ÁREAS de
INVESTIGACIÓN

Desarrollo socioeconomico y Geopolitica del Desarrollo

| Artículos de opinión

Si nos pasa algo... miremos al Norte

Autor | Belen Ennis


Conflictos de Interes
La autora no manifiesta conflictos de interés


Palabras Claves
buitres, Cristina Fernández de Kirchner, EEUU, Estados Unidos, Griesa, Hernández Arregui, imperialismo, Jauretche, Perón, Vargas



02-10-2014 | Qué tiempos aquellos cuando el imperio yanqui disimulaba un poco más su afán de dominio, extensión y anexión de territorios y mentalidades. A lo largo del siglo XX, por lo menos, trató de presentar su pulsión destructora y su necesidad invasiva como una verdadera cruzada contra algún enemigo de turno; pensemos, por ejemplo, en el enemigo "rojo" y el miedo que representaba el "comunismo internacional" lanzado por los soviéticos en el marco de la Guerra Fría que, dicho sea de paso, fue "fría" para los Estados Unidos y para Rusia quienes decidieron no enfrentarse en sus propios territorios pero no dudaron en utilizar los del "Tercer Mundo" como marco para ensayar sus operaciones y probar sus armamentos. Por estos lados, la Guerra Fría fue bastante "caliente". De cualquier manera, ya desde los 50 los "comunistas" pasaron a ser los principales enemigos del imperio estadounidense y éste empezó a verlos hasta en la sopa: en Bolivia con Paz Estenssoro; en Guatemala con Arbenz; en Brasil con Vargas, en Argentina con Perón, por nombrar sólo algunos casos. El reduccionismo yanqui que llevó a tildar de posibles "comunistas" a todos estos gobiernos ya no asombra, es obvio que a EEUU le importaba poco que el PC no tuviera participación en el asenso de estos gobiernos latinoamericanos al poder, lo que verdaderamente interesaba era de qué manera poder romper la espiral de crecimiento que estos movimientos de liberación nacional representaban para el desarrollo y la independencia de América Latina.


La influencia de los EEUU en la desestabilización de gobiernos popularmente electos en nuestra región es bien conocida; las estrategias han pasado desde la infiltración llevada adelante por los servicios de inteligencia estadounidenses hasta la ayuda militar en concepto de dinero, armamentos, logística y entrenamiento para grupos militares o paramilitares contrarrevolucionarios. En este sentido, Demetrio Boersner destaca que "desde 1948 en adelante el auge de la guerra fría llevó al gobierno norteamericano a colocar la seguridad militar y policial por encima de cualquier otra consideración en lo referente a los países subdesarrollados sometidos a su hegemonía. La política de "luz verde" a las corrientes autoritarias conservadoras, junto con la práctica de calificar de "comunistas" a todos los movimientos populares tendientes hacia la transformación del sistema social, hicieron posible el derrocamiento de gobiernos democráticos". Pero también es necesario destacar que EEUU no actuó jamás en soledad y que para sus fines desestabilizadores se sirvieron de la ayuda de fuerzas nacionales conservadoras y golpistas interesadas en derrocar gobiernos populares que ponían en jaque los privilegios económicos y políticos que estas clases acomodadas habían tenido desde la constitución de los estados oligárquicos. Este pacto entre intereses extranjeros imperialistas e intereses golpistas nacionales no implica una subordinación por parte de los segundos sobre los primeros sino una verdadera "alianza" entre ambos con el objetivo de hacer recaer el costo social, político y económico de estos pactos sobre las mayorías populares que son las que realmente pagan los platos rotos de la expoliación nacional. Ya lo decía Arturo Jauretche "si malo es el gringo que nos compra, peor es el criollo que nos vende".

Decíamos anteriormente que aquellos tiempos, los del siglo XX, eran tiempos donde el imperio yanqui todavía tenía cierta cintura para presentarse como el único capaz de salvar al mundo del "virus comunista" de una manera un poco más encubierta. Hoy, en el siglo XXI, la dominación imperialista estadounidense es muy poco ocultable y por todos lados se visibiliza su afán colonizador sin escalas. Con la victoria final del capitalismo occidental por sobre el comunismo internacional, se hace necesario para los EEUU buscar nuevos enemigos que justifiquen la actuación destructora e invasiva de su imperio. A estos fines funciona bien el discurso de la amenaza "terrorista" para la región de Medio Oriente ideada con el objetivo de extirpar hasta la última gota de petróleo que todavía tiene, pero ¿qué hacer con América Latina? En momentos históricos en donde la mayoría de la región está en manos de gobiernos progresistas que entienden que sólo la unión latinoamericana y el fortalecimiento del Estado son las vías para la realización de la segunda y definitiva independencia, EEUU necesita demostrar que todavía es un imperio fuerte y que, en caso de quererlo, puede volver a ajustar las sogas coloniales que amarraron la soberanía de nuestros países desde hace más de 200 años.

El caso de la Argentina es clave para entender cómo la metrópoli yanqui busca restituir el orden colonial sobre América Latina. EEUU sabe perfectamente que, antes de las bombas, hay otras armas letalmente eficaces que puede utilizar para desbaratar y neutralizar a un gobierno popularmente electo que ha demostrado no querer rifar la soberanía nacional. El arma económico-financiera que despliega EEUU a través de Thomas Griesa y los llamados Fondos Buitres es un claro ejemplo de cómo aún hoy un grupúsculo de personas tiene el poder de poner en marcha un caos económico generalizado con el objetivo de desestabilizar el orden y el funcionamiento de la economía nacional. Pero todavía más efectiva es la vieja estrategia imperialista de conseguir apoyos locales, como mencionábamos anteriormente; la dominación imperial de EEUU nunca se ejerció en soledad y por lo tanto siempre se necesitaron aliados nacionales para hacer funcionar la maquinaria de la mas invisible y efectiva de las colonizaciones, la cultural. Para llevar adelante la dominación económica se requieren los servicios de un ejército de intelectuales creados con el fin de implantar en la mentalidad de los argentinos el odio a lo nacional y el amor hacia lo foráneo. Estrategia macabra esta de hacer que todos los argentinos escuchen en boca de otros argentinos el mismísimo mensaje del imperio.

Para estos casos, traer las palabras de Juan José Hernández Arregui a la actualidad se hace imprescindible; "uno de los patrones culturales argentinos lo constituye la cultura de la oligarquía de la tierra trasmitida, en particular, a la clase media, y cuyos valores, difundidos a través de la escuela, diarios, revistas, televisión, etc., son las máscaras de la dependencia económica. Estos valores coloniales contrahechos tienden a crear una imagen falsificada de la Argentina. Así, el colonizado deviene extranjero en sus maneras de sentir y pensar, y de este modo, aunque vive en el país, permanece extraño a su realidad profunda", por esto mismo, "el reto al imperialismo es tanto por la emancipación económica como por la afirmación cultural del pueblo compenetrado con su historia nacional (…) en los países coloniales, por eso, toda lucha por la liberación contiene en su seno la emancipación cultural".

En este sentido, no es novedad la cantidad de intelectuales funcionales al sistema y formadores de opinión que se la pasan diariamente dando vueltas por la televisión, la radio y los diarios, divulgando lo que el imperio y los intereses locales que le responden necesitan como agenda. Quizás el caso más ejemplar sea el de Jorge Lanata. La Academia Internacional de Artes y Ciencias Televisivas de los EEUU anunció que el programa conducido por Jorge Lanata, "Periodismo Para Todos", estará nominado para los premios Emmy de Actualidad y Noticias por la investigación "La ruta del dinero K". Es por lo menos sugerente que en el marco de esta misma semana se de a conocer también la carta que divulgó la Embajada de Estados Unidos alertando a sus ciudadanos por la inseguridad en la Argentina.

Estos eventos no son producto del azar sino una clara consecuencia de las presiones que EEUU está ejerciendo sobre la soberanía argentina. En una de sus últimas declaraciones, la presidenta Cristina Fernández sentenció: "si me pasa algo miren al Norte". Cualquier intento de desestabilización de un gobierno democrático debería llevarnos a pensar que si "nos" pasa algo a los argentinos siempre hay que mirar al Norte e inmediatamente deberíamos ponernos a trabajar sin fisuras internas en pos de la defensa de la soberanía nacional. Quizá siga existiendo algún desprevenido que todavía no se dio cuenta de la fuerte campaña desestabilizadora que se encuentran realizando, mancomunados, los intereses económicos extranjeros y los grupos de poder locales contra uno de los tantos gobiernos nacionales y populares que dirigen los destinos de América Latina. Dichos gobiernos, buscaron en los últimos años romper con las ataduras coloniales que siempre condicionaron y amarraron la soberanía y la independencia de la región y constituyen hoy la mayor dolencia y la espina más grande que el Águila aún no se ha podido sacar.



Bibliografia



- Hernández Arregui, Juan José. (2011). "Peronismo y Socialismo". Buenos Aires: Ediciones Continente.

- Boersner, Demetrio. (2004). "Relaciones internacionales de América Latina". Caracas: Editorial Nueva Sociedad.