El 16 de octubre, nuestro primer satélite de telecomunicaciones diseñado y fabricado íntegramente en el país, será lanzado al espacio. Ya sólo quedan algunos retoques finales, luego que días atrás se ultimaran detalles importantes: ARSAT-1 fue ensamblado a su lanzador, Ariane 5; recibió la carga de combustible y fue pesado (en seco y con los tanques llenos). Además, como ya se culminaron los ensayos funcionales a través de la conexión con el cable umbilical a través del lanzador, ARSAT-1 fue encapsulado definitivamente. Ahora, está a la espera del inminente día en el que abandonará la Tierra para iniciar su viaje al espacio a 36.000 km de distancia en órbita geoestacionaria.

Todo está programado para que el lanzamiento se realice el próximo 16 de octubre a las 18 hs en el centro espacial que está emplazado en la ciudad de Koroy (Guayana Francesa). Aproximadamente media hora después de ser lanzado, el vehículo Ariane 5 dejará al ARSAT-1 a 300 km sobre el nivel del mar, en una órbita de transferencia. A partir de ese momento, los técnicos de operaciones de AR-SAT y de INVAP, desde la Estación Terrena Benavidez, lo llevarán a 36.000 km de distancia de la Tierra y lo ubicarán en la posición orbital 71,8 Oeste. En ese preciso momento, la Argentina entrará a la historia por la puerta grande: será el primer país latinoamericano en dirigir la puesta en órbita de un satélite geoestacionario diseñado e integrado localmente, siendo parte de un selecto grupo de países que dominan la tecnología de satélites de telecomunicaciones, como EE.UU., Rusia, China y Francia, entre otros).

Cabe recordar que el ARSAT-1 es el primero de los tres satélites que han sido planeados en el marco del Sistema Satelital Geoestacionario Argentino de Telecomunicaciones (SSGAT). Este Plan -que implica el diseño, testeo y fabricación de tres satélites íntegramente nacionales- tiene como objetivo principal la puesta en órbita y la posterior operación comercial por la Argentina, de modo tal que las capacidades de nuestro país en materia de telecomunicaciones se vean maximizadas. Así, el ARSAT-1 podrá brindar conectividad en idéntica calidad no sólo en todo nuestro territorio nacional (incluyendo las bases antárticas e Islas Malvinas), sino también en Uruguay, Paraguay, Chile, Bolivia y los demás países del corredor andino hasta los Estados Unidos. Esto permitirá brindar prestaciones como televisión directa al hogar a través de la Televisión Digital Abierta (TDA), conexiones telefónicas a lugares de difícil acceso, conexiones de Internet para cajeros automáticos en zonas alejadas, Internet para los científicos que están trabajando en la Antártida, entre otras. Los beneficios -como la reducción de la brecha digital o el impulso al desarrollo de una industria espacial nacional- serán inmediatos y muy concretos.

Además, el SSGAT tiene otro objetivo no menor: la defensa de las posiciones orbitales soberanas que fueron asignadas al país. En efecto, la puesta en órbita del ARSAT-1 será el broche de oro de un proceso que fue iniciado en 2004, cuando el entonces presidente de la Nación, Néstor Kirchner, decidió anular la concesión con la empresa Nahuelsat S.A. -luego de que la firma demostrara ser incapaz de proveer y operar dos satélites en la posición orbital asignada a la Argentina-, solicitar una prórroga de dos años y comenzar a construir el ARSAT-1, que demandó una inversión cercana a los US$ 200 millones.

En este sentido, el presidente de AR-SAT, Matías Bianchi, manifestó que "este excelente resultado es producto del gran compromiso del gobierno nacional con el desarrollo de la industria satelital argentina. También se debe al aporte de muchas empresas y organismos públicos sin los cuales no podríamos haber concretado este proyecto sin precedentes: el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, la Secretaría de Comunicaciones; el Banco Central; Nación Seguros y Reaseguros; INVAP y CEATSA, entre otros".

Además, Bianchi resaltó la importancia de los organismos relacionados con el traslado del satélite: "Aduana Argentina, Policía de Seguridad Aeroportuaria, Gendarmería Nacional, Vialidad Nacional, Administración Nacional de la Aviación Civil, Policía de la Provincia de Río Negro y Aeropuertos Argentina 2000 fueron también clave en para que el satélite pudiera arribar a la Guayana Francesa para su lanzamiento".

En suma, la decisión estratégica de anular la concesión y apostar al desarrollo nacional parecía abstracta y "de ciencia ficción" hace menos de diez años: hoy, esas decisiones se materializan en frutos concretos, siendo el inminente lanzamiento del ARSAT-1 la prueba material más contundente en este sentido, hito histórico que vendrá a reforzar la posición argentina en el ámbito de las telecomunicaciones, su soberanía tecnológica y comunicacional, así como en su condición de proveedor de sistemas satelitales complejos. Nunca más oportunas las palabras de reconocimento del ministro De Vido: "Este camino hacia la soberanía satelital fue iniciado por el presidente Néstor Kirchner".