"Los exiliados políticos argentinos se ofrecieron a retornar al país para contribuir a la defensa de la soberanía y exigieron la conformación de un gobierno representativo con la participación de todos los sectores políticos y sociales no comprometidos con el proceso militar. Comenzamos con una consigna "No hay soberanía Nacional si no hay Soberanía Popular"; y la idea era que nos dejaran entrar a todos. Obviamente que nos ofrecíamos a pelear acá, pero obviamente queríamos la democracia. Los presos se ofrecieron a salir a luchar y nosotros (exiliados) a entrar, pero bueno, nada de todo eso sucedió. Los exiliados comenzaron una movilización que recorrió América Central y llegó a Perú. Cuando llegamos a Perú nos recibió el Congreso de pié; en Perú había democracia, todos los partidos y todos los jóvenes se ofrecían a venir a pelear; en Cuba y Venezuela lo mismo; en todos los países que vivían democráticamente y donde no había democracia nos acompañaban los representantes exiliados, llámense ex diputados, ex senadores, ex presidentes de partidos, partidarios. El apoyo de todos los países fue multitudinario".

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