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Energia

| Artículos de opinión

La experiencia germana y el Plan Macri S.A. en renovables

Autor | Juan José Balatti


Conflictos de Interes
El autor no manifiesta conflictos de interés


Palabras Claves
dióxido de carbono, energía eólica, energía solar, energías renovables, fundamentalismo ambiental, Macri, Plan RenovAr



23-08-2016 | La política energética de Alemania puede servir de advertencia: la energía verde no es sustentable para la economía industrial moderna. La salida nuclear de Alemania -con leyes que establecen la completa eliminación de la energía nuclear para 2022-, junto con la expansión generalizada de la energía solar y eólica, se han transformado en un verdadero desastre.


En 2013, la revista Dissent presentó un desglose de las realidades de la energía eólica y solar en Alemania durante 2012. En efecto, para ese año, la energía eólica alemana anunció una capacidad instalada de generación eléctrica de alrededor de 31.000 megavatios. Sin embargo, la producción promedio del año fue sólo del 17% de esa capacidad. Por su parte, a la energía solar le fue peor aún: con una capacidad anunciada de 29.000 megavatios, su generación promedio por año fue tan solo el 11% de capacidad.

La expansión de estas energías ineficientes ha sido subsidiada en cantidad y los costos de la electricidad se volvieron tan altos que los alemanes califican a su recibo de luz como una "segunda hipoteca". Si en 2004 la electricidad residencial valía un promedio de 23 centavos de dólar por kilovatio-hora, para 2015 fue de 35 centavos (uno de los precios más altos para naciones desarrolladas). Asimismo, los precios de electricidad para las empresas se han elevado 60% respecto a los cinco años anteriores, lo cual sacó fuera del país a la decisiva industria de manufacturas.

Una porción significativa de este aumento en los costos proviene directamente de un "sobrecargo por energía renovable" incluido en los recibos de luz a fin de cubrir los subsidios esenciales a la energía eólica y solar. En 2013, dichos subsidios fueron de 27 mil millones de dólares estadounidenses, lo cual agregó siete centavos por kilovatio-hora a los recibos de luz, un sobrecargo adicional por la energía verde que representó casi el 70% del promedio total de la tarifa de electricidad en Estados Unidos. Y por ironía estas medidas no han hecho nada para reducir las emisiones anuales de CO2 en Alemania, que siguen igual que en la década pasada.

Durante la Décima Conferencia Internacional de Cambio Climático, realizada en Washington DC en 2015, el secretario general del Instituto Europeo para el Clima y la Energía, Wolfgang Müller, presentó una visión general del fracaso del programa de la energía eólica y solar en Alemania, proporcionando más detalles de esta fracasada política. Veamos.

Energía eólica
Entre 1994 y 2012, el número de turbinas eólicas en Alemania aumentó de 2.000 a 23.000. Sin embargo, no sólo operan muy por debajo de su capacidad sino que su producción fluctúa violentamente. En 2014, los 35.000 megavatios de capacidad de energía eólica operaban a menos del 30% de capacidad el 90% del tiempo, y a menos del 10% de capacidad el 55% del tiempo.

Energía solar
En el 2000, la capacidad de energía solar alemana fue de apenas de 114 megavatios. En el transcurso de 15 años, impulsada por un programa de subsidios enormes, esa cantidad se incrementó 300 veces para llegar a 37.400 megavatios. Como sucede con el viento, la generación de electricidad real nunca pudo acercarse a esta cifra anunciada al tiempo que la producción varía significativamente, llegando a alcanzar apenas el 40% de capacidad sólo 11% del tiempo y quedando por debajo del 30% de capacidad el 60% del tiempo. Por otra parte, la fluctuación no viene meramente de la obvia variación día-noche sino también durante el día, pues la producción de energía se encuentra a merced de las nubes.

Si tomamos conjuntamente la energía eólica y solar alemana durante 2014, 75% del tiempo operaron por debajo del 20% de su capacidad instalada acumulada, y los encendidos y apagones irregulares crearon problemas para la red de suministro eléctrico, el cual depende de un suministro confiable de energía.

Antes de la expansión generalizada de la energía eólica y solar, se necesitaban muy pocas intervenciones para estabilizar la red alemana. No obstante, en 2012 hubieron cerca de 1.000 intervenciones necesarias, a fin de mantener una fuente consistente y confiable de energía disponible las 24 horas del día. Asimismo, en 2014 se necesitaron más de 3.500 intervenciones para rescatar el suministro nacional de energía de los efectos de las fluctuaciones debidas al suministro de corriente nada fiable.

Conclusiones
Como una ironía más a la locura total que ha sido la política energética de Alemania, el nivel de emisiones de CO2 no cambió tras más de una década de programa verde. La cantidad de energía disponible en la red proveniente de "fuentes renovables" casi se ha cuadriplicado entre 2000 y 2013, lo que demandó un aumento de más de once veces en capacidad instalada. Sin embargo, el nivel de emisiones de CO2 se mantuvo estable en todo el período, pues el cierre de la energía nuclear exigió un aumento en las plantas de carbón y gas natural para mantener estable el suministro de energía. En efecto, durante 2012, Alemania encargó 2.900 megavatios de nuevas plantas de energía de carbón, capaces de proporcionar cerca del doble de energía que toda la energía eólica y solar sumada en ese mismo año.

Alemania ha subsidiado enormemente una expansión monstruosa de suministro de energía verde ineficiente, la que proporciona energía irregular y esporádica, creando una sangría a la economía alemana, expulsando a la industria productiva y manufacturera, sin producir reducciones significativas en las emisiones de CO2 y al precio de una "segunda hipoteca" en su recibo de luz para los alemanes.

Aprendamos la lección, no hay necesidad de que otras naciones repitan este fracaso.