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¿Tarifazo injusto porque las empresas no explican los incrementos?

Autor | OETEC-ID


Palabras Claves
Alejandro Bercovich, balanza comercial deficitaria, barata, déficit energético, Edenor, Edesur, energía, Federico Bernal, quita de subsidios, subsidios, tarifazo



27-05-2016 | Federico Bernal, director del OETEC, durante el programa radial Mañana Nacional (AM 740) del 26 de mayo afirmó que "para un gobierno popular, la cuestión del superávit o del déficit fiscal no puede ser un objetivo en sí mismo sino que lo que debe ser prioridad y lo que debe regir las políticas económicas, para superar un posible déficit o para alentar una situación de superávit, es contemplar el bienestar y la felicidad creciente de nuestro pueblo y aparato productivo, con miras a la modernización de la estructura y la autosuficiencia económicas". Y es bajo similar enfoque que debe analizarse la cuestión energética, cuestión que desde la administración nacional insiste en lo positivo de la eliminación del subsidio pues "antes la energía era muy barata", "avalaba el derroche" o "valía lo que una porción de pizza o una taza de café", entre otros insólitos argumentos. Y es con iguales argumentos que ciertos miembros de lo que se da en llamar la heterodoxia periodística criticaban antes del 10 de diciembre de 2015 la política de subsidios y de una energía barata. Ahora, ante la barbarie energética del macrismo, aclaran que el incremento debió haber sido paulatino y que el tarifazo es injusto porque las empresas no explican por qué los aumentos. ¿Y si los llegaran a explicar? ¿Tarifazo injusto por esta razón o porque una energía cara, escasa y sin subsidios es pilar del histórico (y vigente) programa de destrucción de una Argentina industrial, económicamente autosuficiente y socialmente inclusiva?


La implementación de una política energética popular y promotora de la industrialización y la desprimarización de la economía nacional debe orientarse, no a la satisfacción de las necesidades empresarias o a la superación del déficit de la balanza energética, sino a promover el bienestar de un número creciente de argentinos. "El objetivo de un sistema energético es que haya cada vez más compatriotas y más provincias con energía y que esta sea, a su vez, cada vez más accesible y asequible, es decir, cada vez más abundante y cada vez más barata", señaló Bernal, agregando que "debemos dejar en claro que un sistema energético no está para generar divisas ni para pagar el déficit fiscal sino para luchar contra la pobreza, para convertirse en motor de la inclusión social, para reindustrializar el país, para maximizar el aparato productivo y para traccionar el consumo y la expansión del mercado interno".

Con estos argumentos, el director del OETEC respondió a aquellos periodistas supuestamente críticos del neoliberalismo que, detrás del argumento del déficit de la balanza comercial energética y del supuesto derroche en el consumo eléctrico justificaron antes del 10 de diciembre de 2015 y siguen justificando ahora el aumento de las tarifas de electricidad y del gas natural, aunque aclarando que tal aumento se ha efectuado de forma desmedida. Uno de ellos, Alejandro Bercovich, indicó Bernal, "ahora se desgarra en análisis de lo injusto del tarifazo mientras que antes planteaba como un grave problema energético el déficit de su balanza comercial". Y prosiguió, "cuando lo escucho a Bercovich decir que las petroleras no pueden justificar el tamaño de los incrementos en las tarifas -lo cual es cierto- no me parece un análisis inteligente ya que el problema no es si se justifica o no un tarifazo sino que ese tarifazo atenta contra un proyecto político industrialista y socialmente incluyente utilizando a la energía como variable de ajuste".

De esta forma, explicó el conductor de Mañana Nacional, "Bercovich está planteando mal la situación porque parte de un análisis netamente economicista" y "así como antes coincidía con el FMI en la quita de subsidios hoy está dándole la oportunidad a las petroleras de que justifiquen el por qué del tarifazo".

Ahora bien, ¿por qué la "ortodoxia" (léase el conservadurismo argentino de derecha e izquierda) centra su crítica energética en la performance de la balanza comercial de este sector? Porque entre 1990 y 2002 no hubo un sólo año en el que no fuera superavitaria. Al respecto, cabe agregar que la participación porcentual sobre las exportaciones totales del rubro "combustibles y energía" se duplicó entre 1989 y 1998, y triplico en 1997 y 1998, año coincidente con el pico de máxima extracción de petróleo. Con esto queremos remarcar que un sector superavitario no es indicador de una política acertada. Mientras nos convertíamos en exportadores netos, el mercado interno y el pueblo argentino se quedaban sin nutrientes para su funcionamiento y calidad de vida. Restringir la evaluación de determinado sector productivo o resorte estratégico de la nación a su balanza comercial es lisa y llanamente pensarlos en términos neoliberales (mercadistas). Algo así como sostener que la Argentina del Centenario era grande y próspera porque exportábamos (granos) como nunca en nuestra historia.

Como ya hemos planteado desde este Observatorio en sendos informes e investigaciones, en naciones que se encuentran en vías de emancipación como la nuestra la energía no puede considerarse un bien escaso y de privilegio sino que debe comprenderse en su carácter de bien universal y estratégico. Todo pasa, finalmente, por el concepto que tengamos de la energía: ¿energía para qué, para quiénes? ¿Puede un sistema energético exhibir un carácter de importador neto y/o una balanza deficitaria a la vez que mejorar la accesibilidad y asequibilidad de la energía para la población, la industria y el aparato productivo nacional? Y la pregunta clave: ¿debe ser el objetivo excluyente de un sistema energético reducir el déficit (en caso de verificarse) o puede soportar una situación negativa de su balanza cuando tal performance acarrea diversos beneficios sociales, industriales y productivos?

El problema no pasa porque el tarifazo sea justo o injusto, ni porque se haya aplicado de forma vertiginosa; el problema es que el tarifazo es pilar del programa de ajuste. La cuestión no es, consecuentemente, si el dinero de más que recaudarán las distribuidoras eléctricas privadas y las petroleras puede o no justificarse (si ellos pueden o no justificar los incrementos), como reclama Bercovich. De hecho, ya se les ocurrirá algo para hacerlo (en realidad la justificación viene dada por el déficit de la balanza energética).

El problema, o mejor dicho, un enfoque nacional de esta cuestión ubica a dicha política de represión del consumo y maximización de la tasa de ganancia empresarial por vía de la quita masiva de los subsidios a la energía como una poderosa herramienta contra una Argentina económicamente autosuficiente, industrial más allá del sector agrario y socialmente inclusiva.

En un país como el nuestro, señor Bercovich, la energía debe ser barata, abundante y subsidiada, y debe estar en manos del Estado nacional. En un país como el nuestro, el encarecimiento de la energía -se aplique lenta o rápidamente; se justifique o no por las empresas- es sumamente dañina.