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El peligro de desmantelar centrales existentes en beneficio de las energías renovables

Autor | OETEC-ID


Palabras Claves
carbón, costo nivelado de energía, costos, diversificación, EE.UU., energía eólica, energía nuclear, energía solar, energías renovables, fundamentalismo ambiental, IER, Institute for Energy Research, LCOE, macrismo, precios de la electricidad, subsidios, tarifazo



11-05-2016 | En junio del año pasado, el Institute for Energy Research (IER), con sede en Washington, presentó el primer estudio de cálculo del costo nivelado de energía (LCOE, en inglés) de fuentes de generación existentes (1). El estudio fue el primero de su clase y entre sus resultados arrojó que la electricidad obtenida a partir de nuevas fuentes eólicas es aproximadamente cuatro veces más cara que la obtenida de fuentes nucleares ya existentes y vale tres veces más que las obtenidas por fuentes de generación existentes de carbón. Obviamente, si se establece una rígida política de cierre de centrales, estos marcados aumentos en los costos de generación de electricidad se trasladarían inevitablemente a los usuarios. El estudio presenta enorme trascendencia para el análisis de las políticas energéticas de la administración macrista. Por ejemplo, el tarifazo eléctrico puede explicarse también desde la necesidad que los proyectos de incorporación masiva en energías renovables eólica y solar requieren para tornarse viables. Los precios de la energía con anterioridad al 10 de diciembre de 2015 permitían la concreción de pequeños proyectos renovables en función del desarrollo progresivo, sólido y armónico de una industria doméstica especializada en la fabricación de estos equipos, así como de proveedores de insumos igualmente nacionales. Por desgracia no es esta la idea del macrismo, su marco regulatorio ni las alianzas comerciales acordadas en materia de nuevos parques eólico y solar. Dado que las políticas destinadas a captar inversiones en renovables en la Argentina no se basan en subsidios ni esquemas feed in tariff (FIT) como en EE.UU. o la Unión Europea, los precios de la energía eléctrica resultan determinantes a la hora de concretar o no los proyectos. Los exponenciales incrementos en las tarifas del servicio público de electricidad son requisitos indispensables previos en este sentido. En cambio, en los ejemplos donde sí se aplican subsidios o FIT los precios aumentan conforme se ponen en marcha este tipo de emprendimientos y son función directa de la participación de las renovables no-hidráulicas en la matriz secundaria. Como sea y volviendo a la Argentina, se observa que los objetivos de diversificación de la matriz se basan en premisas ambientales abstractas (fundamentalismo ambiental), el cual no solo no contempla los costos nivelados de la energía (LCOE) entre fuentes, las emisiones de CO2 de sus ciclos completos (indirectas) ni las necesidades de expansión de la demanda, sino las bajas capacidades de rendimiento de estas tecnologías así como su altísima dependencia foránea.




Fuente: Institute for Energy Research http://instituteforenergyresearch.org/wp-content/uploads/2015/06/ier_lcoe_2015.pdf

En Estados Unidos se están llevando a cabo políticas estatales de carácter nacional para permitir un cambio radical en el campo de la generación eléctrica. Dichas políticas amenazan con suprimir 111 GW (equivalente a 111.000 MW) generados en centrales de carbón y nucleares y reemplazarlos por fuentes de generación renovable como la eólica y la solar. Sin embargo, el costo de este cambio tecnológico es gigante y para mantener esta matriz energética el Estado se ve obligado a subvencionar las fuentes renovables por medio del desvío de gran cantidad de recursos o bien debe ser el usuario quien pague por estos elevados costos (FIT). En efecto, estos costos superan por tres los generados por las plantas eléctricas existentes y se prevé se trasladen automáticamente a todos los productos impactando de manera directa en el encarecimiento de los costos de vida, sobretodo aquellos que deben afrontar los sectores más vulnerables.

Analizando el costo nivelado de energía para nuevas centrales de generación eléctrica de distintas tecnologías podemos apreciar que, mientras para una central nuclear nueva el costo de generación es de 92,7 dólares por MWh, para las energías eólicas ese costo alcanza los 112,8 dólares por MWh. Más aún, si la comparación se hiciera con una central operativa ya existente, constataríamos que dicho costo sería tan sólo de 29,6 dólares por MWh. Así las cosas, los costos de generación eléctrica a partir de nuevas fuentes eólicas son casi cuatro veces más elevados que los costos de generación de las centrales nucleares existentes.

Los números son elocuentes respecto a los altísimos costes que representaría llevar a cabo el desmantelamiento de las capacidades existentes de generación de energía para reemplazarlas por tecnologías que aún no son competitivas en el mercado energético y deben resolver una serie de desafíos tecnológicos considerables y sumamente relevantes a la hora de asegurar la provisión de energía de manera sustentable, confiable y accesible para el conjunto de los ciudadanos.

En este sentido, y a modo de conclusión general, el Informe destaca que la mayoría de las fuentes de generación existentes como el carbón, el gas natural, la energía nuclear y la energía hidroeléctrica, bien podrían continuar produciendo electricidad durante décadas a costos mucho más bajos y competitivos que los ofrecidos por nuevas fuentes cómo la eólica y la solar. Incluso, a modo de ejemplo, cuando un componente de una central eléctrica a carbón se desgasta sólo se debe reemplazar la pieza y no toda la planta. Lo mismo ocurre con las plantas de energía nuclear hasta que llegan al fin de su vida útil que se calcula en aproximadamente 40 años con la posibilidad de extenderse otros 20 años más.

De mantenerse las actuales leyes, normas y regulaciones, el reemplazo de fuentes como el carbón y la energía nuclear por aquellas denominadas "renovables", generaría electricidad a costos muy altos, sin contar con las características brindadas por las "energías de base", esto es, fuentes que cuentan con la posibilidad de proveer energía de manera confiable en términos de disponibilidad del suministro y constante a fin de cumplir con las exigencias de consumo energético de las sociedades modernas.
Cuando la electricidad procedente de una planta de generación eléctrica existente implica menores costos de producción en comparación al desarrollo de tecnologías de nuevas plantas que las reemplazarían, cualquier aumento en los costos recae finalmente sobre los contribuyentes y los usuarios finales a ritmos mucho más rápidos que los que tendrían lugar si se hubiesen mantenido en operación las plantas de energía en servicio. De esta forma, se corre el riesgo de llevar adelante una planificación energética irracional que, lejos de garantizar la sustentabilidad del mix a partir de la incorporación de fuentes aparentemente sustitutas, genere externalidades negativas asociadas a la necesidad de cubrir aquella demanda que las energías renovables no son capaces de sortear y, consecuentemente, penalice el desarrollo de fuentes confiables, seguras y ambientalmente sustentables que lejos de presentarse en términos dicotómicos podrían articularse de manera complementaria sin condenar al atraso a aquellos países que requieren energía abundante y barata para su desarrollo.

Aún más, en su artículo "La nefasta herencia energética europea: 54 millones de personas y el dilema de "comer o calefaccionarse". ¿La Patagonia y la Puna ante igual dilema?" (http://www.oetec.org/nota.php?id=1763&area=1), Federico Bernal explicó que, de acuerdo a un reciente análisis de la Comisión Europea, "se estima que 54 millones de europeos padecen Pobreza Energética. Las causas: aumento en los precios de la energía en paralelo con una reducción de los ingresos producto de políticas de ajuste y austeridad. Asimismo, el director del OETEC, señala también la fuerte relación que une tarifazos, ajustes y pobreza energética al destacar que "en aquellos países donde se aplican fuertes medidas de austeridad en combinación con el incremento de los precios de la energía (exacerbados por la incorporación masiva de energías eólica y solar a la matriz en detrimento de los combustibles fósiles y la energía nuclear), la Pobreza Energética dispara, empujando a los hogares más vulnerables a tener que decidir entre alimentarse o calefaccionarse".

Como nunca, la actual capacidad de generación de las matrices energéticas es cuestionada a partir de criterios "verdes" o "ambientalistas", pretendiendo modificarlas a fin de que se vuelvan alternativas más limpias y sustentables. Sin embargo, al mismo tiempo, se desestiman factores de análisis claves a la hora de realizar estas consideraciones, a saber: la capacidad que brinda el tipo de generación actual de suplir las necesidades energéticas de manera permanente y a precios accesibles; los costos de la actual capacidad de generación en función de las variables anteriores; la incidencia que tienen estos costos en las industrias y diversas cadenas de valor en donde impactan; la disponibilidad y el factor de carga de las centrales operativas, particularmente en el caso de las centrales nucleares; y los costos asociados a la incorporación de las energías renovables y las regulaciones ambientales relacionadas a éstas tecnologías. Definitivamente, en ausencia de algunos de estos factores, incluso la mayoría de las centrales existentes podrían permanecer en operación manteniendo los bajos costos de la electricidad durante muchos años. A propósito, el gráfico de abajo.



Fuente: Institute for Energy Research

La razón por la cual el costo de generación de las fuentes existentes es tan importante radica en que las políticas gubernamentales, los marcos regulatorios y los subsidios (en lugar de la demanda adicional) están determinando la construcción de nuevos recursos de generación eléctrica. Y esto no es un dato menor sino uno clave, puesto que la diversificación de la matriz bajo premisas ambientales abstractas (fundamentalismo ambiental) no está contemplando los costos nivelados de la energía (LCOE) entre fuentes, tampoco las emisiones de CO2 de sus ciclos completos (indirectas) ni mucho menos las necesidades de expansión de la demanda.

Como OETEC anticipó oportunamente, la africanización energética de Argentina no es otra cosa que la adopción de una agenda de planificación en materia de energía que nos impone la desestimación de un mix energético diversificando, es decir, que incorpore a las energías renovables pero que no nos obligue a analizar a las diversas fuentes que componen a la matriz de manera excluyente y nos permita poner en valor, por ejemplo, el aporte de la energía nuclear. El desafío está en la superación de dicha mirada dicotómica e irracional que resulta funcional a las fuentes fósiles, ya que estas son un elemento necesario para cubrir la recurrente indisponibilidad de las energías solar y eólica, al tiempo que limita la disponibilidad de energía a un precio accesible tanto para el consumo de la población como para el desarrollo de la actividad económica.

A modo de conclusión, el estudio aquí descripto del IER presenta enorme trascendencia para el análisis de las políticas energéticas de la administración macrista. Por ejemplo, el tarifazo eléctrico puede explicarse también desde la necesidad que los proyectos de incorporación masiva en energías renovables eólica y solar requieren para tornarse viables. Los precios de la energía con anterioridad al 10 de diciembre de 2015 permitían la concreción de pequeños proyectos renovables en función del desarrollo progresivo, sólido y armónico de una industria doméstica especializada en la fabricación de estos equipos, así como de proveedores de insumos igualmente nacionales. Por desgracia no es esta la idea del macrismo, su marco regulatorio ni las alianzas comerciales acordadas en materia de nuevos parques eólico y solar. Dado que las políticas destinadas a captar inversiones en renovables en la Argentina no se basan en subsidios ni esquemas feed in tariff (FIT) como en EE.UU. o la Unión Europea, los precios de la energía eléctrica resultan determinantes a la hora de concretar o no los proyectos. Los exponenciales incrementos en las tarifas del servicio público de electricidad son requisitos indispensables previos en este sentido. En cambio, en los ejemplos donde sí se aplican subsidios o FIT los precios aumentan conforme se ponen en marcha este tipo de emprendimientos y son función directa de la participación de las renovables no-hidráulicas en la matriz secundaria. Como sea y volviendo a la Argentina, se observa que los objetivos de diversificación de la matriz se basan en premisas ambientales abstractas (fundamentalismo ambiental), el cual no solo no contempla los costos nivelados de la energía (LCOE) entre fuentes, las emisiones de CO2 de sus ciclos completos (indirectas) ni las necesidades de expansión de la demanda, sino las bajas capacidades de rendimiento de estas tecnologías así como su altísima dependencia foránea.



Bibliografia
(1) Valoración económica del costo del sistema de generación de energía que incluye todos los costos a lo largo de la vida útil: la inversión inicial, operación y mantenimiento, el costo de combustible y elcosto de capital.

IER http://instituteforenergyresearch.org/analysis/what-is-the-true-cost-of-electricity/

Informe IER
http://instituteforenergyresearch.org/wp-content/uploads/2015/06/ier_lcoe_2015.pdf

OETEC. La nefasta herencia energética europea: 54 millones de personas y el dilema de "comer o calefaccionarse". ¿La Patagonia y la Puna ante igual dilema?" http://www.oetec.org/nota.php?id=1763&area=1

OETEC. Africanización energética de Argentina: eje de las nuevas relaciones bilaterales con EE.UU. (Parte 1). http://www.oetec.org/nota.php?id=1687&area=1