El portal especializado Valorsoja.com, acaba de publicar en el día de la fecha una nota titulada "China bloqueó el ingreso de aceite de soja argentino como represalia por la paralización de las obras destinadas a construir dos represas en Santa Cruz". Allí se explica que "Ambas obras -con un valor presupuestado de 4.714 millones de dólares- habían sido asignadas por Cristina Fernández de Kirchner a un consorcio integrado por la corporación china Gezhouba Group Company y Electroingeniería S.A... La operación también incluía el financiamiento por parte de la compañía china… Pero Macri, ni bien asumió la presidencia en diciembre pasado, ordenó detener las obras para evaluar el costo de oportunidad y el impacto ambiental de las mismas".

La represalia del gobierno chino, que derivó las compras de aceite de soja argentino a Ucrania y a Brasil, implica no solamente un perjuicio de miles de millones de dólares para nuestro país sino el ostensible desmejoramiento de las estratégicas relaciones bilaterales con la potencia mundial logradas en los últimos años.

Comportamientos de semejante naturaleza sólo conseguirán aislar a la Argentina no ya del "mundo", sino de las naciones emergentes cuyo vínculo es fundamental al país, aunque por supuesto no al país en calidad de "supermercado del mundo" como pretende la administración neoliberal de Mauricio Macri.

Quisiéramos por último recordar que el ajuste a la potencia instalada de las represas conlleva además del perjuicio implícito en la mencionada represalia, abandonar un proyecto que involucraba ingresos netos de divisas durante los 15 años (repagado con la venta de energía de las centrales a CAMMESA), siendo la República Argentina acreedora de un saldo positivo de divisas por un total de 6.217 millones de dólares. Luego del año 15, el proyecto hubiera seguido generando el ahorro por sustitución de compra de combustibles en el exterior y ya cumplida la obligación de capital e intereses por el crédito. El ahorro por sustitución de combustibles importados (valores acumulados) para la potencia instalada definida en el proyecto original (1.740 MW) se hubiera ubicado en 10.725 millones de dólares.

Y mientras el señor Aranguren sigue tratando de justificar lo injustificable, la Argentina cada vez más aislada de una de las primeras potencias mundiales. Porque ya ni los chinos se creen el "cuento".