Fuente: La Capital (18 de febrero de 2020). Se lee: El mercado interno de biodiesel se encuentra paralizado y sin precio actualizado para su producción desde diciembre pasado. Las empresas del sector están en estado de alerta.

Producción sojera y comparación con la hidrocarburífera
Según un estudio de la consultora energética Ramos & Asociados (ver bibliografía), la soja se posiciona en el primer puesto de las materias primas producidas por el país con una producción anual de 49.500.000 de toneladas valuada en u$s 16.335.000.000. La siguen en importancia el maíz, el petróleo, el gas, el trigo y el oro.

Como se observa en el gráfico de abajo, dicha producción supera en un 56% el valor de lo producido conjuntamente por el petróleo y el gas:


Fuente: Ramos&Asociados (12 de mayo de 2020).

Por otra parte, basándose en datos del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, el citado informe asevera que, en materia de puestos de trabajo, la actividad económica relacionada con oleaginosas y cereales emplea un 50% más de trabajadores y trabajadoras que aquellas vinculadas con la producción de hidrocarburos.

Mientras la primera de ellas genera 210.761 empleos a lo largo de toda la cadena productiva, el sector petrolero y gasífero lo hace a razón de 140.452 puestos de trabajo:


Fuente: Ramos&Asociados (12 de mayo de 2020) en base a datos del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.

En relación a la cantidad de empresas, la comparativa arroja una cifra aún mayor en favor a las dedicadas a oleaginosas y cereales. En tanto éstas contabilizan unas 26.410 empresas, las de petróleo y gas acaparan unas 5.098 compañías. En términos porcentuales, las primeras superan en un 418% a las segundas:


Fuente: Ramos&Asociados (12 de mayo de 2020) en base a datos del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.

Importancia de la industrialización del agro
Los datos anteriores dan cuenta del importantísimo rol que sigue ocupando la producción de las oleaginosas y los cereales, esto es, el sector primario, en la economía del país. La dependencia de la producción agrícola no es novedad en términos históricos.

La pregunta es, en este caso, cómo aprovechar mejor la fuerte presencia que aún conserva dicha actividad dotándola de objetivos plenamente vinculados al desarrollo nacional. En otras palabras, cómo vehiculizar, a través de la industrialización del agro, el funcionamiento del mercado interno, la creación de puestos de trabajo, el desenvolvimiento PyME, el agregado de valor y la impronta genuinamente federal (fomento de las economías regionales).


Fuente: Ramos&Asociados (12 de mayo de 2020).

Como se sabe, la Argentina se ubica en los primeros puestos mundiales en materia de comercialización de la soja y sus derivados. Primeros en el comercio del aceite y la harina de soja y terceros en la comercialización del poroto de soja.

No obstante, el dato más interesante es el lugar que ocupa nuestro país como primer comercializador mundial de biodiesel de soja, ejemplo de la importancia que la industrialización de la producción primaria en origen puede tener para el desarrollo del país.

La producción de biodiesel en números
Actualmente existen en la Argentina 36 plantas de biodiesel que producen 4.400.000 toneladas al año. El 79% de las mismas se encuentran ubicadas en la provincia de Santa Fe (18 plantas), el 10% en la provincia de Buenos Aires (11 plantas) y el 2% restante en la provincia de La Pampa (9 plantas).

Como explicamos en el primer apartado de este informe, la cosecha de soja para este año se calcula en 49.500.000 toneladas. De ese total, 36.500.000 toneladas serán procesadas por la industria, 5.000.000 toneladas se exportarán como poroto y 8.000.000 toneladas se guardarán para resiembra:


Fuente: Ramos&Asociados (12 de mayo de 2020).

De la cantidad procesada en industrias, se extraerán unas 6.700.000 toneladas de aceite. Mientras 5.000.000 toneladas tendrán destino de exportación, unas 200.000 toneladas irán para el consumo local y otras 1.500.000 toneladas se usarán para la elaboración de biodiesel.

A su vez, los volúmenes producidos del energético se dividirán en 800.000 toneladas para la exportación y 700.000 toneladas para el corte de gasoil.

Beneficios de la industria de los biocombustibles
Como hemos explicado en sendos informes (ver bibliografía), los beneficios de la industria de los biocombustibles como herramienta de desarrollo, industrialización y generación de empleo son múltiples. Entre los más importantes se enumeran los siguientes:

1) La industria de los biocombustibles sustituyó importaciones de nafta y gasoil por más de u$s 10.800 millones en el periodo 2010-2019, y durante el mismo periodo el estado nacional giró divisas por más de u$s 23.000 millones por importaciones de gas oil.

2) Hay hoy 54 plantas en 10 provincias, agregando valor en origen, generando y sosteniendo economías regionales con más de 300.000 mil empleos directos e indirectos.

3) El corte con biocombustibles de las naftas y el gasoil produjo un ahorro ambiental y en salud pública que, de aumentarse ese corte, podría llevar a la Argentina a cumplir inmediatamente con los acuerdos internacionales y leyes propias de lucha contra el cambio climático.


Fuente: Albardón Bio, miembro de la Cámara Argentina de Empresas Regionales Elaboradoras de Biocombustible. Datos del sector y sus principales aportes en términos de empleo, impuestos, ahorro de divisas, inversiones y valor agregado.

4) Los biocombustibles crean nuevos productos, nuevas industrias, siendo algunas hoy BIOREFINERIAS, impulsando el concepto de economía circular en la relación campo-industria.

5) Los biocombustibles le dan al país la posibilidad gestionar sus propios recursos en una estrategia de autoabastecimiento, sin dejar de lado ninguna fuente energética.

En suma, se trata de un importante recurso energético renovable que no busca "reemplazar" al gasoil o las naftas, sino "complementar" la matriz energética, mediante el aporte de un combustible de origen vegetal, menos contaminante y de producción nacional.

Reflexiones finales
Pese a la importancia que encierra la agroindustrialización y la producción de biocombustibles de ella derivada, la realidad actual del sector es más que complicada. A los años de desidia macrista, donde la industria de los biocombustibles fue puesta en jaque y llevada al borde de la quiebra, se le suman ahora nuevos problemas.

Según vienen denunciando las Cámaras del biodiesel y el bioetanol, las petroleras siguen sin retirar los volúmenes obligatoriamente establecidos para la mezcla de naftas y gasóleos, en otro intento por reprimarizar completamente el poroto de soja y el grano de maíz.

En marzo, desde OETEC informamos que dichas Cámaras habían presentado formalmente sus quejas y reclamos ante la Secretaría de Energía (ver bibliografía). Lamentablemente, a seis meses de iniciada la actual gestión, todavía no consiguieron respuestas. Tampoco se publicaron a la fecha los nuevos precios oficiales para los biocombustibles, lo cual le quita previsibilidad y seguridad jurídica al sector.


Fuente: Nota presentada por CASFER (Cámara Santafecina de Energías Renovables) a la Subsecretaría de Hidrocarburos de la Nación, con copia a la Secretaría de Energía y al Ministerio de Producción. Este reclamo sigue aún sin respuestas oficiales a pesar de que las petroleras tienen pendiente aún el retiro de los volúmenes de biocombustibles desde el mes de marzo.

Pese a ello, los biocombustibles vienen contribuyendo desde hace años a la sostenibilidad ambiental, el desarrollo de las economías regionales, la industrialización de la producción primaria en origen, la sustitución de las importaciones y la diversificación de la matriz energética.

Sería bueno que las autoridades de la Secretaría de Energía, específicamente las de la Subsecretaría de Hidrocarburos y Combustibles, tomaran cartas en el asunto. Es tiempo de resolver la pesada herencia macrista en biocombustibles, dar previsibilidad a la industria, buscar un acuerdo sostenible con las petroleras y retomar y profundizar los lineamientos y objetivos de la Ley 26.093 y su decreto reglamentario (1) para que los biocombustibles vuelvan a ser una herramienta estratégica de cara a un desarrollo genuinamente federal.