Fuente: Télam (8 de agosto de 2021). Se afirma que según expertos de la ONU: "La temperatura del planeta alcanzaría el umbral de +1,5 ºC respecto a la era preindustrial alrededor de 2030, diez años antes de lo previsto en la estimación de 2018. Antes de 2050 se superaría este umbral, e incluso se llegaría a +2 ºC si no se reducen drásticamente las emisiones. Esto supondría el fracaso del Acuerdo de París, que pretendía limitar el calentamiento por debajo de los +2 ºC, o de +1,5 ºC si fuera posible.

"La ONU publicó hace pocas semanas un documento donde sostiene que el calentamiento global tendrá consecuencias "irreversibles". Sin embargo, el costo de la transición energética no puede cargarse sobre las espaldas de los sectores sociales y las naciones más empobrecidas del mundo. No es junto que quienes menos incidencia tienen en materia de liberación de Co2 a la atmósfera sean, paradójicamente, los que más sufran las consecuencias del encarecimiento de las tarifas que suponen los impuestos al carbono", explican desde OETEC.

En esta línea, se apoyan en las aseveraciones del especialista Bjorn Lomborg. Para el escritor y ambientalista danés, "el actual Acuerdo de París forzará a más personas a la pobreza para 2030" debido a que la política climática de los países ricos "transfiere los costos a los pobres del mundo". Asimismo, argumenta que lo anterior carece de sentido: "incluso si la totalidad de las naciones de la OCDE redujeran todas sus emisiones de CO2 hoy, el modelo climático estándar de la ONU muestra que el calentamiento bajará para 2100 sólo 0,4 ° C".

Según Lomborg, "el mundo rico ha experimentado un desarrollo increíble gracias a un enorme aumento de la energía, en su mayoría de combustibles fósiles (…) A pesar de las protestas ecológicas, los ricos todavía obtienen el 79% de su energía de los combustibles fósiles. Terminar con eso será difícil, socialmente desestabilizador y sorprendentemente ineficaz". Para el autor, "el actual Acuerdo de París forzará a más personas a la pobreza para 2030 (…) 80 millones más de pobres y 180 millones más de hambrientos a mediados de siglo".

En la misma sintonía, el OETEC apunta en su informe que "los países ricos del mundo pretenden que los más empobrecidos paguen los costos de la transición energética a las renovables mediante tarifas más altas. No obstante, este encarecimiento tarifario y de los costos energéticos también afectará a las naciones mejor posicionadas, que son las que utilizan más combustibles fósiles para hacer funcionar su aparato productivo y sostener la calidad de vida de sus habitantes. Fue por los fósiles que dichas naciones llegaron a donde están y habrá que ver si estarán dispuestas a resignar desarrollo y bienestar".

Lo cierto es que -prosigue el citado Observatorio- "a pesar que la ONU haya alertado recientemente en un documento muy divulgado que el calentamiento global se acelera con consecuencias "irreversibles", el costo de las políticas de combate contra el cambio climático no puede cargarse sobre las espaldas de los sectores sociales y las naciones más empobrecidas del globo. Deben estudiarse alternativas reales y no fundamentalistas de diversificar la matriz".

Por último, el informe del OETEC concluye: "El esfuerzo no debe hacerse a costa de muchos y a favor de unos pocos. La fórmula para abordar el calentamiento global en serio, esto es, despojándolo del aura de alarmismo y pánico social que el fundamentalismo "verde" le carga, no puede basarse en un programa energético que perpetúe a los más poderosos en sus lugares de privilegio mientras usufructúan la energía barata, confiable y abundante de los fósiles y condenan a las naciones más atrasadas al hambre, la pobreza y la enfermedad".