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La Guerra de Malvinas y el Lobby Falklands vistos por un británico

Autor | Federico Bernal


Conflictos de Interes
El autor no manifiesta conflictos de interés


Palabras Claves
Acuerdos 1971, Clive Ellerby, escalada del conflicto, Falkland Islands Company, guerra de Malvinas, Incidente Davidoff, Informe Shackleton, Jim McAdam, Lobby Falklands, Thatcher



16-07-2015 | Un actor desconocido pero clave en el desencadenamiento del conflicto armado... A comienzos de 2013, la Universidad de Kent (Canterbury, Reino Unido) fue testigo de una charla muy particular. Su único expositor fue el Profesor Jim McAdam, editor del "Falkland Islands Journal" y uno de los técnicos que, en la segunda mitad de los años setenta, comenzaron a trabajar en una transformación estructural del sector agrario isleño en aquellas Malvinas ocupadas. Su ponencia se tituló: "El impacto del Informe Shackleton (1976) en el desarrollo de las Islas Falkland (sic)". Lo sucedido con la economía de la colonia británica en Malvinas entre 1976 y fines de los ochenta constituye una pieza clave de la historia del Conflicto del Atlántico Sur. Al igual que en el caso de la frustrada transferencia de soberanía a la Argentina en 1968, el Lobby Falklands sería su autor intelectual. McAdam, entrevistado por este autor, nos ayuda a comprender los orígenes y el accionar de este desconocido pero estratégico grupo de presión.


El Lobby Falklands y los "deseos"
Comenzamos por recordarle a McAdam que el investigador inglés Clive Ellerby, en su trabajo Role of the Falklands Lobby comienza diciendo: "El pragmatismo de mediados de los sesenta, probablemente habría conducido al gobierno británico a transferir la soberanía de las Falkland si no hubiera sido por el lobby de las Falkland surgido para contrarrestar la presión de las demandas argentinas. Sorprende, por lo tanto, que las actividades y la influencia de este grupo de presión hayan sido en gran parte pasadas por alto o mal entendidas". McAdam acuerda con esta posición. Asegura que "El lobby de la Falklands fue muy influyente en un momento (finales de los sesenta) cuando las islas enfrentaban el gran peligro de que su soberanía fuera transferida por sus propios intereses. El Lobby de las Falklands fue crucial para alcanzar la modificación que incluyera los deseos de los isleños en cualquier debate sobre la soberanía".

Y no se equivoca McAdam. El Lobby Falklands fue el primero en plantear la modernización y diversificación de la economía isleña, puesto que el desarrollo y la diversificación económica de las islas eran cruciales para lograr el apoyo británico (en primer lugar) e internacional respecto de una política de autodeterminación para los isleños. A propósito, el especialista británico nos agrega que "si pensamos en el contexto, la base económica de las islas -que depende en gran medida de la lana obtenida de la ganadería ovina- había permanecido relativamente sin cambios desde la década de 1860. Sin embargo, dadas las presiones externas globales (por ejemplo la disminución constante del precio de la lana) y los aumentos en el precio del petróleo, las Falkland entraron en una economía precaria que no podía sostener ninguna forma de independencia y se encontraba frente a un total aislamiento. Para el establishment político británico, hacia finales de la década de 1960, las Falkland habían comenzado a ser una carga de la que era mejor desprenderse, fomentándose el logro de una solución negociada de la soberanía con la Argentina. Sin embargo, el gobernador de aquel entonces, Sir Cosmo Haskard, desconfiaba de las intenciones de la Argentina y con el surgimiento del Lobby de las Falkland el gobierno británico concedió en 1968 que la soberanía no se transferiría contra los deseos (no los intereses) de los isleños. Se trataba de un punto de inflexión fundamental. Sin embargo, la economía continuó declinando...".

El Lobby Falklands y el Informe Shackleton
Pero McAdam no contempla que la única e inédita mejora socioeconómica de los isleños se debió paradójicamente gracias a nuestro país (Acuerdos de 1971). Esta mejoría penetraba en las atribuladas mentes de los olvidados isleños (por parte de Gran Bretaña). Fue entonces que el procurador David Ainslie -vinculado familiarmente a la Falkland Islands Company- planteó en 1974 la necesidad de emprender una senda de autosuficiencia económica. En efecto, tanto Ainslie como el Lobby Falklands se pusieron pues en marcha. En eso consistió el Informe Shackleton (1976), informe que en palabras de McAdam debe ante todo contextualizarse así: "En 1974 las islas tenían una economía basada únicamente en un producto, la lana. Eso la tornó muy vulnerable y hacia finales de la década de 1960 y en 1970 la actividad agraria fue disminuyendo gradualmente. En su mayoría, las personas en el Reino Unido creían que las islas eran económicamente inútiles. Cada vez más, la Argentina incidía en la vida diaria de los isleños de las Falkland, explotando el Convenio de comunicaciones, el contrato de provisión de combustible, la provisión de profesores de español a las islas, etc. Hubo una disminución constante de la población, especialmente entre las mujeres jóvenes, quienes visualizaban su futuro bien lejos de las islas. Contra este telón de fondo tan sombrío para los isleños de las Falkland, a principios de la década de 1970 el Lobby de las Falkland tenía una visión acerca de cómo el desarrollo económico podría crear unas islas Falkland autosuficientes.

Así que persuadieron al gobierno del Reino Unido (a Harold Wilson, Primer Ministro y a Lord Callaghan, Secretario de Relaciones Exteriores) para que se llevara a cabo un estudio económico de las islas. Harold Wilson encargó a su colega parlamentario del partido laborista Lord Edward Shackleton (de Rio Tinto Zinc) que redactara un informe sobre las perspectivas futuras de las Islas Falkland. Shackleton era consciente de que el Foreign and Commonwealth Office (FCO) esperaba que su estudio no encontrara ningún futuro económico para las islas, a menos que colaboraran con la Argentina y que un informe tan negativo habría impulsado la desviación constante hacia la Argentina y facilitado la eventual entrega. De hecho el FCO quería incluir a un argentino en el equipo. Él se negó. El equipo de Shackleton pasó cuatro semanas en las islas en enero de 1976, y entregaron su informe en julio de ese año. El Informe fue de enorme importancia para las Islas Falkland".

Resultados del Shackleton (I): hacia la reforma agraria y el freno a la fuga de divisas
McAdam sintetiza los principales resultados como sigue: "las islas no eran un drenaje constante para el contribuyente británico, como se creía. Había grandes oportunidades para el desarrollo: en la agricultura, la pesca, los recursos naturales, etc. Pero la inestabilidad política era importante y contraria. Su conclusión general fue que, a pesar de todo lo que se sostenía en contra (el aislamiento, la población, el medio ambiente, los argentinos) las Falkland habían sido y podrían seguir siendo una comunidad económica viable siempre que se abordaran algunos problemas urgentes, y entre ellos uno central. La cuestión de la tenencia de la tierra estaba ahogando la economía y el desarrollo rural. Era vital tomar la tierra de los terratenientes ausentes y ponerla en manos de la gente". Como seguramente le habrá ocurrido a Ud., estimado lector, nos sorprendieron mucho estas últimas líneas. ¿Acaso se proponía una suerte de socialización de la tierra? McAdam nos explicó más en profundidad: "Se trataba de una recomendación muy radical en aquel momento. Y para solucionar ese problema se propuso esta solución: reinvertir en agricultura y frenar el flujo de fondos desde las Islas; ampliar la propiedad rural, crear oportunidades de empleo y detener la emigración; fortalecer el equipo de gobierno local para iniciar, ayudar y realizar el seguimiento de las oportunidades de desarrollo; construir carreteras y ampliar la pista permanentemente".

Resultados del Shackleton (II): guerra y autodeterminación
Según nuestro entrevistado, el informe Shackleton tuvo el siguiente impacto en Londres: "Demostró que la Colonia tenía un futuro independiente de la Argentina y Shackleton insistió en que las islas no debían ser entregadas a ese país. El informe convenció a muchos diputados británicos de que las islas eran un valioso activo económico para Gran Bretaña y ayudaron a rechazar la iniciativa de venta y posterior arrendamiento (leaseback) en 1980. Sin embargo, prácticamente nada se hizo con relación a las recomendaciones de Shackleton ". Así hasta el 2 de abril, claro. Es decir, lo que el Lobby Falklands no había conseguido antes del conflicto, lo consiguió después. Al respecto, opina nuestro entrevistado: "La invasión argentina (sic) y la guerra de las Falkland en 1982 alteró completamente el cuadro. Las Falkland estaban repentinamente en el centro de la atención mundial y muy arriba en la agenda política del Reino Unido, de modo que ahora Gran Bretaña tenía que hacer algo. En mayo de 1982 la Primera Ministro Margaret Thatcher pidió a Shackleton que revisara su informe y recomendara grandes inversiones. Él emitió su segundo informe en agosto de 1982". En conclusión, sólo después de la guerra Londres prestó atención a las recomendaciones de Shackleton.

¿Es ilógico suponer que el Lobby Falkland utilizó el Incidente Davidoff y derivaciones (20 de marzo hasta finales de mes) para escalar la belicosidad del conflicto? La pregunta fue obviamente formulada a McAdam, quien nos respondió: "Es un despropósito que haya algunos argentinos que crean que otros y no ellos fueron los únicos responsables de la guerra. Realmente desconozco si el Lobby Falkland escaló el Incidente Davidoff o no. ¡Soy un simple agrónomo!". ¿Fuimos los únicos responsables? Creemos resulta de importancia capital trabajar en el análisis de este desconocido pero estratégico actor y su rol en el desencadenamiento de la conflagración y los sucesivos saboteos a la paz por parte de Margaret Thatcher.

La progresiva reforma económica que el Lobby Falkland no había podido imponer a Londres antes de la guerra lo consiguió luego, mientras que Thatcher, consolidada (y perpetuada) en el poder pudo, gracias al triunfo militar en Malvinas, ejecutar en Gran Bretaña sus reformas económicas conservadoras (ajustes, privatizaciones, despidos, etc.) llevándolas hasta sus últimas consecuencias.