instalación -progresivamente fabricados por PyMEs argentinas- son subsidiados por la actual administración.

De lo contrario, y como nos confirmaron las propias autoridades del Ministerio de Energía en las reuniones de asesores, el plazo de recuperación de lo gastado por una familia tipo para convertirse en "prosumidora" (hablamos de equipos cuyo costo ronda los 7.000 dólares) dependerá de una tarifa cada vez más cara. Con las tarifas actuales, ese monto se recupera entre 7 a 10 años. Si la tarifa aumenta, se recupera antes. Pero claro, esto es enormemente contraproducente, porque en función del interés de un sector muy minoritario de la sociedad o del empresariado capaces hoy por hoy de incurrir en semejantes gastos, se perjudicará la inmensa mayoría.


Fuente: Imagen que acompaña la nota titulada "Comienzan a instalar medidores que les permitirán a los hogares vender luz". Diario La Nación, 14 de septiembre de 2017 (ver bibliografía). Se lee: "… los hogares podrán vender a la red la energía que generen si es que deciden invertir algunos miles de pesos en la instalación de paneles solares, por ejemplo". Por "algunos miles de pesos" deben entenderse no menos de 100.000 pesos para la adquisición de un panel solar importado -no incluye la instalación- que requerirá una familia tipo. La recuperación del gasto para el usuario estará en función de la tarifa: mientras más cara, más recibirá por la venta de energía excedente al sistema. Es muy factible que la recuperación no llegue a darse antes de la vida útil del equipo (15 años).

Conclusiones
En un país como el nuestro, la incorporación de renovables intermitentes así como sus respectivos marcos regulatorios y programas deben tener como eje la protección y el fomento de la industria nacional en el sector y la seguridad energética del pueblo argentino, entendida como servicios públicos asequibles y progresivamente universales, en paralelo a precios de la energía promotores de la industrialización (competitividad del sector manufacturero nacional).

Debe, asimismo, promover el desarrollo regional. De nada sirve que la provincia de Jujuy, para citar un caso, sea potencia solar en América Latina cuando le viene todo importado y, mucho peor aún y como lamentablemente está sucediendo: cuando la demanda de gas por redes de su población se viene a pique y las tarifas de electricidad se tornan impagables. Ni que hablar para las provincias como Chubut y Santa Cruz, hidrocarburíferas por excelencia. Es decir, una cosa es comenzar a sustituir las energías tradicionales con las renovables; otra muy distinta que las renovables -encima importadas- firmen la defunción de las energías tradicionales.

Este camino nos lleva a un suicidio social y económico: convertirnos en campeones de la reducción de emisiones de dióxido de carbono no puede hacerse al precio de un pueblo y un aparato productivo e industrial repleto de energías "verdes" pero impagables. Dicho sea de paso, diversificar con eólica y solar teniendo como objetivo la reducción de dióxido de carbono carece de toda lógica en un mundo que planea construir cientos, tal vez miles, de nuevas centrales a carbón en los próximos 10 años.


Fuente: El País (ver bibliografía). En el artículo se lee: "…Los analistas venían adelantado que 2016 sería un ejercicio clave para hacer balance: las millonarias inversiones aprobadas desde 2008 habrían llegado a su objetivo y toda la capacidad de generación renovable estaría funcionando a pleno rendimiento. Con uno de los inviernos más largos de la última década, la lluvia y el viento acompañaron el desafío. Pero la celebración del éxito de esta revolución verde quedará empañada este año por uno de los mayores aumentos de tarifas eléctricas que se recuerda: un 9,8% el pasado enero…". Uruguay es modelo energético macrista en cuanto a diversificación con renovables. No obstante, después de haber invertido el 15% de su PBI en este proceso, Uruguay no pudo abaratar su energía y los tarifazos se volvieron la regla. Obviamente, quienes sufren en mayor proporción estas subas son los ciudadanos de a pie y las industrias, que deben soportar hace años la electricidad más cara del subcontinente. Cabe agregar que la nación vecina exhibe los mayores niveles de pobreza energética del continente.

Para terminar, y sintetizando lo expuesto, la nueva ley debe colocarse en función del desarrollo de un sector de altísimo valor agregado, como es el de las tecnologías eólica y solar, pero con eje en la seguridad energética de la población, en un federalismo genuino y en la industria nacional (y cuando decimos "nacional" vamos más allá de la simple radicación territorial: nos referimos a pequeñas y medianas empresas que emplean mano local, servicios locales y fabrican y compran equipos, piezas y partes también localmente).

Esta flamante ley debe, y desde su nacimiento, tener muy en cuenta estos aspectos, ojalá convertidos en sus pilares. De no hacerlo, de olvidarse del interés popular y de que no hay prosperidad sin mercado interno, sin una economía autosuficiente y sin energía confiable en su suministro, barata y abundante, sólo servirá para generar empleo y desarrollo en Europa y en EE.UU. -o donde sea de que provengan los aerogeneradores, los paneles solares y las empresas especializadas en los servicios, instalaciones y montajes asociados-, reservándonos a los argentinos y argentinas nada más que desempleo, desindustrialización y pobreza energética.