ÁREAS de
INVESTIGACIÓN

Desarrollo Económico

| Artículos de opinión

El caso de Grecia

Autor | Mario Rapoport


Conflictos de Interes
El autor no manifiesta conflictos de interés


Palabras Claves
Argentina, buitres, crisis del euro, deuda soberana, Grecia, Mario Rapoport, terrorismo financiero



24-07-2015 | Ahora lo más grave en el orden internacional es la crisis del euro (no de Grecia), donde algunos parecen querer arrojar a la cuna griega, donde se amantó el bebé europeo (con éste adentro) por la escaleras del Partenón, como le ocurrió al bebé del Acorazado Potemkin. Quisieron hacer lo mismo con la Argentina y no pudieron, como no podrán con la Grecia actual que no debe padecer lo que sufrió nuestro país. Los que endeudaron a Grecia fueron sus actuales acreedores, como le pasó a la Argentina: bancos europeos, estadounidenses, etc. pretendiendo obtener mayores rendimientos que en sus países de origen, al igual que lo que causó la crisis de la subprime.


En este sentido, es hora de cambiar de cuajo el orden financiero internacional. Si esos bancos hoy no pueden cobrar sus deudas es en gran medida culpa suya y no del deudor. Si apostaron a la ruleta financiera y hoy pierden que se lleven las fichas de recuerdo. Si se benefician porque tienen las divisas internacionales hay que sacarles esa fábrica de endeudar países sin padecerlo ellos mismos, como en el pasado se lo hacía prohibiéndole a los reyes reacuñar monedas con cada vez menor valor. Todo el sistema monetario internacional está en juego. Y a su vez la supervivencia del pueblo griego corre peligro por las políticas de austeridad impuestas por la Banca Europea y los organismos internacionales de créditos que quieren hacer pagar los platos rotos a quienes no lo rompieron.

En el caso de la zona euro como señala Michel Aglietta: el gobierno de la misma está comportándose con "una conducta al borde del abismo. La gestión de la crisis griega es la más emblemática en la persistencia del error [...] La moneda no es un bien económico, ni una mercancía, es una relación social [...] La deuda emitida por el Banco Central es jerárquicamente superior a las otras deudas pero para que esa deuda sea aceptada unánimemente debe estar revestida por el sello de la soberanía." La deuda pública está protegida del default porque el Estado tiene la capacidad última de monetizar su deuda, mientras que el euro es una moneda incompleta ya que ese orden constitucional no existe en Europa, y ese es el origen de la crisis. Por esa razón las reglas establecidas en el Tratado de Maastricht tienen una contradicción original pues estipulan tres imperativos imposibles de cumplir conjuntamente: no hay presupuesto general, no hay transferencia presupuestarias entre los Estados, no hay (en definitiva) un default del Estado. "Los principios de la soberanía no se negocian como las mercancías pues son un bien público." A la falta de un principio de soberanía común no se puede hacer funcionar la unión económica y monetaria que da forma al euro.

Por otra parte, el sistema monetario internacional no puede privilegiar una moneda sobre las otras como sucede con el dólar. Esto le permite a Estados Unidos contraer sólo deudas en su propia moneda, o sea, no tener de hecho deuda externa, un privilegio único, que puede solucionar emitiendo billetes propios. De modo que la crisis griega no le corresponde a Grecia, como la crisis argentina, tampoco a la Argentina, es un reflejo de la insuficiencia del euro, del dólar y del sistema monetario internacional. Ni Grecia, ni la Argentina antes, pueden caer en default.

En todo caso, nuestro país es un ejemplo y debemos darlo a conocer al mundo mejor de lo que lo hemos hecho. La ayuda a Grecia no consiste principalmente en nuevos financiamientos sino en dar vuelta las ideas del neoliberalismo, que son las que apuntalan este sistema. Si algunos creen que lo de Argentina fue una tragedia y lo de Grecia ahora es una farsa, están muy equivocados, esta puede ser una tragedia aun peor. El sistema monetario internacional por un lado y el sistema democrático por otro (fundado en los estados nacionales), son contradictorios entre sí y están en verdadero peligro. Grecia puede ser su Titanic.