Sección especial destinada a recopilar la producción de los equipos de investigación del OETEC relacionada con la estafa del tarifazo, con el objetivo de contribuir a la defensa de la seguridad jurídica de la ciudadanía y tomando como propia la lucha encarada por las organizaciones de defensa del usuario y del consumidor, los legisladores opositores, los juristas comprometidos con una Justicia genuina y popular y, muy especialmente, la Red Nacional de Multisectoriales contra el tarifazo.
La administración macrista ha blandido desde la campaña electoral el argumento de "crisis energética" para diagnosticar el resultado de la política kirchnerista en el sector, asegurándole a la población será el "mejor equipo de los últimos cincuenta años" el encargado de salvarnos del supuesto colapso energético (repetían incansablemente ante cada elección, y como nunca en 2015). Convencieron a la mayor parte de la sociedad y en contra de sus propios intereses, que consumir mucha energía es malo y que tarifas baratas y subsidiadas son enemigas de su bolsillo y calidad de vida. La salvación, timoneada por "experimentados" empresarios y ex secretarios, implicaría una masiva expiación de los pecados y vicios derrochadores y fiesteros (dícese de la "fiesta popular") mal adquiridos por la población. El "mejor equipo de los últimos cincuenta años" nos ayudaría, pues, a transitar el difícil pero obligado cambio, y con él, la concreción de todas estas promesas: reducción de importaciones, crecimiento de la producción, energía abundante y demanda rebosante. También seríamos acreedores, nos anunciaban, de tarifas sin incrementos, lluvia de inversiones, transparencia como denominador común, revolución inédita del empleo en el sector, federalismo energético para todas las provincias, mejoramiento en la calidad de los servicios públicos y cada vez más ciudadanos incorporados a la electricidad y al gas por redes.
Pero como sucedió con las restantes promesas, la realidad demostró todo lo contrario: se batieron récords de importaciones, la producción de gas y petróleo se desplomó -y continúa en caída libre en lo que va de 2017-, la energía es un bien de lujo cada vez más escaso y la demanda no para de caer; asimismo, las tarifas (indexadas al dólar) no cesan de aumentar, las inversiones son insignificantes o nulas, la concentración y cartelización es espeluznante, los conflictos de intereses insostenibles, los entes reguladores están intervenidos por las empresas, la poda de derechos laborales para el sector petrolero es inédita en la historia, las provincias pagan cada vez más las tarifas y demandan cada vez menos, y el acceso ciudadano a los servicios de gas y electricidad se encuentra en franco retroceso.
Es, como ya fuera señalado por este Observatorio, la necesaria crisis fabricada o inducida por el neoliberalismo en el poder de tal suerte de justificar las políticas y medidas puestas en marcha desde diciembre de 2015 a la fecha. Neoliberalismo en el poder que, es crucial recordar, se expresa a través de un cartel de empresas energéticas con poder de ministerio presidido por el Grupo Shell (nos resistimos a hablar de Ministerio de Energía) y aliado al fundamentalismo ambiental, este último con su romántica propuesta de vivir como en la época de las cavernas en nombre de los osos polares, las ballenas y los icebergs.
En fin, y para cerrar esta introducción, con Mauricio Macri la energía dejó de ser un derecho humano; dejó de ser una herramienta de desarrollo económico, promotora de igualdad social y provincial, promotora asimismo de industrialización y de una genuina modernización del aparato productivo nacional. La energía, a partir de Mauricio Macri, pasó a ser una mercancía y una poderosa herramienta de ajuste, de desindustrialización y achicamiento del mercado interno. En otras palabras, un negocio concentrado en un puñado de empresas nacionales y multinacionales, así como en un círculo íntimo de empresarios inescrupulosos amigos y parientes del Presidente de la Nación, todos salvaguardados -sus privilegios y extravagantes ambiciones incluidas- por un subsecretario de política tarifaria diez veces testigo de parte de muchas de esas empresas en sus demandas contra el pueblo argentino ante el CIADI. Breve paréntesis al respecto porque hace a la estafa del tarifazo: el susodicho funcionario no puede ser el más idóneo y experimentado a la hora de asegurarle al empresariado embaucador la mayor rentabilidad al menor costo y en el menor tiempo posible, compensando las supuestas pérdidas entre 2003 y 2015, y contemplando ganancias extras caso retorne el maldito populismo y se vuelva todo para atrás. Como sea, negocio cerrado y cartón lleno para el bingo en el que han convertido al país.
Por último, aprovechamos esta introducción para acercar los documentos de la Serie “De la estafa electoral a la estafa energética” -actualizados mensualmente-, con una síntesis de los puntos argumentativos que consideramos estratégicos para la defensa de la seguridad jurídica popular y de una Nación que aspira convertirse en mucho más que eterna proveedora de vacas y granos:
1) Capítulo Petróleo, Gas natural, Inversiones y Combustibles
2) Capítulo Servicio Público de Gas por redes
3) Capítulo Servicio Público de Electricidad
4) Capítulo La Estafa del Tarifazo Eléctrico (Pesada Herencia)
5) Capítulo La Estafa del Tarifazo del Gas (Pesada Herencia)
6) Capítulo La energía, ¿para qué y para quiénes?