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Medios de Comunicación y Estructura de la Información

| Artículos de opinión

"Día del periodista", proyectos políticos y sus modelos económicos (Primera Parte)

Autor | Federico Bernal


Conflictos de Interes
El autor no manifiesta conflictos de interés


Palabras Claves
, conflictos de interés, día del periodista, FOPEA, La Nación, medios de comunicación, Mitre, periodismo, periodismo militante, propiedad familiar, Saguier, Tenenbaum



10-06-2015 | Asistimos a un apasionado, inédito y fundamental debate en torno al periodismo y los medios de comunicación. Según el enfoque conservador, el "periodismo de investigación", objetivo e independiente "del poder" (restringido por supuesto al gobierno nacional), sólo puede ser ejercido por medios críticos al oficialismo. Por tanto, mientras más virulenta e incondicional la crítica (léase "información positiva cero"), más y mejor periodismo ejercerá la empresa o corporación mediática en cuestión. El mismo razonamiento califica a medios y periodistas reivindicadores de las políticas kirchneristas como "periodismo militante", una suerte de degradación del "ser periodista" que inhibe el juicio independiente y la objetividad; ser un "periodista militante" es sinónimo de mercenario. FOPEA celebró el día del periodista, el 8 de junio, en auditorio de Telefónica. Las autoridades agradecieron vía twitter antes de comenzar el evento: "Gracias a @TelefonicaComAr que nos cedió su auditorio para compartir y celebrar el #DiaDelPeriodista". Poco tiempo después, Ernesto Tenenbaum, uno de los panelistas, señaló: "Los medios no deberían tener negocios distintos del negocio periodístico" y la misma FOPEA, en comunicado oficial del día 7, advirtió: "No existe una completa libertad de conciencia de los periodistas en los medios donde trabajan, priorizándose la libertad de empresa por sobre la libertad de prensa y pensamiento, lo que limita la pluralidad de voces y afecta el interés público por la información veraz y confiable". La iluminada FOPEA toma conciencia recién ahora de este intríngulis, con el surgimiento de medios afines al proyecto iniciado en 2003. Nos preguntamos a propósito, ¿realmente pasa por aquí el debate? ¿Acaso debemos centrar la discusión y el esfuerzo en el desarrollo de mecanismos regulatorios y económicos que permitan forjar medios sin conflictos de interés, autofinanciados, libres de injerencias privadas y públicas? ¿Existe eso en alguna parte del mundo? ¿Asegurará tal iniciativa que los periodistas trabajen prescindiendo de sus propios conflictos de interés político, económico e ideológico? ¿El problema son los medios y sus conflictos de interés o bien el desbalance de poder entre medios opuestos, como opuestos los proyectos políticos de poder que defienden? ¿Cómo contrabalancearlos en una país que no ha resuelto aún su cuestión nacional, con una burguesía nacional manufacturera aún débil e insipiente, siendo esa misma fuerza la madre de los grandes diarios que hace más de un siglo comenzaron a jaquear el poder del feudalismo y las fuerzas agraristas opuestas a la industrialización y al bienestar general? El nuevo siglo ha traído consigo un cambio inédito y altamente progresivo en la Argentina y en América del Sur en cuanto a medios de comunicación y periodismo en general. La hegemonía mediática conservadora se ve amenazada e iza ahora la bandera de la "libertad de conciencia" y las presiones empresariales. Pero no es este el eje del debate que nos conviene...


¿De quiénes son los medios de comunicación?
En 2003, la editorial de la Universidad de Chicago publicó un trabajo de investigación notable vinculado a la cuestión mediática. Se tituló: ¿De quiénes son los medios de comunicación? Sus autores fueron cuatro: tres del Banco Mundial y uno de la Universidad de Harvard. Analizaron el tipo de propiedad de la prensa gráfica y televisiva en 97 países, si estatal (gubernamental) o privada. Entre sus hallazgos más importantes citamos: 1) "Encontramos que las empresas de medios de comunicación tienen, casi universalmente, estructuras de la propiedad dominada por grandes accionistas controlantes, y que estos accionistas son familias (sic) o gobiernos;" 2) "...los países más pobres, más autocráticos, con bajos niveles de matriculación escolar primaria y con mayores niveles de intervención del Estado en la economía tienen también una mayor propiedad estatal de los medios de comunicación"; 3) "...los países con una mayor propiedad estatal de los medios de comunicación tienen menos libertad de prensa, menos derechos políticos para los ciudadanos, menor gobernanza, mercados de capital subdesarrollados y peores resultados en materia de salud (el último resultado es especialmente importante teniendo en cuenta el argumento de que la propiedad estatal de los medios de comunicación sirve a las necesidades de los pobres)"; y 4) "La asociación negativa entre propiedad del gobierno y las libertades política y económica es más fuerte para los periódicos que para televisión".

La trampa de Etiopía y Burundi
La muestra estudiada se extiende por los cinco continentes, pudiendo afirmar uno, a simple vista, que es una estadísticamente representativa. Y lo es, aunque con un sesgo para nada menor. En primer lugar, los indicadores políticos, sociales y económicos (datos tomados entre 1997-2000) de los 97 países evaluados provienen esencialmente del Banco Mundial, el Fraser Institute y la Freedom House -estos dos últimos entre los think tanks más ultraconservadores del planeta-. En segundo lugar y potenciado por el factor anterior, los países que al momento de conducir el estudio tenían medios de comunicación mayoritariamente en poder estatal (a su vez muchos de naturaleza monopólica) eran de origen africano y pertenecientes a Oriente Medio. Entre los primeros, los países más empobrecidos del mundo, muchos de ellos arrasados por guerras civiles y ausencia absoluta de instituciones; entre los segundos, los miembros del eje del mal Irán y Siria. ¿Qué interés privado puede haber en un canal de TV en Etiopía o Burundi? Se entiende así cuando los autores obtienen una relación directa y negativa entre la "propiedad estatal de los medios y los indicadores de salud..." al exhibir estos una "menor esperanza de vida, mayor mortalidad y menor acceso a los sistema de saneamiento y salud". En igual sentido, se comprende cuando afirman que la "propiedad gubernamental de la prensa se asocia con niveles más bajos (estadísticamente significativos) en materia de derechos políticos, libertades, seguridad de la propiedad y calidad de la regulación, y con mayores niveles de corrupción y riesgo de confiscación". Inversamente, nos cuentan que la "propiedad privada de los medios se asocia con mejoras en la salud, así como también en materia económica y política". ¿Y en América del Sur y la Argentina?

Los medios en la América del Sur pre-populista
La investigación aborda la situación de Brasil, Chile, Colombia, México, Perú, Venezuela y la Argentina, aunque previo a la llegada del populismo chavista-kirchnerista-lulista-moralista-correista. Eran tiempos en los que el Banco Mundial, el Fraser Institute y la Freedom House hablaban maravillas de nuestras libertades económicas. ¿Cómo se encontraba distribuida la prensa entonces en cuanto a sus principales dueños? Nos dicen los autores que "en las Américas, la mayoría de los periódicos [diarios] han sido poseídos y manejados por familias y durante muchas décadas [se quedaron muy cortos]. Los niveles de propiedad estatal de la televisión son abrumadoramente inferiores en América que en otras regiones. Ninguna de las cinco estaciones principales en Brasil, México, Perú y Estados Unidos son propiedad del Estado". Específicamente sobre la Argentina, las cifras halladas resultan terminantes: la prensa y la televisión eran 100% y 80% propiedad privada respectivamente. En otras palabras, en los países suramericanos y como en ninguna otra región, los medios de comunicación estaban en poder privado, y dentro de esos privados, concentrados en un puñado de familias. Veamos...

El caso de la Argentina y la propiedad "familiar" de los medios
El apartado "Ejemplos de la propiedad en los medios" del referido trabajo del Banco Mundial-Universidad de Harvard comienza inesperadamente así: "Empezamos con un caso simple de propiedad familiar. En la Argentina, el tercer mayor periódico, con una circulación diaria de 177.000, es La Nación. El propietario de cada parte en La Nación tiene derecho a un voto. Hay dos grandes accionistas de La Nación: la familia Saguier, con 72% del capital y votos, y el Grupo Mitre, con 28% del capital y votos. A su vez, la familia Mitre es 100% propietaria del Grupo Mitre. Aunque la familia Mitre tiene un control indirecto del 28%, seguimos la cadena de control del accionista más grande pero a cada nivel de la propiedad. Así y por encontrar que la familia Saguier es el más importante propietario, llegamos a clasificar a La Nación como de propiedad familiar". Por supuesto que los autores no agregaron un solo comentario crítico a su descubrimiento. Vieron auspicioso para las gloriosas "libertades económicas" que el tercer diario más importante (datos correspondientes a 1999) esté en manos de una de las familias más poderosas de la Argentina (para simplificar omitimos hablar del primer diario y del segundo). Y es absolutamente lógico que así lo vean, desde que dicha familia (podríamos decir Mitre-Saguier) ha sido desde sus orígenes la gran defensora y promotora de una semicolonia en el Plata.

Y es justamente este el eje del debate mediático más provechoso al pueblo argentino y a la verdadera democratización de la palabra, la información y la consolidación de la identidad y la conciencia nacionales: las "familias" dominantes que al día de hoy hegemonizan los medios de comunicación en los países suramericanos están íntimamente vinculadas, por nuestras particularidades históricas y raíz colonial, a un proyecto político oligárquico (anti-popular), subdesarrollado (primarizado), balcanizador (anti-unasurino) y dependiente (semicolonial o colonial).

En la segunda parte de este artículo analizaremos los intereses políticos y económicos que rigieron la fundación y consolidación, por parte de familias igualmente dominantes, de los primeros y más importantes diarios en Australia y Canadá, antagónicos política e ideológicamente al diario La Nación que casi en simultáneo fundaba Bartolomé Mitre. La naturaleza de las clases dominantes determinaría que unos y otros diarios fueran progresivos o reaccionarios.



Bibliografia
WHO OWNS THE MEDIA? Journal of Law and Economics, vol. XLVI (October 2003), The University of Chicago. Ahttp://scholar.harvard.edu/files/shleifer/files/media.pdf

Comunicado de FOPEA del 7 de junio
http://www.fopea.org/fopea-reclama-por-los-derechos-de-los-periodistas-en-su-dia/