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| Artículos de opinión

Análisis sobre el documento del Grupo de las Energías Renovables sobre diversificación de la matriz energética

Autor | Lucas Schneider


Conflictos de Interes
El autor no manifiesta conflictos de interés


Palabras Claves
Alfonsín, alternativas, eólica, Grupo de Energías Renovables, hidroelectricidad, neoliberalismo, nucleoelectricidad, renovables, solar



29-08-2014 | El presente artículo realiza una breve reflexión del documento elaborado por el Grupo de las Energías Renovables (Universidad Nacional del Nordeste).


El documento elaborado en 2013 por el Grupo de las Energías Renovables presenta un debate sobre la necesidad de diversificar la matriz energética nacional incorporando el aporte de formas renovables de energía hacia 2016 con una participación del 8% en el parque de generación, de acuerdo a lo establecido en los objetivos planteados en la Ley 26.190 del año 2006. Este Grupo, conformado por instituciones tanto públicas como privadas, elaboró un documento a los efectos de buscar alternativas a la alta dependencia de los hidrocarburos en la matriz energética nacional, y en particular, en la matriz de suministro eléctrico.

El documento informa que en la actualidad la matriz energética por fuentes de energía primaria de la Argentina es dependiente en un 87% de la energía fósil, agregando que desde hace dos décadas esta participación se mantiene en los mismos niveles, por cierto superior a la media regional del 71%.

Dependencia hidrocarburífera
Cabe señalar que la alta dependencia de hidrocarburos está vinculada a la pésima planificación energética de las décadas del ’80 y del ’90, que en lugar de aumentar la potencia instalada del parque de generación de manera equilibrada, lo cual implicaba continuar el plan de obras hidroeléctricas de Agua y Energía Eléctrica Sociedad del Estado y el plan nuclear de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) -que además de Atucha II incluí la construcción de otras 3 centrales nucleares de similares características- durante el gobierno de Alfonsín se optó erróneamente por demorar y hasta cancelar la ejecución de importantes proyectos de aprovechamientos hidroeléctricos y de construcción de centrales nucleares, para darle mayor participación al gas natural en las usinas termoeléctricas, que hasta entonces se las abastecía mayoritariamente con combustibles líquidos derivados del crudo.

Todo ello se dio en un contexto de desinterés político por invertir en la expansión de la infraestructura energética en general, y de transporte en particular, para interconectar a las diferentes regiones del país entre sí. En suma, si bien los importantes descubrimientos de yacimientos gasíferos por parte de YPF Sociedad del Estado en las décadas del 60 y 70 permitieron desde entonces y hasta fines de los ’80 expandir la oferta de transporte troncal de gas natural por redes desde las cuencas productivas hacia Buenos Aires (en desmedro de otras regiones, como las 4 provincias del NEA que nunca tuvieron acceso al gas por redes), ello no debía implicar que el gas natural se convirtiera en el principal insumo del parque de generación nacional. Los años ’80 debieron haberse aprovechado para configurar una matriz de suministro eléctrico equilibrada, casi en partes iguales entre usinas térmico-fósil a gas natural, represas hidroeléctricas y centrales nucleares de potencia.

Lamentablemente, las malas decisiones en política energética continuó durante los años ’90, profundizando cada vez más la dependencia térmico-fósil del parque de generación, en un contexto de crecientes exportaciones irracionales de hidrocarburos, particularmente de gas natural, que con el tiempo jugarían en desmedro del horizonte de vida de los yacimientos maduros, y por consiguiente, de la satisfacción de las crecientes necesidades energéticas del aparato productivo nacional a partir del año 2003 hasta el presente.

Renovables sustituyendo importaciones
El informe menciona las importaciones de gas natural y de combustibles líquidos que en el presente se está realizando por el orden de los US$ 13.000 millones, que podrían ser suplantadas por renovables a menores costos. Si bien es cierto que las importaciones se han incrementado significativamente durante los últimos años, es importante remarcar que no toda la energía que se importa puede sustituirse con de las fuentes renovables de energía. La puesta en marcha de proyectos energéticos en los segmentos de generación nuclear e hidroeléctrica, así como también el desarrollo de las áreas hidrocarburíferas de explotación no convencional (shale oil y shale gas) permitirá reducir las importaciones, particularmente de gas natural. No obstante, el país seguirá dependiendo de los hidrocarburos porque el potencial de recursos de gas natural y de petróleo, principalmente en lo referido al potencial estratégico de las formaciones geológicas como Vaca Muerta en la cuenca Neuquina, es muy promisorio en términos de su desarrollo y explotación a mediano y largo plazo. Para mayor información al respecto consultar el informe del Ing. Juan Francisco Fernández del OETEC que se presenta más abajo en las referencias bibliográficas.

Ahora bien, las conclusiones del documento en cuestión de este grupo de instituciones establecen que sería necesaria una nueva meta de desarrollo de las energías renovables. El documento establece una meta hacia el año 2020 de alcanzar una participación del 20% de las energías renovables en la matriz. A nuestro criterio resulta en mayor racionalidad mantener el objetivo del 8% pero manteniéndolo por al menos diez años adicionales a través de una nueva legislación que amplíe el plazo de este objetivo planteado por la normativa vigente.

Grupo de las Energías Renovables
Cabe destacar, en base a la abundante evidencia empírica, no existe comparación entre las inversiones destinadas durante los últimos años al fomento, desarrollo e incorporación al SADI de diferentes formas renovables de energía con las casi nulas efectuadas en las décadas anteriores. Sin embargo, consideramos importante colocar en perspectiva de mayor realismo los alcances del país para desarrollar las energías renovables, que por lo general son más costosas en inversión y poseen factores de disponibilidad de carga muy inferiores a los que tienen las unidades de generación térmico-fósil, y mucho más bajos que los correspondientes a los reactores nucleares de potencia. A modo ilustrativo, un parque eólico muy bien ubicado en la Patagonia Argentina podría llegar a lograr un factor de disponibilidad de 35% a 45%, un parque solar fotovoltaico en la región del NOA podría alcanzar un factor cercano al 15% e incluso hasta del 20%, las centrales hidroeléctricas logran factores que oscilan entre 50% y 70%, según la represa, época del año y ubicación geográfica en el país, mientras que las unidades termoeléctricas pueden llegar hasta el 80% y los reactores nucleares de potencia por encima del 85% e incluso superar el 95%.

El Ministerio de Planificación Federal se encuentra actualmente y con importantes esfuerzos presupuestarios gestionando una serie de inversiones públicas, mixtas y privadas en el mercado ampliado de la energía que incluye, entre otros, el desarrollo de formas de energía alternativas a los hidrocarburos. Sin embargo, el documento que analizamos aquí hace explícita la falta de financiamiento privado en los proyectos de energías renovables en carpeta, y que es un punto de necesario abordaje para que los mismos puedan ser iniciados. No resulta para nada sorpresivo que siempre sea el Estado Nacional quien, además de planificar, sea el principal agente inversor en todo tipo de infraestructura energética, ya sea en los segmentos de generación como de transporte de energía eléctrica, tal como manifiestan los directivos del OETEC en un informe sobre los resultados del Plan Energético vigente.

A propósito de ello, en un informe del Director de Investigación Científica y Tecnológica del OETEC, Ricardo De Dicco, podemos observar que de los 9.634 MW incorporados al Sistema Argentino de Interconexión (SADI) durante los últimos 10 años, 64,8% correspondió a equipos de generación térmico-fósil y el 35,2% restante a energías alternativas a los hidrocarburos (mayoritariamente hidroeléctrica, en menor medida nuclear, eólica y solar fotovoltaica, en ese orden). Dicho informe señala también que de los 3.463 MW de equipos de generación cuyas obras se encuentran actualmente en ejecución (el 80% de éstos serán incorporados al SADI en los próximos 16 meses), 70,7% corresponderán a usinas termoeléctricas y 29,3% a centrales eléctricas que emplean fuentes alternativas de energía (mayoritariamente hidroeléctrica). Con respecto a los proyectos planificados y a la espera de su ejecución, que suman en total 12.969 MW para incorporar al SADI durante los próximos 8 años, el 90,6% corresponde a equipos de generación que emplean formas de energía alternativas a los hidrocarburos (76,5% hidroeléctrica y 14,1% nuclear), mientras que sólo el 9,4% restante corresponderá a equipos de generación térmico-fósil. Todas estas obras de infraestructura corresponden al Plan Energético Nacional 2004-2019, a cargo del Ministerio de Planificación Federal.

Hoy podemos afirmar que el Gobierno Nacional por medio del Ministerio de Planificación Federal tiene diversos proyectos en cartera dentro del Plan Energético vigente, además de los concluidos y los todavía en ejecución, para diversificar la matriz energética con el objeto de disminuir la dependencia hidrocarburífera en el SADI, tales como los proyectos de aprovechamiento hidroeléctricos a realizarse en las provincias de Santa Cruz, Neuquén, Mendoza y Corrientes, o las centrales nucleares de alta potencia, por citar algunos ejemplos de los principales y estratégicos equipos de generación de energía limpia, segura y con medios y altos, según corresponda, factores de disponibilidad de carga. Dicho plan estratégico contempla también el desarrollo de formas renovables de energía alternativas a las grandes represas hidroeléctricas, tales como los proyectos de pequeñas hidroeléctricas (inferiores a 10 MW), parques eólicos y solares fotovoltaicos, usinas que emplean biocombustibles y biogás, etc., que forman parte del Programa GENREN de la empresa pública ENARSA, que podrán colaborar para permitir alcanzar el objetivo de la Ley 26.190 de llegar al 8% de generación a partir de formas de energía alternativas a los
hidrocarburos.



Bibliografia
Instituto Nacional de Tecnología Industrial (2014). Energías renovables (rumbo a la meta del 8%). INTI. http://www.inti.gob.ar/e-renova/erTO/er54.php

De Dicco, Ricardo (2014). Inversiones en los segmentos de generación y transporte de energía de Argentina. Período 2004-2014. OETEC. http://www.oetec.org/informes/inversioneselectrico040814.pdf

De Dicco, Ricardo / Bernal, Federico (2014). Resultados del Plan Energético Nacional. OETEC. http://www.oetec.org/informes/planenergetico070814.pdf

ENARSA, Energías Renovables: http://www.enarsa.com.ar/index.php/es/areasdenegocios/81-energiasrenovables

Fernández, Juan Francisco (2014). YPF Vaca Muerta Up Date. Presentación del 17 de marzo del 2014. OETEC. http://www.oetec.org/informes/vacamuertaupdate210414.pdf

INFOLEG (2006). Ley 26.190. http://infoleg.mecon.gov.ar/infolegInternet/anexos/120000-124999/123565/norma.htm