Fuente: Elaboración OETEC en base a datos del FMI "How Large are Global Energy Subsidies?" (2015). Estos subsidios no incluyen a las energías renovables eólica y solar.

"Son los subsidios a la energía los que en el mundo entero se utilizaron precisamente para enfrentar las consecuencias de la crisis provocada por la pandemia a nivel global a partir del diseño y la ampliación de programas de protección a usuarios y usuarias de los servicios públicos de electricidad y gas", explica Belén Ennis, directora del OETEC, en uno de sus últimos artículos.

"El objetivo, claro está, tiene que ver con cubrir las necesidades energéticas básicas a fin de que la ciudadanía permanezca más tiempo en sus hogares, como los gobiernos de la mayoría de los países están pidiendo", complementa Ennis e informa que en tiempos de pandemia, las principales medidas internacionales tomadas por dichos gobiernos en la materia tuvieron que ver con "prohibiciones de desconexión; planes de extensión de pagos; programas de asistencia mejorada; reducción o cancelación de facturas de energía; medidas para usuarios comerciales e industriales y creación de mecanismos de financiamiento para empresas prestadoras".

Asimismo, la especialista sostiene en su informe que "los subsidios a la energía no son un invento argentino" y que "todos los país practican algún tipo de subsidio". El diseño de estos esquemas "es muy heterogéneo, en términos de método de provisión (tarifas sociales versus pagos directos), estrategia de focalización y financiamiento", ahonda el trabajo del OETEC.

A propósito, Ennis ejemplifica que "Italia renovó la inscripción al régimen de la tarifa social; Nueva Zelanda, duplicó la ayuda económica que ciertos usuarios reciben en invierno; y España, introdujo una categoría específica en su tarifa social eléctrica dedicada a aquellos trabajadores autónomos que perdieron su empleo durante la crisis del Covid-19".

El eje del debate, entonces, "no debería estar puesto en los subsidios porque éstos no son el centro del problema en relación a cómo deberían apuntalarse los recursos del Estado. No se trata de subsidios si o subsidios no, porque el mundo comprobó que la respuesta es sí", argumenta Ennis. Y prosigue: "el problema son los costos reales de producción que las empresas no blanquean. Porque de ese número, que sigue siendo una incógnita y que determina el precio de la energía, podría diagramarse una política de subsidios mucho más eficiente, además de justa, acorde y razonable".

Por ello, la directora del OETEC propone: "Hay que correr el eje del debate de los subsidios energéticos hacia los costos reales de producción que tienen las empresas porque, de algún modo, esto equivaldrá a dejar de culpabilizar a los usuarios y las usuarias, sea por su consumo energético, el nivel de subsidios que reciben, su poder adquisitivo y demás, y centrar la responsabilidad en las compañías, que son las que están ocultando información clave".

Y finalmente concluye: "Se trata, en efecto, de un corrimiento necesario y al mismo tiempo disruptivo, ya que pone patas para arriba la lógica del mercado que busca hacernos caer en discusiones erróneas o contradicciones equivocadas para seguir ejercitando el verdadero "divide y reinarás". Nos queda, por tanto, patear el tablero, clarificar y sentar posición: no son los subsidios, son los costos, no son los usuarios y las usuarias, son las empresas".