ÁREAS de
INVESTIGACIÓN

Industria

| Artículos de opinión

Las mentiras de Juan José Aranguren - Dependencia Energética

Autor | Federico Bernal


Conflictos de Interes
El autor no manifiesta conflictos de interés


Palabras Claves
ajuste, Aranguren, CAMMESA, demanda interna, dependencia energética, dependencia externa, energía hidráulica, energía nuclear, energías renovables, importaciones, nucleoelectricidad, Plan Nuclear Argentino, precios de la energía, relato macrista, Senado, tarifazo, Unión Europea



26-06-2016 | La destrucción de los pilares y fundamentos del país erigido entre 2003 y 2015 requiere que todo funcionario macrista -e incluyendo por supuesto al mismísimo Presidente de la Nación- se pliegue a un interminable relato de mentiras. Las falacias vienen a justificar la enésima aplicación de las consabidas políticas y recetas que ya nos condujeron a niveles de pobreza, exclusión, subdesarrollo y dependencia incompatibles con la viabilidad de una Argentina en calidad de Estado Nación. En materia energética y como sucede con las demás grandes cuestiones que hacen al funcionamiento del país, el relato macrista intenta hacerle creer a la población que la herencia recibida es nefasta y que, por lo tanto, son ellos los salvadores de una hecatombe inevitable de haber continuado el kirchnerismo en el poder. En este sentido, el pasado 22 de junio, el señor ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, expuso en la Reunión Plenaria de las Comisiones de Minería, Energía y Combustibles, y de Derechos y Garantías del Senado. El motivo, según introdujo el senador Naidenoff, explicarle a los legisladores "los avances o los retrocesos con los estados provinciales en los últimos tiempos en materia tarifaria". Debemos reconocer que la disertación de Aranguren fue una inmejorable síntesis del relato macrista en relación a la zoncera de la "pesada herencia" energética. Es por lo tanto obligada tarea analizar todos y cada uno de los argumentos transmitidos por el funcionario, desde que la política emanada de su cartera y por indicación del Presidente Macri constituye hoy la variable de ajuste más escandalosa y dañina aplicada sin saña contra el pueblo argentino, la viabilidad de su mercado interno y el normal desenvolvimiento de un aparato industrial y productivo diversificado, moderno y pujante.


Dependencia energética en contexto
Juan José Aranguren comenzó afirmando: "Primero, quiero hacer una referencia acerca de la política energética del Gobierno nacional, la cual está vinculada con una realidad que nosotros hemos experimentado en los últimos años y que está relacionada con un recurso que en este momento en la Argentina, a pesar de que disponemos del mismo, no lo estamos explotando en la capacidad y en la magnitud con la que podemos hacerlo. Me refiero no solamente a los recursos no renovables, sino también a los renovables; a todo tipo o forma de energía que el país está en capacidad de desarrollar. Lamentablemente, es un dato objetivo de la realidad, hoy el país depende en un 13 o 14 por ciento de energía importada para solventar la actividad económica o las necesidades de nuestra población. Un país que es rico en recursos, tanto en cantidad como en calidad, hoy depende en su matriz energética, en un 13 al 14 por ciento, del producto importado".

Por supuesto que la Argentina es un país rico en recursos, tanto en cantidad como en calidad. Y es por este motivo que, en primer lugar, los precios de la energía no pueden estar alineados a los precios internacionales, como siempre pretendió Aranguren desde Shell y ahora lamentablemente aplica desde su cargo de Ministro de Energía de la Nación; y en segundo lugar y por la riqueza de nuestro territorio, queremos vivir dignamente, usufructuando dichas riquezas en calidad de derecho, de forma universal y a precios accesibles.

Si bien cierto que el nivel de dependencia energética de la República Argentina ronda los porcentajes transmitidos por Aranguren, resulta indispensable ponerlos en contexto. Si no lo hiciéramos, nos atribuiríamos una debilidad que no tenemos y objetivos que no serían prioritarios. En efecto, escuchando a Aranguren parecería ser que nos ubicamos entre los mayores importadores de energía del mundo y que la dependencia externa ha conducido a la Argentina al peor de los escenarios. Nada más falso. Antes de comenzar y como ya hemos explicado infinidad de veces desde nuestro Observatorio, cabe recordar que la dependencia externa de gas natural es consecuencia directa de la política de expoliación y depredación iniciada a mediados de la década del noventa con los acuerdos gasíferos suscriptos por los presidentes Menem y Frei, sumado a casi una década de desinversión y saqueo por parte de YPF bajo administración Repsol (que también incidió negativamente en la elaboración de combustibles), así como a la pésima gestión de Juan José Aranguren al frente de Shell (segundo actor en importancia en el mercado de los combustibles) que priorizó siempre la especulación y la maximización de ganancias a invertir en ampliar la capacidad de refinación de su única planta o mejorar su ociosidad en función de la explosión de la demanda interna.

En cuanto a la dependencia energética de la República Argentina: ¿Es mucha o es poca? ¿Qué sucede en otras partes del planeta? ¿Constituyen un verdadero problema los niveles de importaciones argentinas o el problema es otro? Del gráfico que sigue notamos que la Argentina es, comparada con las principales potencias de la Unión Europea (UE), la nación con la menor dependencia energética externa. Tal posicionamiento se repite al examinarnos a la luz de las naciones desarrolladas o emergentes de América del Norte, Asia y Oceanía.



Fuente: Elaboración propia en base a datos de Eurostat "Energy production and imports" (22/06/2016).

En otras palabras, la dependencia energética de la Argentina, que Aranguren presenta como problemática y parte de la "pesada herencia" K no lo es. Prácticamente todas las naciones hoy desarrolladas o emergentes del globo resultan ser importadoras netas de energía en alguna de sus fuentes. Pero acerquemos aún más la lupa al caso europeo.

En el último informe de la Comisión Europea en el que se analiza el nivel de dependencia energética extranjera del bloque, así como el de sus miembros en particular ("Member States Energy Dependence: An Indicator-Based Assessment" - 2014), se lee en su introducción: "En los últimos años, las economías de la UE han sufrido aumentos de precio de la energía que condujeron a efectos adversos en las industrias y los consumidores. Algunas economías también han padecido interrupciones en el suministro de gas, afectando a los hogares y a las actividades industriales dependientes de este combustible. Podría decirse que, la economía de la UE seguirá expuesta a los riesgos relacionados con los precios de la energía, incluyendo la potencial crisis del petróleo o la escasez de gas. Para evaluar cómo los Estados miembros son dependientes y potencialmente vulnerables a los aumentos de los precios de la energía y escasez del suministro, se ha elaborado un conjunto de indicadores sobre dependencia energética".

¿Cuál es la importancia de dicho razonamiento? Que el problema que más preocupa a la Unión Europea en materia energética reside en el incremento de los precios de la energía. En otras palabras, el problema no es la dependencia per se, sino el encarecimiento de los precios domésticos producto de los elevadísimos niveles de importaciones energéticas, todo lo cual afecta el normal funcionamiento de los sectores industrial y residencial del bloque. Si comparamos la dependencia de las naciones citadas con la Argentina cae de maduro la impresionante diferencia. Pero no son únicamente las importaciones el factor que ha impulsado la escalada de los precios internos de la energía en el Viejo Continente.

En la Argentina de los últimos doce años las importaciones energéticas se han incrementado al ritmo de la notable expansión socioeconómica e industrial registrada. No obstante, su impacto en los precios de la energía ha sido nulo, entre otras cosas gracias a las ingentes inversiones y subsidios del Estado Nacional en el sector, consolidando una matriz primaria y secundaria basada en los combustibles fósiles (más baratos y abundantes en el mercado local) sumados a una elevada participación de la renovable hidráulica (Plan de grandes represas hidroeléctricas) y a un para nada despreciable aporte nuclear (Plan Nuclear Argentino relanzado en 2006).

Ahora bien, sucede que desde el 10 de diciembre de 2015 los precios de la energía han disparado exponencialmente, en un marco de caída deliberada de la demanda, lo cual ha llevado a la quiebra a miles de pequeñas y medianas empresas, comercios y clubes barriales. Los grandes proyectos hidro y nucleoeléctricos demorados o cancelados. Es decir, adoptamos el problema energético europeo con niveles tres a siete veces más bajos de dependencia energética. Y todo esto con el siguiente agravante, por cierto, nada menor.

Repásese nuevamente la frase de Aranguren. Se verá que menciona a las energías renovables. Si bien nos abocaremos específicamente a este asunto en próximos análisis de su discurso, vale la pena relacionar los niveles de dependencia energética de la Unión Europea a la luz de su política en materia de renovables, como hemos visto en reiteradas oportunidades desde OETEC, en poder del fundamentalismo ambiental y que tristemente se repite para la administración macrista. Véase el gráfico que sigue:



Fuente: Elaboración propia en base a datos de Eurostat "Energy production and imports" (22/06/2016).

Hemos diferenciado con color verde la incidencia de las renovables intermitentes (eólica y solar) en las políticas de diversificación energética de los países analizados. Como puede apreciarse, las naciones con la mayor dependencia resultan ser las potencias "verdes" que nuestro país intenta emular. La excepción es el Reino Unido (RU), por ser aún el primer productor de petróleo del bloque, aunque su producción no cesa de desplomarse. De no ser por esta particularidad, RU expondría similares niveles de dependencia a los de Alemania o España.

Dejemos por un momento el análisis de RU para estudiar las naciones con tonalidades grises. ¿Qué particularidad común les asiste? Su alto porcentaje de energía nuclear en la matriz: Francia 75%, Suecia 40% y Finlandia 30% (Reino Unido alcanza el 20%). En efecto, de las naciones más avanzadas de Europa y con los mayores índices de desarrollo humano, las menos dependientes en materia energética ostentan las mayores participaciones de energía nuclear. Por tanto, el incremento masivo de las renovables eólica y solar como Aranguren pretende no sólo que encarecerá aún más el precio de la energía en la Argentina, no sólo que generará un sistema eléctrico más irregular en su suministro, sino que además no resolverá la dependencia energética de nuestro país sino que la profundizará. A propósito, el informe citado de la Eurostat encuentra una relación directa entre dependencia energética y el grado de desenvolvimiento de la nucleoelectricidad así como el camino tomado en relación a las mal denominadas energías "verdes".

Ahora, algo todavía más importante. En el informe referido de la Comisión Europea se señala que: "La dependencia de las importaciones del Reino Unido es baja; por lo tanto, la vulnerabilidad del país a la interrupción del suministro externo de energía aparece limitada. Su tendencia creciente, sin embargo, plantea algunos retos para el futuro. El desarrollo de fuentes internas como las energías renovables, todavía limitadas, está creciendo mientras que las perspectivas para las extracciones de shale gas parecen alentadoras, pero todavía en una etapa inicial" (Pág. 163). La Comisión Europea califica de "baja" y de "vulnerabilidad limitada" una dependencia energética del 45,5%, como la del Reino Unido. ¿Qué diría de la Argentina y su 13,5%? En el mismo informe leemos que las importaciones de crudo de la nación europea ronda el 47% del consumo local (2012). ¿Qué hay del porcentaje de importación de gas natural de la Argentina en función de sus necesidades domésticas? El RU se esperanza con las renovables, porque carece de potencial hidráulica remanente y porque el fundamentalismo ambiental se propone seguir los pasos de Alemania y abandonar la construcción de nuevas centrales nucleares. El resultado de esta política, como ya vimos a través de sendas notas del OETEC, ha sido funesto.

Por último, un dato más que interesante, por demás directamente vinculado a uno de los argumentos con los cuales el macrismo justifica su salvaje tarifazo: la falta de generación que supuestamente nos ha conducido a importar ingentes cantidades de energía eléctrica. Porque uno podría suponer, del supuesto problema de la dependencia energética planteada por Aranguren, que la Argentina es un gran importador de electricidad y que nuestra necesidad ha ido en aumento, superando con creces lo acontecido en la supuesta década de oro del autoabastecimiento noventista. Veamos que nos dice CAMMESA, insospechada fuente K:



Fuente: Elaboración propia en base a datos de CAMMESA (Informe Anual 2015) y Ministerio de Hacienda y Finanzas.

El promedio de las importaciones de energía eléctrica entre 2003 y 2015 es inferior (o prácticamente el mismo) que el registrado entre 1992 y 2002, aunque con un crecimiento de la economía y del aparato industrial 4 y 6 veces mayor, respectivamente.

En conclusión, el enfoque neoliberal de la energía realizado por la administración macrista, además de mentir o descontextualizar, lleva a colocar como principal problema una dependencia energética que es sumamente baja. Queda claro que su objetivo es convertir al país en exportador neto a costa de la demanda interna.

¿Y la aseveración anterior por qué? Porque el problema energético más acuciante para la Argentina -como para la Unión Europea- son los elevadísimos precios de la energía y, dentro de ellos, los de la energía eléctrica. Dicho de otra manera, no son nuestros niveles de importaciones problema alguno ni su resolución debe ser la base de la política energética, menos que menos combatirla a través de la incorporación de renovables intermitentes en detrimento de energía hidráulica y nuclear. Es que siquiera para las naciones europeas que importan desde afuera de su propio bloque (Bolivia es miembro de la UNASUR y del Mercosur como la Argentina) y que presentan niveles que multiplican por tres y hasta por siete los de la Argentina constituye un problema per se la dependencia energética. La clave pasa siempre por reducir la vulnerabilidad geopolítica (en Europa se depende de Rusia, de Medio Oriente y de África) y los precios de la energía. Y eso que hablamos de países que ya quisieran disponer de la potencialidad hidrocarburífera de la Argentina, por cierto, potencialidad que ha venido recuperándose con la renacionalización de YPF aunque abruptamente interrumpida por la administración macrista, paradójicamente claro.



Bibliografia
Informe de la Comisión Europea (2014) http://ec.europa.eu/economy_finance/publications/occasional_paper/2014/op196_en.htm

Eurostat
http://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php/Energy_production_and_imports#Further_Eurostat_information

CAMMESA Reporte Anual 2015